Presupuesto ampliado 2016 se aprobó y tiene consecuencias

El problema presupuestario actual, está por el lado del gasto y de las entradas, no únicamente por los ingresos programados, que son bajos, como dicen algunas bocinas.

 

El costo de montar estas elecciones lo pagamos con impuestos que nos harán brotar sangre, sudor y lágrimas por esas «deudas» del Estado que se deben pagar sin descuentos y rápidamente. Los demás ministerios que esperen hasta que ganemos y volvamos a tomar prestado, o a llorarle a Tío Sam con el primer huracán.

 

Contamos con una presión tributaria real, incluyendo cotizaciones y otras tasas por pagar de un 19% en R.D. y con obligaciones al servicio de la deuda estimadas para 2016, en nuestras finanzas públicas de un 22% del PIB, así se limitan los planes sociales y aumentos de sueldos por eso, se hace necesario reformular por prioridades en el Congreso, de este presupuesto.

Pero, aquí solo se baja línea, se aprueba todo porque viene de arriba.

 

Congreso pide ayuda para evaluar ese tema siempre al burócrata en el poder, no al independiente o al empresario y las consecuencias son aumentar gastos en 4 mil millones más que vendrán por bonos pagables con impuestos, donaciones o incautaciones y así el monto a pagar por nuestra deuda total, ahora será mortal llega fácil a un 49.9% del PIB.

 

Eso maniatará a todos los presidentes que suban al Palacio desde el 16.

Para 2016 pagaremos intereses equivalentes al 20% de los ingresos corrientes, parecido al 22% de 1983 con la poblada contra Jorge Blanco. Es aconsejable reducir la deuda total. ¿Vendrá otra poblada?

 

Se baja línea en Justicia, en Congreso, en Fuerzas Armadas y al que no le bajan línea es al Ejecutivo, pero algún día despertamos y las promesas que nos hacen se volverán recuerdos tristes y frustraciones que llevarán a los incautos a refugiarse en religión, alcohol o drogas para los que aún creen en políticos.

 

El presupuesto 2016 presentado por el Gobierno adolece de algunas inconsistencias.

Lamentablemente esto ya es costumbre en el modelo económico populista y de subsidios seguido desde 2004.

 

La estructura de gastos presentada deja extraer algunas conclusiones, hay rubros que no estarían recibiendo la atención debida. Mientras las instituciones de Seguridad Pública se llevan un bajo, 5% del presupuesto total, los servicios sociales agrupados, como gasto social, representan el 46.5% del total del gasto público.

El Seguro Familiar de Salud y programa Solidaridad, aumentan ampliamente.

 

Por eso el gasto corriente, hasta hoy, ha incrementado 2.7% con relación al año 2014, debido al otorgamiento del 4% del PIB a la educación preuniversitaria, al pago de intereses de la deuda pública y, al aumento de las transferencias corrientes, por ejemplo, a Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas y al sector privado (pensiones y programas sociales). Estas partidas crecieron 14%, 41% y 8% respectivamente.

 

Además, los programas sociales que se iniciaron como necesarios paliativos desde la crisis del 2004 al 2008 con Baninter y un dólar al 50%, entre otros, por ejemplo, no se limitan, ni se condicionan, por el contrario, aumentan y se crean nuevas ayudas y más empleos burocráticos, fijos, en el sector público con más emisión de Bonos para financiarlos.

 

¿Por qué siguen creciendo esas ayudas luego de una década, la “década de crecimiento y salida de pobreza” según el oficialismo?

 

El hecho de que aún hoy, se necesite asignar tantos recursos a seguridad social muestra que los distintos planes sociales han sido mal diseñados o distribuidos.

 

Solo son continuos planes políticos para tener masas contentas, con pan y circo de noticias, alarmistas, deportivas y/o musicales.

 

Un plan social exitoso no es aquel que crece en recursos porque cada vez hay más necesidad del mismo.

 

Por el contrario, un plan social exitoso es aquel que logra reinserción en el mercado laboral llevando a la extinción de dichos programas.

Plan de Solidario, bono luz, gas, medicinas, etc. Etc., crecen más que economía y así dicen que salieron miles de pobreza. ¡Qué incongruencia!

 

Quiero ser claro en que no estoy sosteniendo que no sean necesarios los planes sociales, basta con mirar los indicadores de pobreza.

Lo que sí estoy sugiriendo es que la mala aplicación o el mal diseño de los planes sociales que no logran reinserción laboral, son parte importante del ya casi descontrolado déficit fiscal en el que se encuentra el Estado.

 

Los dirigentes políticos se deben un serio debate sobre cómo reformar

la estructura y gastos del Estado para lograr una transición de un esquema insostenible, a uno virtuoso.

 

La asignación del gasto público tiene prioridades: la seguridad social, la educación, la deuda, la inversión en infraestructura económica y social, la salud, la promoción y asistencia social, la seguridad interior y el sistema judicial- penal, para dar continuidad al proceso de crecimiento económico con equidad y todos exigen aumentos.

 

Decir que podemos endeudarnos más porque una agencia extranjera dice que tenemos una clasificación B, en riesgo de desviación fiscal, no nos da una garantía de seguridad de esa calificación a largo plazo en moneda extranjera y en moneda local.  Ellos no prestan.

 

Según FITCH, Quisqueya tiene hasta hoy una evaluación de B+, pero de ahí a tener AAA hay muchos peldaños que subir.

Grecia en 2014/5 tenía por FITCH mejor rating que nosotros, era un A- y en meses se derrumbó.

FMI nos dijo que debemos continuar la consolidación fiscal, entiéndase cerrar exenciones, subir impuestos y pagar a tiempo.

Un rating solicitado y pagado a una agencia calificadora por su estudio, no es garantía absoluta, es solo su opinión.

 

Gane quien gane en 2016 se debe revisar el ITEBIS, el mayor rubro recaudador, después de aduanas, pero revisar los gastos también.

La llamada Curva de Laffer nos enseña que un aumento de impuestos no implica un incremento equivalente en la recaudación, llega el momento en que a mayores impuestos menor recaudación.

 

Una economía, sin que otras condiciones cambien, que crezca al 6% con impuestos bajos recauda más que otra que crece al 2% con el doble de tasas de impuestos.

 

Aumentar los impuestos, que es el costo del gobierno, no necesariamente aumenta la recaudación a largo plazo. Cerrar exenciones, aumentar más contribuyentes y cobrar a tiempo debe ser la meta del 2016.

Pasa lo mismo que en las empresas, donde aumentar precios no implica incrementar proporcionalmente los ingresos, aun en los monopolios.

No es nuestra informalidad, la razón de tantos impuestos regresivos en RD. En todos los países la hay, y se grava el consumo y/o servicios, por ser la mayor fuente de ingresos de una nación. Al aumentar los impuestos al sector privado, los inversionistas reducen su interés por crear empresas y empleos en RD.

 

Aunque los aumentos de impuestos pueden ayudar al gobierno a un mayor flujo de recursos en el corto plazo, estructuralmente, a mediano y largo plazo repercutirá en menos empleo, reducción de la actividad económica, bajo crecimiento y, por lo tanto, en una menor recaudación fiscal.

Johnnysanchez1147@yahoo.com

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