Por buen camino
El presidente Danilo Medina no tiene pinta de artista de cine ni de pelotero, por lo que su elevado nivel de valoración positiva se vincula con un quehacer como gobernante matizado por acciones públicas que impactan positivamente en los diversos sectores de la población. Eso debería saberlo la oposición política, cuyos líderes y dirigentes insisten en tropezar con la misma piedra del discurso hueco y simplista.
Lo primero que debe decirse es que la ofensiva mediática basada en acusar al gobierno de promover apatridia o de exacerbar xenofobia o racismo, fue derrotada a fuerza de divulgar la verdad y trascendencia de la sentencia 13/68 del Tribunal Constitución, lo que fue acogido por la amplia mayoría de ciudadanos.
Como punta de lanza, los estrategas de la oposición seleccionaron el tema de la deuda pública, para sostener un discurso lúgubre de que el país se encamina hacia una crisis similar a las que abaten a Grecia y Puerto Rico, pero resulta que todas las agencias calificadoras de riesgos y organismos multilaterales vierten buenas noticias sobre el comportamiento de la economía dominicana.
Se sitúa la deuda pública dominicana entre un 42 a un 45 del Producto Interno Bruto (PIB), cuyo valor absoluta alcanza ya los 65 mil millones de dólares, mientras que la Comisión de Estudio Económicos (CEPAL), proyecta el crecimiento de la economía cerca del 5% del PIB, el tercero más elevado de América Latina.
En la ejecución de la Ley de Gastos Públicos se cumple de manera religiosa con el servicio de la deuda, al tiempo que se ejecutan políticas de control fiscal, que por demás se reflejan fehacientemente en la estabilidad relativa de los indicadores económicos, otras señales de que la economía marcha por buen camino.
A pesar del difícil entorno internacional, matizados por crisis económicas y sociales recurrentes en Brasil, Venezuela, Argentina, Zona Euro y los problemas de inmigración desaforada en la zona del Mediterráneo, la desaceleración de la economía china, entre otros problemas, la economía dominicana se mantiene relativamente estable con incremento del empleo y reducción de pobreza.
En ningún modo se quiere decir que aquí se vive dentro de una tacita de oro, pero se enfatiza el criterio de que la economía marcha en dirección correcta, con novedades sociales como democratización del crédito, que ha permitido que miles de pequeños y medianos empresarios desarrollen sus negocios con financiamiento público y privado.
En vez de anunciar el fin del mundo, la oposición política debería promover un discurso pro positivo, que intente convencer a la población votante de que su propuesta seria mejor que la que oferta y realiza el Partido de la Liberación Dominicana y aliados.
La altísima valoración política del presidente Medina está sustentada en hechos reales, imposible de desdibujar con borrasca de pesimismo. Se acepta discutir sobre si el país está bien o mal, pero todos deberían estar contestes en que el país y su economía van por buen camino.