Pelearse con uno mismo…

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EL AUTOR es artista plástico. Reside en West Palm Beach.

Si de verdad existe una tontería en la vida, es la de pelearse constantemente con uno mismo. Uno va por ahí dando «bandazos» peleándose con toda la gente. Los va «esculcando», como si uno fuera una cámara de seguridad o, peor aún, como si tuviéramos el derecho de «decidir» como son o se «deberían» comportar…

Somos jueces o como ese juez que se siente con el poder de «hundir» o «salvar» al acusado. La diferencia es, que este último, no ha escogido al «individuo» y mucho menos lo fue a buscar para sentarlo en el banquillo de los acusados por los «supuestos» delitos que cometió.

Nos vamos peleando con todos y si tuviéramos una barita mágica la utilizaríamos constantemente para quitarnos del medio a todos los que nos «inoportuna», cuando en realidad, somos nosotros mismos lo que lo hacemos, o sea, usted y yo y todos los demás.

Nos peleamos por gusto, en balde, sin sentido y todo lo que usted pueda llamarle. Perdemos tanto tiempo en esas bobadas que dejamos de vivir por «inmiscuirnos» en la vida de los demás. Si hiciéramos conciencia, de esto, estoy seguro de que ganaríamos aire, oxígeno, calidad de vida y todo lo relacionado con «estar» en paz y armonía.

Cambiarle la vida al otro es un asunto complejo y desgastante y más si es para joderlo e insinuarle que «sea como nosotros». ¡Coño qué barbaridad! ¿Realmente usted se piensa que está bien? ¿Usted se cree perfecto? ¿Usted sabe cuál es el secreto de la vida? ¿Sus misterios? ¿Sus razones de ser? ¿Verdad que no? Entonces, deje de pelearse consigo.

Estoy plenamente «convencido» que cada cual tiene una función específica en la vida. Ser idiota, pedante, anormal, odioso, por ejemplo. Y que esos «malos atributos» son necesarios para cumplir «esa misión» que se nos «ha asignado». Unos vendrán a joder, otros «vendremos» a pedir prestado y así cada uno será jodido o será «el jodedor»…

Por lo regular, no alcanzamos a vernos, sino, que solo los vemos «a ellos»…

¡Deje de interferir en la misión que tenemos porque será imposible que lo consiga, al contrario, la ecuación «magestral» se encargara de desviarnos y, muy probablemente, llenarnos de más vainas por estar de metios!

Si tan solo nos quedáramos «quietecitos» y ni siquiera con los pensamientos juzgáramos, pasaríamos mejor estos momentos terrenales antes de alcanzar «la orilla» al otro lado del río, como nos dice Drexler.

Pelearse con uno mismo, no es tan solo el juzgar a los demás, sino «quejarnos» de la vida perra que llevamos. De los proyectos suspendidos, de las metas no alcanzadas, de la novia, del burro, del gallo… ¡Paren! La condición humana que abrigamos nos ha dado algo único del que carece la mayoría de los animales y se llama «consciencia».

La capacidad de pensar. Tenemos ese increíble atributo que podemos «manipular» a nuestro favor si tan solo dejáramos de pensar que somos «lo mejor que hay en el mundo». Hay millones mejores que nosotros, tantos seres dotados de diversas habilidades que nos harían sentir minúsculos ante ellos.

En mi caso particular, pintor y «algo de escritor», hay artistas que me dejan con la boca abierta y, sin embargo, no siento envidia, ni molestia alguna ¡Al contrario! Lo manifiesto y les hago saber del increíble talento. Hasta me emociono y lo disfruto y si puedo hasta adquiero la obra o el libro.

Utilizar nuestra consciencia para entender que somos tan variables en un mundo complejo y diverso. Un mundo, que a pesar de sus «desatinos» marcha como debiera. ¿Cambiarlo? No creo que podamos interferir en «esa» ecuación magestral, -2.ª vez y «no está» mal escrito- que nos rige, pero sí «podríamos» «influir» en nuestra consciencia para dejar de angustiarnos o pelearnos con nosotros mismos.

La serenidad adquirida con este ejercicio tendrá un efecto «anestesiante», que, sutilmente, contagiara a los demás en su inevitable trajinar por la vida y, posiblemente, dejaran de pelearse consigo mismo también. Ya eso es ganancia y si también lo quiere llamar, «manipular» un poco a la susodicha ecuación magestral… con e. ¡He dicho!

Para concluir, este «magistral» latido, les voy a rogar que no se pongan a comentar que es un tollo, o que estoy loco, o me dedique a otra cosa, como suelen decir de la mayoría de mis escritos, porque me vale M. Ya dejen de pelearse con ustedes mismos y permitan ser y sean. Pónganse a escribir todos los disparates que se les ocurra y no tengan miedo en publicarlo.

Al fin y al cabo «algo» dirán que «a alguien le sirva» y ya eso es suficiente para no pelearse, con uno mismo. ¡Salud! Mínimo Pelucero.

jpm-am

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antonio roca
antonio roca
11 meses hace

cada vez que me veo en el espejo y veo lo feo que soy, me entro a trompa.