Participar en política ya no es una opción
Participar en la política ya no es un opción, es una obligación que urge para impedir que se destruya la República Dominicana.
Para entender el estado actual de la manipulación moderna de los medios es necesario mirar a Edward Bernays, padre de la propaganda: ya que utilizó la Psicoanalítica de su tío Sigmund Freud, para que a través de «técnicas refinadas» se debe a que anteriormente a esto se usaba la fuerza: ejemplo esclavitud, dominio militar, inquisición, etc… Bernays
Competía con su tío Sigmund Freud y llamó esto de las «técnicas refinadas» a la «injerencia del consentimiento» y planteó que «aquellos que manipulan con este mecanismo no visible de la sociedad constituyen un gobierno invisible, que es el verdadero poder gobernante del país» Bernays en su libro de 1928 «Propaganda» aplica la psicoanalítica para controlar las masas, convirtiéndose en un nuevo ideal político de ese entonces, la psicología de masas con las ideas. Escribió: «Si entendemos los mecanismos y motivos de la mente de grupo, ahora es posible controlar y reglamentar a las masas a nuestra voluntad, sin que ellos lo sepan».
«Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido» Malcolm X
Debemos estar claros que el clientelismo con todas las dadivas y favores que puedan juntar es un miserable y falso pago, es un engaño, es una inyección de amnesia con el que te haces cómplices, te contaminas de todos los crímenes del Estado y de los miles de millones que envuelve la corrupción estatal asociada al sector privado; operando como mafias o corporaciones criminales.
Recuerda que tienes todo el derecho a recibir la parte que te corresponde de las riquezas y producción nacional, pero para obtener tu justa remuneración, debes conocer tus derechos y aprender a defenderlos y lo más importante valorar lo importante de participación activa en la política.
Cuando conoces tus derechos estarás consciente de que el estado recibe sus ingresos para devolverlos en servicios básicos de calidad, no para dilapidarlo y robarlo, provocando las inaceptables crisis de empleo, en la educación, en la salud, en la seguridad ciudadana, en la justicia, en el medio ambiente, en el servicio de agua potable, en el sistema eléctrico, en el transporte, en el tránsito, crisis general en todo lo que debe resolverse con nuestros impuestos y otros.
Particularmente para mi participar activamente en los asuntos públicos representa dignidad, conciencia, derechos, libertad, futuro, esperanza, fe, desarrollo, cambio, oportunidad, democracia, justicia, respeto, confianza, civismo, responsabilidad, patriotismo, ética, moral, transparencia, participación, una vida, todo los millones del mundo, honestamente es la única vía para medrar de manera integrar y sostenible para todos.
Desde la Policía Nacional he buscado el acercamiento a las masas, a la gente y sus problemas, para ser, durante más de 27 años, un facilitador para solucionar conflictos sociales, un negociador para hacer llegar el olvidado brazo del Gobierno a comunidades que solo son visitadas en tiempos de campaña, para venderle espejitos y promesas.
La democracia es presencia y escuchar lo que quiere el pueblo invirtiendo los recursos públicos que generan los impuestos que pagamos en soluciones y respuestas a cada demanda ciudadana. Las grandes mayorías nacionales están cansadas de esa democracia distante, lejana y divorciada de su dolorosa realidad socioeconómica. Democracia es acompañar y obedecer a su pueblo.
Mientras fui oficial activo, a pesar de las limitaciones para deliberar y emitir opinión, muchas veces me tomé la libertad de alzar la voz para conjurar la injusticia de adentro y la injusticia de afuera. Estimulado y condicionado por estas situaciones, me fui a las aulas universitarias a estudiar mi verdadera vocación, la de la comunicación de masas, la de llevar esperanzas a las adormecidas mayorías nacionales, a despertar conciencia, a motivar el compromiso y la participación ciudadana para exigir a la corrupta clase política dominicana practicar la justicia social, en este triste continente, la región de mayor desigualdad social de la tierra.
Así como lo tuviera para la sociedad norteamericana Martin Luther King, tengo un sueño para mi país, que nuestro pueblo se levante de su aparente adormecimiento y resignación a seguir golpeados por la democracia violenta, abusadora, falsa y fallida, una democracia que más que palabra liberadora es un látigo de esclavitud. Los ideales de Duarte y Luperón; de Manolo, de Bosch y de Hostos; de Caamaño y Fernández Domínguez, han sido burlados por una horda de asaltantes de los partidos políticos tradicionales.
çCreo en la democracia y sus instituciones, pero no en la democracia que se burla del ciudadano y reparte pobreza e ignorancia; creo en la democracia de la Libertad y la honestidad; en la democracia de la justicia y la equidad; no en la democracia del hambre y la corrupción; creo en la democracia que liberta no en la que esclaviza, creo en la democracia que permite disentir, no en la que secuestra el pensamiento, creo, en fin, en un modelo de democracia llena de justicia social.
Mi llamado, al mostrar mi credo político, va dirigido al Pueblo, al verdadero soberano, para despertar de su letargo, empoderarse y exigir de los malos gobiernos que hemos tenido históricamente, el relanzamiento de la democracia como sistema político, aquella creación del pensamiento griego, que comenzó a reconocer al hombre y la mujer como centro y objetivo de todo lo que haya de hacerse desde la administración de los Estados. Despierta, oh Pueblo Dominicano y hagamos realidad mi sueño, que es el mismo de Duarte y Luperón.
Si mis palabras, que digo desde el fondo de mi alma, sirven tal vez para inquietarlos y moverles la cama donde duermen, creo firmemente, que algo habrá de lograrse, porque esta democracia simulada y podrida no puede seguir sosteniéndose por mucho tiempo.
Dios les bendiga hoy y siempre Pueblo Dominicana.