Piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros (y 2)

El territorio que desde el 1844 integra la República Dominicana fue objeto, siglos atrás, de múltiples acciones de piratas que tenían como centro de operaciones el mar Caribe y una parte considerable del océano Atlántico. 

Los ataques se producían en sus costas, o en su cercanía, y no pocas veces en la misma tierra. Los asaltantes marítimos sabían que desde aquí se exportaban variados productos, con un valor altísimo. 

Alonso de Fuenmayor, un personaje que no sólo fue gobernador de la Capitanía General de Santo Domingo, a partir del 1535, sino que antes y concomitantemente con dicho cargo fue presidente del tribunal llamado Real Audiencia, (luego le agregó a su alforja burocrática el cargo de obispo) dispuso la creación de cuerpos armados, tanto de infantería como de caballería, para enfrentar las incursiones que en distintos puntos de la isla La Española hacían con frecuencia piratas, especialmente corsarios.  

Es oportuno señalar, como ejemplo de la inseguridad que había en las aguas marinas de estos contornos, que a mediados del año 1540 un barco español que partió de la ciudad de Santo Domingo con destino a la Metrópoli, cargado de  pieles de vacunos, azúcar de caña y otros productos, fue violentamente abordado y robado por corsarios ingleses que lo acorralaron con varios bajeles de guerra. 

Amurallamiento para enfrentar piratas 

Los hechos de depredación de los piratas, filibusteros y corsarios fueron la causa eficiente para que las autoridades españolas decidieran la construcción de murallas y fortificaciones en varias ciudades de La Española, y en otros lugares portuarios del llamado Caribe español, tanto el insular como el continental. 

Vinculado con lo anterior el historiador Gustavo Mejía Ricart señala, en el volumen 5 de su obra Historia de Santo Domingo, que: “La Real Audiencia de Santo Domingo resolvió enviar a la metrópoli, como Procurador de la isla, a Álvaro Caballero, con fecha 22 de mayo de 1540, con el fin de obtener no sólo que fuera guarnecida Santo Domingo como plaza de armas, amurallándose, y haciéndose atalaya contra corsarios y piratas, sino que se pidiera también que se hiciera perpetua la merced de las alcabalas concedidas de manera temporal…”1 

El amurallamiento de la ciudad de Santo Domingo se decidió en el 1541, en los salones reales de España. Esa decisión se afincaba en un doble propósito: económico y militar.  

Homosexualismo y piratería 

Tan arraigada estaba la práctica del homosexualismo entre muchos filibusteros y bucaneros que llegaron a crear entre ellos vínculos crematísticos para ejecutarse cuando se presentara la inevitable muerte, sobrepasando así la simple atracción sexual entre sujetos del mismo sexo. 

Fueron los piratas, en sus diversos subgrupos, los que establecieron en el siglo XVI el llamado “matelotage”, palabreja con la cual se explicaba una suerte de código de voluntad recíproca entre las parejas de homosexuales. 

A la muerte de uno de ellos el sobreviviente se quedaba con todos los bienes que tuvieran. Así impedían que la esposa e hijos del fallecido pudieran  recibir lo que en derecho se denominan bienes relictos.  

Patente de corso 

La patente de corso fue una institución anómala de los países que en los siglos XVI y XVII tenían el dominio de gran parte del mundo. Tenía viso legal, pero en la realidad era un mandato para el fomento de negocios inescrupulosos y sobre todo para permitir asaltos sangrientos que beneficiaban a casas reales, comerciantes, ministros, consejeros, burócratas y bandoleros.  

Los permisos con sellos oficiales englobados en la patente de corso, otorgados a particulares inclinados por la codicia y la malicia, sirvieron para cometer acciones abominables en muchos lugares del mundo. En las Antillas los corsarios fueron devastadores. 

Con el uso de los corsarios para que azotaran mares, costas y pueblos ribereños las potencias que desde Europa sostenían la hegemonía del mundo ejercieron al máximo la deleznable práctica de la doble moral. Los bandoleros marítimos que pertenecían a determinado país no eran objeto de ninguna sanción allí de donde procedían, sin importar el quantum que representaran sus fechorías.  

