¿Hombres de Dios, de Satán o del César?

Rosaura Almonte (Esperancita), una adolescente con leucemia y embarazada, falleció el 17 de agosto del 2012.  A la fecha actual, han pasado tres años y nueve meses de aquel nefasto acontecimiento.   Esperancita murió víctima de la aplicación de una quimioterapia tardía que se complicó con pérdida grave de sangre por la nariz y la vagina, aborto completo y problemas respiratorios.  Nunca respondió a la terapia con sangre y plaquetas.  Finalmente hizo un paro respiratorio y falleció.

Su muerte, fue un duro golpe a sus familiares y a toda la conciencia nacional y produjo indignación masiva acompañada de grandes protestas lideradas por “La Colectiva Mujer y Salud” y por los intelectuales progresistas del país, en razón de que aquella muerte a destiempo se pudo evitar, si a tiempo, se le hubiese practicado la interrupción del embarazo que el protocolo médico y normas de salud, recomiendan para estos casos, para posteriormente aplicarle la quimioterapia.

Como se recordará, aquella necesaria interrupción de embarazo con evaluación y recomendación  científica para salvar a Esperancita, no se pudo realizar, pues jerarcas santurrones, evangélicos y católicos, amparados en una legislación teocrática prohijada por ellos  mismos, impusieron en la Constitución de la República el artículo 37, que prohíbe categóricamente la interrupción del embarazo en cualquier circunstancia, en lo que lógicamente, se juega de manera indolente, abusiva e inmoral, con la vida de la madre y con todo lo que ello implica.

El caso de Esperancita fue real; pero también pueden ocurrir hechos como los siguientes: María y Juan constituyen un matrimonio feliz de 15 años, tiempo en que han procreado tres hermosos hijos.  Un mal día, después del trabajo, de regreso a su casa, en horas avanzadas de la noche, María fue violada por un desconocido.  El trauma psíquico vino acompañado de un embarazo, lógicamente no deseado, y para más desgracia, la criatura tiene cuatro cabezas y deformidades en las extremidades inferiores, es decir, aquello es todo un monstruo, que de parirlo, la muerte de ambos (madre y criatura), es algo seguro, diagnosticó el médico gíneco-obstetra al cuidado de la paciente.

Pero, pese a todo, esta criatura hay que parirla como Dios manda, según los criterios religiosos de los Pastores Fidel Lorenzo, Elvis Medina, José Christopher y Rubén Díaz, ahora asociados con la jerarquía Católica en la que el cardenal López Rodríguez y el padre Manuel Ruiz, llevan la voz tronante.

La trágica situación que se deriva de la viudez de José y de la orfandad materna de sus tres hijos, no entra en consideración, dado que la voluntad de Dios no se cuestiona, según estos hombres que dicen ser los representantes del Supremo Creador sobre la Tierra.

Una niña puede ser de cinco años o personita adolescente, si queda embarazada por su pervertido abuelo, o por su degenerado padre, sino por un hermano perverso, un tío insano, un lujurioso cualquiera, o por cualquier otro ser diabólico, esa criatura embarazada tiene que parir el producto de esa violación y sufrir madre y criatura (si es que sobreviven) y familiares, las traumatizantes consecuencias existenciales que a posteriori se derivan de esta brutal y asqueante situación.

En tema en cuestión es incomodo de tratar. Causa cierta angustia y temor envolverse contra el brutal accionar de esos avasallantes poderes religiosos.  Luchar contra las inmoralidades e irracionalidades, lo mismo que combatir las arbitrariedades de los fundamentalistas religiosos, siempre ha sido un tema duro y hasta peligroso de abordar o enfrentar.  Los miles que fueron torturados y quemados vivos en los tiempos de las cruzadas, de la inquisición y en la “cristianización y evangelización del nuevo mundo”, dan cuenta de esas aberraciones, los mismos que los brutales decapitaciones, flagelaciones, ahorcamientos y lapidaciones que llevan a cabo  los musulmanes en nombre del dios de su religión, y que en nuevas versiones, aún se siguen aplicando en pleno Siglo XXI, en el que paradójicamente, los asuntos del Cesar y de Dios aún no se delimitan, sino que en acuerdos Iglesia-Estado, como el Concordato, estos lazos se concretizan reforzados.

