OPINION: regulación bancaria
Se recordará que la principal causa de las causas de la crisis financiera e hipotecaria de los año 2007-2008 fue la poca regulación bancaria aplicada en Estados Unidos de Norteamérica desde el año 2001, lapso en el cual los préstamos se otorgaban de forma alegre a personas y entidades que realmente no eran sujeto de crédito ya que no reunían el perfil para ser beneficiadas con un préstamo de bajo nivel de riesgo.
Esto así, ya que las personas favorecidas con préstamos hipotecarios en ese momento no estaban trabajando, no tenían ingresos regulares y mucho menos poseían prendas, activos o bienes inmobiliarios que sirvieran de garantía a tales préstamos.
De tal manera, se otorgaban préstamos de altos riesgos o suprime, es decir, imperaba el préstamo alegre sin supervisión ni regulación por los organismos llamados a velar por la salud financiera de los intermediarios.
La señalada crisis hipotecaria o suprime se caracterizó fundamentalmente por la baja reserva de liquidez que poseían las instituciones crediticias lo que llevó a las superintendencias de bancos, los bancos centrales y el Banco Internacional de Pagos o Bank of International Settlements (BIS) a reunirse con urgencia en el año 2009 en Suiza y revisar el Acuerdo de Basilea III.
Este acuerdo se refiere a un conjunto de propuestas de reforma de la regulación bancaria las cuales se publicaron el 16 de diciembre de 2010 y las mismas son promovidas por el Foro de Estabilidad Financiera y el Grupo 20 (G-20) para fortalecer el Sistema Financiero Internacional tras la crisis de las hipotecas suprime.
A diferencia de Basilea I y Basilea II, ambos centrados principalmente en el nivel de reservas que los bancos deben mantener para pérdidas bancarias, Basilea III se centra principalmente en el riesgo de «bank run» (pánico bancario), exigiendo diferentes niveles de capital para las distintas modalidades de depósitos bancarios y otros préstamos.
Basilea III no sustituye, en su mayor parte, a las directrices ya conocidas como Basilea I y Basilea II; más bien las complementa.
El acuerdo de Basilea III propone a los bancos aumentar sus reservas de capital para protegerse de posibles caídas. El capital mínimo de calidad (CET1, Common Equity Tier 1 por sus siglas en inglés), incluye las acciones ordinarias y los resultados acumulados.
El ratio o índice de capital CET1 pasa del 2% al 4,5%, computado sobre el total de los «activos ponderados por riesgo». Este ratio de capital mínimo debe ser mantenido en todo momento por el banco y es uno de los más importantes.
Mientras el ratio de apalancamiento no debe ser inferior a 3%, el ratio de liquidez debe ser mayor o igual a 100% y el ratio, razón o índice de solvencia debe ser de un 10% mínimo.
Como parte de la política monetaria del Banco Central de la República Dominicana, con el propósito de aumentar el medio circulante, mediante la flexibilización de dicha política para dinamizar la economía al observar que las actividades productivas habían decaído de 7.4% en el 2016 a 4% en el 2017 las autoridades monetarias y financieras del país propiciaron una disminución en los tipos de interés al reducir el encaje legal en 2.2% equivalente a RD$20,423 millones para facilitar la recuperación de la demanda interna a través del consumo y la inversión privada.
La acción anterior produjo una disminución en la tasa de interés activa, o la que cobran los intermediarios financieros, en unos 144 puntos básicos lo que empujó un crecimiento interanual de los préstamos privados en un 11.1% a finales de noviembre del presente año (2017), mientras que la pasiva, o la que pagan las instituciones financieras a sus clientes, disminuyó en 66 puntos básicos.
Lo anterior indujo a aumentar los préstamos dirigidos al consumo, ascendente a RD$13,945 millones, RD$7,138 millones al comercio y RD$5,023 millones a la construcción, RD$4,015 millones para la adquisición de viviendas, RD$3,365 millones para la industria manufacturera, RD$1,841 millones para la agropecuaria.
Y RD$1,962 millones para servicios sociales, mientras se espera una disminución en las inversiones de instrumentos financieros tradicionales o certificados financieros debido a la baja en las tasas de rendimiento.
Ojalá que los señalados créditos concedidos, los aún pendientes por aprobar y desembolsar hayan sido otorgados a personas y entidades que realmente sean sujeto de préstamos a los fines de evitar créditos basuras tal como sucedió en los Estados Unidos con la crisis financiera e hipotecaria.
Las autoridades monetarias y financieras del país aseguran que el sistema financiero está debidamente blindado ya que presenta, conforme sus índices de análisis financieros, excelente estabilidad dado su nivel de liquidez y solvencia.
Es oportuno destacar que el Acuerdo de Basilea III, el cual vela por una efectiva regulación bancaria, culminó su negociación el pasado jueves 7 del mes en curso después de diez años de negociación (2007-2017) y tanto el FMI, BCE y BIS esperan que este sea aplicado cabalmente a los fines de evitar que se repita la crisis financiera e hipotecaria del año 2008.
La culminación del Acuerdo de Basilea III reforzará el marco de capital y mejorará la confianza en los sistemas bancarios”.
Basilea III ayudará a evaluar los riesgos que tienen los bancos en sus carteras de crédito y la capacidad de asumir pérdidas por parte de las entidades si las cosas se tuercen.
Las reformas refrendadas por el órgano de vigilancia del Comité de Basilea incluyen la revisión del método para el riesgo de crédito, un método estándar revisado para el riesgo operacional, revisiones del cálculo del coeficiente de apalancamiento y un colchón del coeficiente de apalancamiento para bancos de importancia sistémica mundial, entre otras medidas.
Finalmente, se espera que las autoridades monetarias y financieras de la nación dominicana adopten y cumplan en su totalidad los acuerdos de Basilea III, a los cuales se arribaron recientemente, a los fines de que la banca dominicana exhiba mayor estabilidad y confianza de sus usuarios y se eviten caídas de instituciones financieras como sucedió con los bancos: Intercontinental, Mercantil, Bancredito, Progreso y recientemente el Peravia.
Se espera que aumente, sin que esto represente retranca en el crecimiento de las instituciones financieras, la regulación, supervisión efectivas y frecuentes de parte de las autoridades del sector monetario y financiero sobre las instituciones financieras.
Esto así, debido a que en la confianza es que está el peligro y se requiere de mayor nivel de capital con el cual podrán aminorar cualquier caso de riesgo que se presente en el delicado sector financiero.
ojala ! ojala ! no le den prestamos a personas y entidades con el proposito de fraude o corrupcion al sistema bancario domninicano, ya que el pueblo no resiste mas un «escandalo llamado bahintel» causados por los politicos y pagados hoy en dia por los millones de pobres de nuestro pais. la deuda externa esta en las manos de el gobierno de turno y los empresarios politicos identificados con el pld.