Problemas fronterizos vienen desde los tiempos de la colonia (OPINION)

POR ROBERTO VERAS 

Desde los albores de la colonización, la isla de La Española ha sido testigo de tensiones constantes entre dominicanos y haitianos a lo largo de su frontera compartida. La historia de esta región está marcada por una serie de tratados y acuerdos internacionales que intentaron establecer límites claros y pacificar las disputas territoriales.

Uno de los primeros episodios significativos fue el Tratado de Ryswick, firmado el 20 de septiembre de 1697, cuando España cedió la parte occidental de la isla a Francia. Esta cesión fue el punto de partida de un conflicto territorial que perduraría durante siglos. La falta de definición de fronteras precisas solo exacerbó las tensiones existentes.

Fue necesario esperar hasta el 3 de junio de 1777 para que España y Francia firmaran el Tratado de Aranjuez, que finalmente estableció una línea divisoria entre las dos naciones. Este acuerdo pretendía poner fin a las disputas territoriales y garantizar una convivencia pacífica entre los habitantes de ambos lados de la frontera.

Sin embargo, la historia posterior demostró que estos tratados no resolvieron por completo las tensiones entre dominicanos y haitianos en la frontera. A lo largo de los años, surgieron nuevas disputas y desacuerdos, que a menudo tuvieron un impacto en la relación entre los dos países.

Es importante recordar esta historia para comprender la complejidad de las relaciones entre la República Dominicana y Haití en la actualidad. Los problemas fronterizos no son nuevos y están arraigados en el pasado colonial de la isla.

Para avanzar hacia un futuro de paz y cooperación, ambas naciones deben abordar estas cuestiones históricas y trabajar juntas para encontrar soluciones duraderas que beneficien a ambas comunidades en la frontera.

Es cierto que el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, está construyendo un muro fronterizo con Haití para evitar la entrada de inmigrantes ilegales y crear una línea divisoria entre los dos países. Esta propuesta ha sido recibida con críticas por parte de algunos sectores, que consideran que es una medida innecesaria e ineficaz.

Los partidarios del muro argumentan que es una medida necesaria para proteger la seguridad nacional de la República Dominicana. Señalan que Haití es un país con altos índices de delincuencia, pobreza y corrupción, y que esto lo convierte en una fuente de inmigración ilegal y delincuencia para la República Dominicana. El muro, según ellos, serviría de disuasión para los inmigrantes ilegales y ayudaría a las autoridades a controlar la frontera.

Los críticos del muro argumentan que es una medida costosa e ineficaz. Señalan que el muro no será capaz de detener por completo la inmigración ilegal, ya que los inmigrantes siempre encontrarán formas de cruzar la frontera. Además, el muro tendría un impacto negativo en el medio ambiente y en las comunidades fronterizas.

Es importante señalar que el muro fronterizo no es la única solución posible para el problema de la inmigración ilegal entre la República Dominicana y Haití. Otras medidas que podrían implementarse incluyen:

1. Mejorar la cooperación policial y judicial entre los dos países.

2- Fortalecer la economía haitiana para reducir los incentivos para la inmigración ilegal.

3- Proporcionar ayuda humanitaria a los haitianos que viven en condiciones de pobreza.

Es probable que el debate sobre el muro fronterizo continúe en los próximos meses. El gobierno de Abinader tendrá que evaluar cuidadosamente los pros y los contras de esta propuesta antes de tomar una decisión final.

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