OPINION: Sin pruebas ni diagnóstico ¿vale la pena prevenir?
Por VARGAVILA RIVERON
Salvar vidas es sin dudas en esta crisis sanitaria de característica global, la principal misión de gobiernos y gobernados. Adoptar medidas que detengan el avance del virus que mantiene al planeta en un estado de ansiedad colectiva, ha resultado complejo, incluso para los países de primer mundo.
Las alternativas son poco alentadoras, pero mientras llega la solución definitiva, contenerlo es una vía factible.
En ese sentido y a partir de algunas pruebas realizadas en universidades de prestigio, ha surgido la idea de aplicar mediante el rigor que establecen los estándares internacionales de salud, varios medicamentos que han resultado en gran medida efectivos para la detención y evitación de la progresión del letal virus, proyectando una luz al final del túnel en momentos en que se pensaba todo estaba perdido.
Sabemos que médicos de renombre con amplia credibilidad y trayectoria, en naciones que guardan relación con nuestro país en el aspecto socioeconómico, al igual que ahora galenos criollos se han visto en la necesidad de aplicar productos farmacológicos, que aunque no se ha establecido su uso de manera oficial en el país para tratar la enfermedad, los testimonios y las estadísticas médicas arrojan datos altamente favorables en beneficio de frenar una pandemia que lacera nuestras vidas y pone en riesgo nuestra estabilidad económica.
El Doctor Sebastián Ugarte, por ejemplo, Director del Programa de Medicina Intensiva para Adultos de la Universidad Andrés Bello, médico experimentado de la República de Chile, afirma que la Ivermectina es un disociador por excelencia del virus, asegurando que en cuarenta y ocho horas se controla la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR), como carga viral provocada por el SARS-CoV- 2 (Covid-19), dando las garantías de que es un tratamiento promisorio y que los resultados lo alejan de efectos causales y que más bien, apuntan a datos causales en beneficio de la medicina con un medicamento de bajo costo y accesible.
En nuestra República Dominicana se habla, para citar un caso, de la potencialidad de varios fármacos, incluido el antiparasitario que administrado en ciertas dosis, ha logrado sacar de las garras de la muerte a miles de pacientes aquí y en el extranjero. La Ivermectina e igualmente la Azitromicina combinado con otros fármacos con capacidad para tratar el coronavirus.
Y, a pesar de lo antes planteado se debate entre sectores que solo apelan a beneficios económicos y que olvidan que en esta ocasión lo más importante es garantizar la vida de los nuestros, sabiendo que el Covid-19 no tiene humanos favoritos.
La gente, sociedades o laboratorios que se oponen a la medicación con este «Covid Kit Antiviral» bajo prescripción médica, olvidan que en las últimas semanas y después del pasado proceso electivo de los candidatos al Palacio Presidencial, al Congreso Nacional y levantada la restricción de horarios para la circulación de personas, han aumentado desproporcionada en los casos positivos de la enfermedad Covid-19, una afección que afecta en gran escala el sistema respiratorio, y ha arrebatado un millar de vidas en edades productivas y en pleno desarrollo de sus competencias, y tiene postrados en estado delicado o agónico a miles de compatriotas Quisqueyanos que no entienden de intereses económicos y que solo desean un medicamento que los devuelva a sus vidas normales.
Lo lógico y correcto no lo ponemos en entredicho, sería actuar con estricto apego a las normas sanitarias en función de la aplicación de medicamentos y asegurar que las pautas farmacológicas sean respetadas.
Sin embargo, ante la incapacidad del Gobierno y el Estado Dominicano de realizar pruebas masivas en tiempo prudente y la falta posterior de un diagnóstico real, cabe la siguiente pregunta ¿Vale la pena permitir la venta con o sin prescripción, sólo para prevenir más víctimas del Covid-19?.
Les dejo esta reflexión de los intereses opuestos. “Aún cuando la escucha no posea en sí misma un poder curativo…puede al menos humanizar un sujeto que se encuentra inmerso en situaciones inhumanas”. Irene Greiser.
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JPM