PIB público y privado
El Estado es un fiel reflejo del sector público y al mismo tiempo un valor agregado de los sectores productivos. Mientras que el sector privado, o la productividad en sentido general, es un fiel reflejo de los sectores productivos de valor agregado.
Se trata de una tómbola dentro de la cual la economía de mercado o cualquier tipo de Estado tratan de encontrar un amor donde los sectores productivos son el punto de partida y el PIB la meta que decreta el ganador o el perdedor en función de la expansión o desaceleración del PIB. Debiera ser así pero no lo es. Hace falta el cálculo del PIB del sector público (PIB Estatal) para saber que tanto amor le tiene el Estado a la riqueza material, al menos que la productividad sea quimera en cualquier escenario.
Según el Banco Central en 2016 las remesas internacionales alcanzaron máximos históricos (US$6,047.4 millones las brutas y US$6,046.7 millones las netas), equivalentes a 3.9 meses de importaciones.
La entrada total de divisas ascendieron a US$24,300 millones y los ingresos por turismo crecieron en torno al 10% y totalizaron US$6,721.5 millones. Esta es una manera de hablar de los aportes sector privado a la economía. De igual manera el sector público podría introducir su lenguaje para tener eu cuadro completo del comportamiento económico que además de la riqueza sino refleje factores aleatorios que se desprenden de ella.
Para que el lector tenga una idea de la productividad de los sectores público y privado notemos el sector «Construcción» dentro de los resultados preliminares de la economía dominicana en 2016 según el Banco Central. Cito: La expansión de 8.8% registrado en la construcción, estuvo impulsada por la ejecución de proyectos privados en obras residenciales, nuevos complejos y hoteles en zonas turísticas y en el área metropolitana, así como por inversiones (gasto de capital) del sector público en la modernización del sistema vial nacional, realización de importantes obras de infraestructura, aulas escolares y proyectos de viviendas de bajo costo como La Barquita y la Ciudad Juan Bosch, esta última a través de una alianza público-privada».
En la acera opuesta existen factores aleatorios como la inflación, déficit de cuenta corriente, tasa de desocupación, pobreza, indigencia, reducción de la deuda externa, etc., que tienen su interpretación en la generalidad de resultados del comportamiento económico, como bien explica el Banco Central.
Ahora bien, quien no esté de acuerdo con dichas cifras está en el deber de demostrar lo contrario. También tengo que señalar que una alianza público-privada no es lo mismo que un pacto «por la productividad», tal y como lo planteo en la Teoría de la Desigualdad, conocida también como «PIB 2.0 – Pacto por la Productividad» (Ref./Google: «Galaxia económica»).
Además del sector «Construcción» hay que mencionar el sector «Agropecuario» para conocer más sobre la productividad del sector público. Cito al Banco Central: «Otra actividad que exhibió un significativo crecimiento interanual fue el Agropecuario (9.6%), impulsado por programas técnicos del Ministerio de Agricultura, condiciones climáticas favorables durante gran parte del año y el apoyo financiero del Banco Agrícola, la Aseguradora Agropecuaria Dominicana y el Fondo Especial de Desarrollo Agropecuario, donde las visitas sorpresas del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Lic. Danilo Medina Sánchez, han jugado un rol importante. De forma particular, según datos del Banco Agrícola, el total de recursos desembolsados al cierre de 2016 fue de RD$16,421.8 millones, para un crecimiento de 14.2% con respecto a 20015».
Visto lo anterior el lector podrá tener una idea más clara de la productividad de los sectores público y privado por separado. Así llegamos a la productividad total (riqueza material y/o bienes y servicios) del sector privado y/o sectores productivos, que está a la vista de todos, menos la productividad total del sector público sujeta a cálculo (PIB Estatal) para conocer el aporte de este sector a la riqueza material. De ser así el sector público contribuiría con un mayor entendimiento y alcance sobre el comportamiento de los factores aleatorios dentro de la economía.
Lo visto hasta ahora es una manera de entender mejor el equilibrio macroeconómico partiendo de la productividad por ser esta el germen de la generación de riqueza y punto de partida de política económica, monetaria y de participación del país dentro de los esquemas internacionales de integración comercial, escenario que los sectores público y privado deben de compartir, preferiblemente dentro de un «Pacto por la Productividad» suscrito ambos sectores, de lo contrario siempre habrá lagunas o falta de respuestas al por qué de las cosas, lo que empaña el logro de metas económicas y sociales, como por ejemplo disminución o erradicación de la pobreza
Realmente el gasto de capital (inversión pública) del sector público y los beneficios de las «Empresas Públicas y/o Mixtas de Bienes y Servicios – Financieros y No Financieros», como parte del PIB Estatal deben definir el aporte a la productividad conjuntamente el PIB de los sectores productivos, conglomerado que yo catalogo como PIB 2.0 porque envuelve el bienestar nacional. Para una mayor transparencia del PIB Estatal también hay que tener en cuenta los ingresos y egresos del Presupuesto General del Estado y su publicación mensual en los medios escritos, como era la práctica en la segunda mitad del siglo XX, en aras de una mayor explicación y proyección de los resultados económicos para satisfacción de la ciudadanía en general.
Los empréstitos y donaciones internacionales, los bonos soberanos o globales, como partidas que nada tienen que ver con la naturaleza del Presupuesto General del Estado, constituyen un aporte bruto a la riqueza material del país, que aunque parezca extraño también formarían parte del PIB Estatal según su impacto en la economía.
Se puede hablar entonces de PIB Estatal Bruto y PIB Estatal Neto tomando en cuenta el gasto de capital del presupuesto para, en ambos casos, determinar el aporte total del sector público a la riqueza material junto con el PIB de los sectores productivos. Llegado este punto estamos hablando del PIB Nacional y/o PIB 2.0 como punto de partida para interpretar la generalidad de los resultados de la economía año tras año.
A estas alturas, como se ven las cosas, parecería que entre la productividad del sector público y la del sector privado existe una distancia del cielo a la tierra; o que horizontes de grandeza los separan; o que existe una nebulosa donde los sectores público y privado confunden la interpretación económica hasta que se demuestre lo contrario, que es lo que trato de aclarar en este artículo. Lo contrario se puede aclarar calculando el PIB Estatal teniendo bien claro lo siguiente: 1 – El número de «Empresas Públicas y/o Mixtas de Bienes y Servicios – Financieros y No Financieros», 2 – Un mayor gasto de capital (inversión pública) para producir riqueza material partiendo del Presupuesto General del Estado. En este punto hay que definir sobre el terreno, no en el papel, que es lo que se quiere según lo que se pretende lograr teniendo en cuenta el bienestar nacional.
Dicen por ahí que quien calla otorga; que lo que está a la vista no necesita espejuelos; que no hay peor ciego que el que no quiere ver y que nadie es profeta en su tierra. En vista de eso me inclino por decir que vivimos en un país donde la lógica es una contradicción hasta que alguien demuestre lo contrario.
Al parecer no es una contradicción un sector público con un presupuesto de RD$711,399.4 millones en 2017 que se desprende de otro llamado «Mi propio esfuerzo» (los sectores productivos y la ciudadanía), a pesar del reducido número de empresas públicas versus un amplio número de empresas privadas. Por lo menos esto le da sentido a la riqueza material. Lo que es una contradicción es la ausencia de un «Pacto por la Productividad» entre los sectores público y privado, lo que debe ser visto como algo lógico, natural.
jpm
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