Para los contrarios que eran capturados el destino era la horca o cualquier otro tipo de muerte, sin ningún juicio de por medio. 

Un caso famoso, que permite poner en perspectiva lo anterior, es que con motivo de la guerra que libraron los reyes Carlos V de España y Francisco I de Francia el corsario francés Jean de Fleury fue capturado por marineros vascos que lo condujeron ante el rey. Dicho monarca ordenó que lo ahorcaran de inmediato en el extrarradio de la ciudad de Toledo. 

Al tratar el tema de la esclavitud en su obra titulada La Trata de Esclavos, el historiador y académico inglés Hugh Thomas hace un excelente repaso por el mundo de la piratería.  

Dicho autor demuestra las diferentes maneras en que se disfrazaban operaciones típicas de piratería, especialmente en su aspecto corsario, con autorizaciones cubiertas con un pesado manto de aparentes negocios considerados como lícitos como lícitos y normales ( en el siglo XVII) para sus beneficiarios directos. 

Una prueba de lo anterior, con un blindaje total para acciones de pura y dura piratería, lo fue el edicto emitido el día 27 de septiembre de 1672 por el rey Carlos II de Inglaterra y Escocia, de la estirpe de los Estuardo. 

Dicha disposición decía en parte así:“Concedemos por nos, nuestros herederos y sucesores a la citada Real Compañía Africana de Inglaterra…que será legal…hacerse a la mar con cuanto navíos, pinazas y barcos consideren necesarios…para la compra, la venta y el trueque e intercambio por o con oro, plata, negros, esclavos, mercancías y manufacturas…”2  

                         Impacto de la piratería en La Española 

El pensador dominicano Emilio Cordero Michel, al analizar en su ensayo titulado La economía colonial de La Española el modo de producción colonial y las Devastaciones de Osorio de 1605-1606, entre otros temas, lanza su vista atrás y de alguna manera conecta sus apreciaciones con los hechos de terror y saqueo que cometió contra la ciudad de Santo Domingo uno de los más terribles corsarios ingleses. 

En libre interpretación de los juicios del referido historiador y experto en geografía económica se deduce que la piratería, en su versión corsaria, fue parte de los componentes para que comenzara el declive económico que tuvo antes de finalizar el siglo XVI la que había sido la más floreciente colonia del imperio de España en el llamado Nuevo Continente. 

Así se expresa Cordero Michel: “Las calamidades de la colonia, tanto naturales como económicas, determinaron que después de la invasión de Drake, en 1586, la producción agrícola, y fundamentalmente la azucarera, decayera en grado sumo…” 

                          Un curioso seguro para piratas 

Una información con ribetes de curiosidad en la manchada historia de los filibusteros que se movían en el Caribe, con incremento de sus acciones en el siglo XVII, es que sus dirigentes crearon una especie de entramado social, con rango de ley entre ellos, para asegurar su futuro con compensaciones económicas en casos de percances, los cuales detallaron de manera minuciosa.  

Esa suerte de reglamento disponía que si un pirata perdía una oreja recibía 100 escudos; por una pierna 200 escudos; si eran las dos piernas 600 escudos; por un ojo se le indemnizaba con 100 escudos; si perdía los dos ojos el pago era de 600 escudos; por la pérdida de la mano derecha obtenía 200 escudos; si se le inutilizaban ambas manos o brazos 600 escudos; y así enumeraban otras mutilaciones o motivos de salud invalidantes. 

Los bucaneros 

La opinión mayoritaria de los especialistas en el estudio de la piratería es que los bucaneros eran unos piratas que por diferentes motivos habían sufrido una degradación en sus sórdidas labores. 