Ahora, evangélicos y católicos, unidos en una “Confederación de Unidad Evangélica”, se han puesto de acuerdo para colocar en sus iglesias una lista con los candidatos, que según ellos, apoyan antivalores anticristianos, como el aborto, las drogas y el matrimonio gay, instando a sus ovejas a  no votar por esos políticos, porque ese voto constituye un “pecado mortal”.  También publicarán en todas las iglesias otro listado con los candidatos- que según estos prepotentes religiosos- son políticos que apoyan la vida, los matrimonios heterosexuales y los valores cristianos.

Observe el lector, que en estos listados, no enrolaron a los corruptos, especialmente a los ladrones, que son la mayor plaga que está desangrando a nuestro país, decisión esta que me recuerda, que Cristo no echó del templo a los hombres y mujeres que allí estaban, porque tuviera con ellos diferencias sexuales o de criterios sobre la interrupción de un aborto terapéutico, sino, porque estaban comerciando (y de mala manera), en la casa del Señor, tal como los están haciendo hoy día, “a cambio de un diezmo económico y político” los aludidos religiosos que participan en la política partidista apoyando a Danilo Medina y a todo un sequito de aspirantes a congresistas y alcaldes, que de antemano se sabe, van a saquear los recursos públicos puestos en sus manos.

Estos pastores y sacerdotes, para mí, hombres con mentalidades primitivas, violentan el libre albedrio predicados por ellos desde los púlpitos y contradicen las misma Constitución de la República en cuanto al acápite que garantiza la libertad de conciencia y de cultos.

La Constitución de la República, es un texto jurídico. Su creación, interpretación y aplicación, es labor para juristas, no de legos en la materia como son los religiosos en cuestión.  El derecho a la vida no es absoluto- establecen los entendidos- y tiene que ser interpretado en relación con el resto de los derechos protegidos dentro del marco constitucional, por lo que el derecho a la vida admite excepciones cuando se trata de una situación excepcional, como es el caso de la interrupción del embarazo para salvar a la madre.  Pero el entendimiento de este concepto le queda grande a la pequeñez del pensamiento y pobre formación de los religiosos aludidos, que en su ignorancia, no se dan cuentan, que son discípulos del Cesar y de Satán; nunca del Dios de amor que pretendemos, traerá el reinado de paz en nuestra siempre convulsionada tierra.

Reflexiones finales

En artículos anteriores he expuesto, que el grave problema de la humanidad no estriba, en con quienes las personas se van a la cama. El problema está, en que más de tres mil millones de seres humanos se van a la cama sin comer, porque no tienen para comprar la hogaza de pan que sacie o mitigue su hambre. El problema está, en que faltan millones de camas en los hospitales. El problema está, en que millones no tienen cama. El problema está, en que los que tienen comportables y lujosas camas, no quieren compartir, con los que no tienen cama.

Insisto, el grueso problema de la humanidad no es la homosexualidad; pero si lo son las guerras, el hambre que sufre media humanidad, las enfermedades, las emigraciones, la exclusión social, la concentración de las riquezas en pocas manos, la iniquidad, las injusticias sociales y el calentamiento global entre otras pestes apocalípticas, que son los verdaderos problemas del mundo, que no son por culpa de la homosexualidad ni de los homosexuales, sino por el egoísmo humano y otras lacras, expandidas y fomentado por el capitalismo, agravado en este tiempo por su versión neoliberal.

