OPINION: Pasar de la Propuesta a la Acción
Desde hace mas de seis meses, he estado aireando en estos medios, algunos de los problemas que afectan a los dominicanos que vivimos en el Exterior. Creo que he tratado buena parte de las quejas que tenemos y de manera muy específica, el trabajo que realizan los flamantes “diputados del Exterior”.
Cuando tomé la decisión de sumarme a la discusión de lo que debe ser la Agenda de la comunidad de Ultramar, estaba seguro de que, en algún momento, estaría compelido a pasar a un nivel mas alto de participación y de que, necesariamente, tendría que acompañar mis críticas con acciones concretas, para procurar la conformación de este IMPORTANTISIMO E IMPRESCINDIBLE instrumento de desarrollo para los que vivimos fuera de la isla.
Es así como, luego de haberles presentado temas como: la participación en la política, el voto responsable, lo dañino del uso de la hookah, la educación escolar y los deportes, lo importante de la práctica deportiva, el pobre trabajo de nuestros líderes, entre otros de no menos importancia; entiendo que es el momento de escalonar mi participación en el debate público.
Y cuando digo que es el momento de tomar mayores responsabilidades, lo que intento es explicar que, la principal forma de servir a la comunidad, es participar en los estamentos donde se diseñan las políticas públicas. Claro está que para servir al pueblo, hay que tener vocación y disposición de hacerlo, pero además, hay que estar habilitado formalmente para hacer las propuestas en los escenarios de co-gobierno, tanto aquí en Estados Unidos, como allá en República Dominicana.
En mi caso particular, me propongo llegar hasta el Congreso Nacional como Diputado del Exterior, porque es evidente que estas posiciones parlamentarias, todavía no han sido asumidas por los verdaderos y buenos dominicanos que residen fuera del país; aunque es muy cierto que desde hace ya mas de seis años, contamos con tres “flamantes ciudadanos” en esos puestos.
Cuando digo “flamantes ciudadanos”, no lo hago en forma peyorativa sino, reconociendo sus prestancias como dominicanos que han tenido éxito en los negocios personales, aunque en los asuntos públicos -que fue para lo que los elegimos- hayan sido inoperantes e inútiles.
Ha sido tan desastrosa la gestión de estos “tres mosqueteros” que hoy día, no consigo recordar ninguna iniciativa verdaderamente beneficiosa, de la que ellos hayan sido promotores. Ni siquiera han atinado a abrir una oficina para mantener el contacto directo con la comunidad que tan pesimamente representan.
Y desde luego, que no voy a esperar a que se mueran o renuncien para sustituirlos. En la Primera Circunscripción -que es la demarcación que ellos representan- residimos mas del 60% de los dominicanos que hemos tenido que abandonar nuestro país en busca de un mejor porvenir.
Por tanto, es inaceptable que mas de un millón de personas -herederos de Duarte como somos- no contemos con el instrumento para hacernos sentir ante el Estado dominicano, a pesar de que, al decir las autoridades, aportamos buena parte de las divisas que recibe nuestro país.
Pero talvez, lo mas traumático de este drama, de tener que seleccionar a los diputados del Exterior, es saber el alto costo que tienen para el erario público. ¿Por cuánto nos salen finalmente? Eso nunca lo sabremos. No hay manera de cuantificar las pérdidas. No por lo que nos cuesta mantenerlos sino, por lo que dejamos de percibir, debido a su carácter parasitario en exceso.
Ya en una segunda entrega, les daré detalles de cómo pretendo llegar hasta el Congreso y los planes que tengo para implementarlos. Desde luego que, los discutiremos por anticipado y solo cuando ustedes crean que merezco su apoyo, me presentaré a la consideración de los votantes.
sp-am