Un ejemplo de lo anterior lo señala sin ninguna anfibología el historiógrafo y cuentista dominicano Sócrates Nolasco cuando al referirse al cambio de piratas a corsarios (pasando de ser dueños exclusivos del resultado de sus pillajes a subordinados a una autoridad imperial) concluye que se fueron degradando “hasta descender al miserable bucanero, sarna de Santo Domingo.”4  

Un apretado resumen de las diversas opiniones sobre la figura de los bucaneros, en el complejo y amplio marco de la piratería, permite decir que el fuego rústico de la leña formaba parte principal de sus labores cotidianas; que  generalmente salían de sus escondrijos usando desvencijados sombreros cuyas estructuras no cubría ni rostro ni orejas, vestían con pantalones descosidos y mugrientos; como instrumentos de trabajo utilizaban cuchillos y lanzas.  

Francis Drake 

  En los libros de historia de Inglaterra, Escocia, Gran Bretaña y ahora el Reino Unido a Francis Drake lo califican como un héroe. En vida a este personaje lo colmaron de privilegios y le otorgaron un lugar de inmerecida  preeminencia, si se toman en cuenta sus hechos. 

La verdad monda y lironda fue que ese depredador cometió una larga serie de asaltos y saqueos en nombre del poderoso imperio al cual servía. En el 1581 la reina Isabel I le otorgó el título de Sir (caballero), que era y es un trato de elevada dignidad. Un baldón para la dignidad de la humanidad. 

En el Caribe oriental (frente a Tórtola y otras islas cercanas) hay un ancho canal marino llamado Francis Drake. Un inapropiado homenaje a ese funesto personaje. 

Para escarnio del rey español Felipe II uno de los saqueos más notorios de Francis Drake fue el que hizo en el 1585 en la isla Santiago, la mayor del archipiélago de Cabo Verde, en el noroeste de África. 

De ese lejano lugar vino Drake moviéndose por el Atlántico hasta la ciudad de Santo Domingo. Allí llegó, con su indigna fama, en clave de ladrón, el 10 de enero de 1586. Crónicas añejas recogen que su convoy fue avistado por los habitantes de esa vetusta ciudad a las 9 de la mañana de dicho día. Durante casi un mes cometió muchos crímenes, robos y atropellos de todo tipo. 

Francis Drake hizo maniobras de engaños con 18 naves que  se desplegaron en formación desde el lugar conocido como punta Torrecilla, cubriendo el litoral caribeño de la entonces capital colonial. 

En las horas siguientes una bala de cañón mató al rico hacendado, comerciante y escribano español Francisco de Tostado. Los principales funcionarios huyeron de la ciudad. El gobernador Cristóbal de Ovalle (1583-1590)  fue invadido por el miedo y no hizo ningún gesto para enfrentar al corsario invasor.  

Drake convirtió en su residencia temporal la catedral Santa María la Menor, cuyo altar de oro y plata lo desmanteló como parte de su botín. Dos sacerdotes dominicos pagaron con su vida por protestar ante tal afrenta. 

Quemó documentos que recogían gran parte de la historia de la isla de Santo Domingo. 

No dejó nada de vitualla en los almacenes portuarios, cargando con las últimas onzas de casabe, jengibre, azúcar, harina de guáyiga, sal, cueros y otros productos de consumo cotidiano para la población de entonces. 

Ese Francis Drake fue el ladrón que sustrajo el original de la Bula In Apostolatus Culmine, emitida el 28 de octubre de 1538 por el Papa Paulo III para crear la Universidad de Santo Domingo, la primada de América.  

Al cabo de varias semanas de expolio Drake exigió una generosa recompensa en dinero y prendas para abandonar la ciudad. 

En la visión resumida del historiador José Gabriel García, en su compendio de la historia de Santo Domingo, para que el monstruo Francis Drake se fuera de aquí fue necesario hacer un acuerdo con él, mediante el cual: 

“…los vecinos se comprometieron a darle  veinte y cinco mil ducados, que equivalían a treinta mil pesos, suma muy superior a los recursos del tiempo que completaron el bello sexo despojándose de sus prendas y los padres de familia quitándoles de la boca el pan a sus hijos…”5 

Bibliografía: 

1-Historia de Santo Domingo. Volumen 5. Re-impreso por Editora Pol Hermanos, 2015. P82. Gustavo Mejía Ricart. 