Estos son los males que yo invito a los pastores y sacerdotes a combatir.  Luchar contra los homosexuales y la homosexualidad es un desaguisado que solo traerá desavenencias en la convivencia, puesto que el diez por ciento de la humanidad, siempre ha sido, es y será homosexual.  Decir que la homosexualidad atenta contra la reproducción de la raza humana, es una falacia, puesto que el restante noventa por ciento, realizará esa labor con creces. Dejémonos pues, de estar fabulando y riñendo para tan solo crear controversias, para de una vez y por todas, asumir racionalmente, una realidad incontrovertible, que de ser así, en conjunción con la eliminación de las lacras anteriormente citadas, nos llegará la paz tan ansiada y necesitada.

Otra Reflexión

Al finalizar, para mas ilustración y reflexión, transcribo al lector dos párrafos relativos al tema del matrimonio gay, de la autoría del periodista José Báez Guerrero en su artículo Siete variaciones en torno a Wally y Bob.  Cito:

“El matrimonio entre personas del mismo sexo es imposible legal y conceptualmente.  Etimológicamente el matrimonio supone una unión entre mujer (máter) y hombre para concebir hijos; jurídicamente es un vínculo para formar familia que puede incluir descendencia. Homosexualmente no hay procreación biológica. Sin embargo, estoy de acuerdo con que parejas del mismo sexo puedan unirse o vincularse legalmente, dado que desde que hay mundo lo hacen de hecho y sentimentalmente”.

“La sociedad debe proveer a los homosexuales adecuada protección legal cuando deciden formar pareja estable o sea un hogar, sólo que por definición no sería matrimonio. Me parece hipócrita ignorar una realidad humana cuya existencia requiere de reconocimiento legal, como recientemente ha ocurrido con las uniones heterosexuales de hecho o el concubinato. Tapar el Sol con un dedo no evita que haya arcoíris, símbolo de los homosexuales”

Concluyendo…

Para lograr los objetivos propuestos de mas ilustración y reflexión, tomo del artículo titulado “Lenguaje Respeto prudencia e indelicadeza en el uso de la lengua” del profesor universitario Domingo Caba Ramos, los párrafos que transcribo de inmediato.  Cito:

Cuando yo estudiaba en la UASD (licenciatura en Filosofía y Letras), recuerdo que uno de mis profesores que había cursado estudios lingüísticos y filológicos en Francia nos contó que recién llegado a esta nación europea, en la tarde de un domingo cualquiera, por fijar su mirada en una pareja que ardientemente o con pasión desbordada se besaba en un parque público, fue momentáneamente detenido por agentes policiales. Se le acusó de violar el derecho a la intimidad.

¿Por qué le sucedió eso a mí siempre recordado maestro?; sencillamente, porque junto con su ropa y demás pertenencias, también metió en la maleta y se llevó a París, el subdesarrollo, el aldeanismo, la cultura de vecindario, el suburbio y el barrio de la República Dominicana. Se trata del mismo aldeanismo y subdesarrollo mental que recientemente mostró el periodista Álvaro Arvelo cuando tronó muy preocupado, porque el padre del niño que hace unos días trajo al mundo la Lic. Jenny Berenice, fiscal del Distrito Nacional, no se conoce.  ¿Qué le importa a este “comunicador” quién es o quién no es el padre de la bella criatura de la eficiente funcionaria judicial o de cualquier otra mujer que haya decidido concebir hijos al margen de una relación formal?

Minucias de esa naturaleza solo llenan las agendas de las mentes mediocres y /o de las comadres de barrios. Lo qué sí importa y tiene valor es la felicidad que siente la jubilosa madre cada vez que besa, abraza y sostiene entre sus brazos a su tierno retoño. Lo demás no es más que chisme de “mala monta”

Parafraseando: ¿Qué les importa a los pastores y sacerdotes aludidos, la decisión de otros de irse a la cama con quienes decidan?  Minucias de esa naturaleza solo llenan las agendas de las mentes mediocres y /o de las comadres de barrios. Además, si un corazón, no corre presuroso a socorrer al prójimo, que tampoco lo hagan los ojos y narices que tan solo gustan, hurgar en chismoteo.

De lo expuesto, el lector tiene la palabra.

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