OPINION: Medina recurre a la prudencia y esquiva enfrentar a la Iglesia
Con su prudencia y seguridades de que respeta lo que la Iglesia Católica dice, el gobierno del presidente Medina esquivó la sugerencia del arzobispo de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, de que el país pudiera estar camino hacia la dictadura.
Por el régimen habló su vocero político, el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, quien se encuentra en visita de trabajo el China, al decir que: “El gobierno respeta las opiniones expresadas por la Iglesia Católica durante el sermón de las 7 Palabras”.
La aparente disparidad surgió luego de la presentación del arzobispo en el programa El Día, que produce Huchi Lora. Los televidentes posiblemente se asombraron al verlo titubear mientras buscaba cómo explicar el concepto de un régimen que abarque todos los poderes.
En medio de ese momento que pareció muy largo como todo en la TV y de alguna manera embarazosa para una personalidad pública a la cual se le atribuye alguna intelectualidad, Ozoria Acosta le dijo a Lora: “Es como usted ha dicho. Vamos hacia ahí…”.
La referencia del prelado era a propósito de las acusaciones de que el régimen del presidente Medina tiene control del Ejecutivo, el Legislativo y las cortes. Olvidó que el presidente de la Junta Central Electoral(JCE), Julio César Castaños, es de la Iglesia.
Ozoria Acosta había sido una voz moderada y en alguna medida distante dentro del Episcopado Dominicano desde que el Vaticano lo designó obispo de San Pedro de Macorís, en 1997, posición que ejerció hasta julio de 2016 al ser elevado al el Arzobispado de la capital. El nuevo arzobispo reemplazaba al dimisionario, por razones de edad, Nicolás López Rodríguez, quien quedó como emérito y hasta ahora había mantenido distancia de la política, aunque firma las cartas pastorales y aparece en las fotos conjuntas del Episcopado.
A Ozoria Acosta se le creyó, por su vieja trayectoria de cura y obispo cercano a la base de la Iglesia, su afirmación de que, “no estoy en el afán de brillar”. No era necesario que lo dijera porque la designación de un arzobispo negro fue una sorpresa aceptada con truños.
Hasta sus comentarios durante la Semana Santa que lo llevaron a la polémica política, el arzobispo se había conducido con sumo cuidado y se dice que había evitado hacer recomendaciones al poder político. No quiso, en principio, ser capellán general.
Alboroto nacional
La primera consecuencia de los comentarios del arzobispo en el programa El Día fue un alboroto nacional entre los políticos, porque su afirmación venía en alguna medida a confirmar las aseveraciones del expresidente Fernández de que el país va hacia la dictadura.
El obispo de Baní, monseñor Víctor Masalles llegó más lejos al decir que “la intromisión entre poderes del Estado en el polémico fallo del Tribunal Superior Electoral (TSE) que anuló, al juzgarla ilegal la XXXIV Convención del Partido Revolucionario Dominicano, PRD, constituye una vergüenza”. Su colega el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, monseñor Jesús Castro, afirmó que los políticos son los que tienen que resolver el tema de la reelección, porque en el país existen otros problemas como el de la seguridad y los fondos de pensiones.
Durante su régimen de los 12 años al doctor Balaguer se le preguntó en el Palacio Nacional sobre la factibilidad de denunciar el Concordato. Su respuesta, camaleónica y a la vez cínica fue que ese instrumento era más que nada para garantizar los privilegios eclesiales. Quizás inquieto por los rumores de los muchos beneficios que recibía la Iglesia, durante el régimen de los 10 años, el doctor Balaguer mandó a un ministro a indagar, por el tema de los impuestos dejados de pagar. La respuesta que se le dio lo dejó asombrado.
El Estado laico
La laicidad del Estado fue una de las divisas del programa de gobierno del profesor Juan Bosch cuando se postuló por el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, y ganó las elecciones de 1962. La jerarquía católica de la época jamás aceptó ese concepto.
Aunque no lo hicieron oficialmente los obispos de la época animaron a los feligreses católicos y particularmente a los estudiantes a salir a la calle en repudio de la educación laica. Atizaron motivos para el golpe patrocinado por sectores militares y los Estados Unidos.
La laicidad del Estado nunca más fue tema de los políticos. No han seguido lo hecho por la mayoría de los países de América Latina, notablemente Colombia, más católica que la República Dominicana, que denunció y abolió su Concordato sin romper con el Vaticano.
Los católicos locales como la Iglesia universal en los países no desarrollados, siguieron la propuesta del papa Pío X (1903-1914), quien propugnaba por “restaurar a Cristo en todas las cosas porque Dios ha sido alejado de la vida pública por culpa de la separación entre la Iglesia y el Estado”.
El Concordato entre la República Dominicana y la Santa Sede lo firmó el generalísimo Trujillo, en un excepcional gesto, y el enviado en misión especial, monseñor Domenico Tardini, Pro Secretario para Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios del Papa Pío XII, en julio de 1954.
En su obra “Breve Historia de la Iglesia Dominicana 1493-1997”, el sacerdote e intelectual jesuita dominicano Antonio Lluberes dice que durante la Era de Trujillo la Iglesia y el Estado “vivieron un régimen de recíproca cooperación”.
La “cooperación” entre la Iglesia y la Iglesia, que dura hasta ahora se reafirmará cuando se inaugure la última gran obra para la primera institución, el Santuario Cristo de los Milagros, en la comunidad de Monte Plata, al que tanto el doctor Balaguer como el ex presidente Fernández “le sacaron el cuerpo” por su elevado costo.
El presidente Medina decidió seguir adelante con ese Santuario, que de seguro bendecirá el arzobispo Osoria, ya que está dentro de su Arquidiócesis, si no se hiciera realidad el fantasma de que el país se encamina a una dictadura.
El presidente Medina ha aplicado una política de “gobierno silente” ante los pronunciamientos de la Iglesia Católica, que incluyeron los comentarios atribuidos a monseñor Osoria, los formulados por monseñor Masalles y las Siete Palabras del Viernes Santo. Medina “se ha curado en salud” al favorecer a la Iglesia en todas sus necesidades, aumentando sus activos de manera extraordinaria como hizo Trujillo y todos los gobernantes posteriores. El profesor Bosch, pese a sus diferencias, también cumplió. Panoráma político.
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