2-La Trata de Esclavos. Editorial Planeta,1998.P194.Hugh Thomas. 

3-Obras Escogidas.Ensayos I. AGN.Editora Corripio, 2015.P123. Emilio Cordero Michel. 

4-Obras Completas. Ensayos históricos.Editora Corripio, 1994.P498. Sócrates Nolasco.   

5-José Gabriel García. Obras Completas.Volumen I. Impresora Amigo del Hogar,2016.P128. 

JPM

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yankee
yankee
3 Años hace

muy buen resumen de historia

jose Beato
jose Beato
3 Años hace

sr, robles,, tanto usted como dr, cury,, están haciendo tremendo trabajo as historia de estos países,,para uno meditar y pasar le tiempo de pandemia,, y porque no recordar la vida estudiantil, pero bueno vamos as lo que vinimos,, fíjense que era delincuentes,, criminales,pirata, y todas clases de significativo negativo de eso personaje de la historia,, sique..

jose Beato
jose Beato
Responder a  jose Beato
3 Años hace

como podemos analizar, y meditar, desde esa época hasta, la fecha, son delincuentes los que mandan para le caribe,,que tiene un criterio de francis drake,y un pensamiento y acción de los filibusterismo en combinación con lo que dirigen, por ultimo buen trabajo, sr, robles sea la historia le ****..,, , ,

ASURBANIPAL
ASURBANIPAL
3 Años hace

la pirateria dentro de todo lo malo puede haber algo bueno y es lo siguiente , que fue la primera vez en el mundo que cuando un pirata perdia un miembro era indemnizado lo cual dio origen a la seguridad social. otro acontecimiento fue que el exterminio de los piratas se debio a la necesidad de que los barcos negreros no fueran atacados por los piratas ya que estos usaban a los negros como merodeadores en tierra firme y no tenian relacion

ASURBANIPAL
ASURBANIPAL
Responder a  ASURBANIPAL
3 Años hace

de amo y esclavos.la pirateria fue tolerada y promovida por las naciones europeas enemigas de españa fomentando el contrabando y trafico de todo tipo.para los curas catolico lo peor de francis drake fue que este traia biblias luteranas y era intolerante con los catolicos. drake tuvo la suerte de que el mejor marino español de todos los tiempos santa cruz muriera un mes antes del ataque de la armada española a inglaterra sino contariamos otra hist

Arturo Espaillat@Navajita
Arturo Espaillat@Navajita
3 Años hace

gracias por esta entrega señor lappot robles, ahora esperemos la opinión del pseudo historiador y comunista haitiano, luis de senegal (ny)…y me atrevo a decir que será su ya rayado disco “para ese entonces la república dominicana no existía ni en sueños..”

Luis De New york
Luis De New york
Responder a  Arturo Espaillat@Navajita
3 Años hace

navajita. ya que tomate el tiempo para leer este arti****, vulve y léelo y fíjate como el articulista senala la rd. a diferencia de como lo hace en los artí****s anteriores. yo se que tu no tienes el mínimo sentido sobre lo analizado en el arti****.

Arturo Espaillat@Navajita
Arturo Espaillat@Navajita
Responder a  Luis De New york
3 Años hace

no te voy a dar tregua, haitiano grajoso!

HI MAMILA
HI MAMILA
Responder a  Luis De New york
3 Años hace

«ya que tomate» dime arrimao del imperio, que elegiste para vivir como buen oportunista a la nación que supuestamente «odias», el «tomate» era barceló o de ensalada de los grandes? a dónde «vulve? qué «léelo? buen animal dizque analizando artí****s y no sabe ni un carajo lo que escribe. eres un pitÍ de la ****.

Última edición 3 Años hace by HI MAMILA
Arturo Espaillat@Navajita
Arturo Espaillat@Navajita
Responder a  HI MAMILA
3 Años hace

jejeje!