OPINION: Lucha contra la inflación
La aseveración sobre que la lucha contra la inflación existe desde que se conoce el dinero, es una verdad axiomática. En fechas tan lejanas como el siglo XVI, se tienen casos de inflación y de intentos de desinflación en toda Europa.
Sin embargo, los planes antiinflacionarios más importantes comenzaron a darse en el siglo XX, gracias a lo cual ya se tiene cierto conocimiento de los orígenes de este fenómeno y se puede combatir con mayor efectividad.
Las inflaciones más importantes de dicho siglo se dieron durante la segunda mitad en Europa Central: Alemania, Hungría, Rumanía y la antigua URSS, naciones que enfrentaron inflaciones de muchos ceros anuales y lo hicieron con un método que hoy se calificarían de ortodoxo.
Un plan ortodoxo es aquel que, para eliminar la inflación, recurre principalmente a políticas monetaristas: reducción del gasto público y de la oferta monetaria, incluso a niveles pequeñísimos: liberación de todos los precios, incluyendo el tipo de cambio, recaudación efectiva, incluso con el uso de la fuerza.
En contraste, un plan heterodoxo incluye restricciones directas a los mercados: controles de precios y cantidades, diversas formas, control de intervenciones directas del gobierno sobre el mecanismo del mercado.
Un plan heterodoxo puede contener: control del déficit fiscal y oferta monetaria reduciendo los gastos sobre los ingresos y la tasa de crecimiento, Política salarial y precios, y control de cambio, devaluando la moneda y fijando el tipo de cambio con un deslizamiento diario.
Se conoce la inflación de demanda y la inflación de oferta, así también la inflación inercial. La inflación de demanda se origina por cualquier incremento en la oferta monetaria, el gasto público, entre otros. Generalmente esta inflación se genera por un incremento sostenido de la oferta monetaria, pero esta inflación conocida como Keynesiana es cuestionada ya que al aumentar el gasto público a los fines de disminuir el desempleo se incrementa a su vez el nivel de los precios.
Otra forma de tener inflación pero con resultados más graves es la conocida como inflación de oferta, la cual genera una estanflación o combinación de inflación y estancamiento económico (contracción del producto).
La inflación de oferta se produce cuando tenemos un incremento de salarios o de margen de ganancia, es decir, cuando aumentan los costos de producir una cierta cantidad de mercancías, por ello a esta inflación se le conoce como inflación de costos.
Pero hay más. Otro tipo de inflación la cual no hace mucho tiempo que fue detectada es la inflación inercial. Esta inflación no existe sola, es consecuencia de alguno de los dos tipos anteriores, pero adquiere valor propio conforme la inflación original es mayor.
Es decir, una vez se inicia un proceso inflacionario, el mecanismo de formación de expectativas de los agentes económicos se distorsiona de tal forma que dichas expectativas se convierten a su vez en generadoras de inflación.
Se conocen dos tipos de modelos de inflación inercial que han tenido cierto éxito. Uno se refiere a las expectativas de los agentes con respecto al consumo y el ahorro, es decir, se prefiere consumir en lugar de guardar el dinero porque se supone que los intereses que se percibirán de los bancos serán insignificantes en términos reales, entonces la demanda aumenta ya que la propensión marginal a consumir se incrementa.
El otro mecanismo es el de contratos traslapados, en el que los trabajadores se cuidaran de que a medida aumenta la inflación esta sea tomada en cuenta de forma acumulativa en un próximo contrato de trabajo, lo cual empuja la inflación hacia arriba, generando inflación inercial.
La inflación o aumento generalizado de los precios a diferentes velocidades, es decir, aumentan los precios de los bienes y los salarios, pero estos últimos menos que los primeros de ahí que los agentes económicos perciben la inflación y sus costos.
La inflación tiene dos consecuencias importantes: redistribuye la riqueza pero de forma negativa ya que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres y distorsiona los precios relativos.
Al incrementarse el nivel general de precios, lo que en realidad está ocurriendo es que el dinero está perdiendo valor con respecto a los demás bienes, en particular, con respecto a otros activos.
Los activos fijos van incrementando su valor contra el dinero. Quienes son dueños de activos fijos (maquinas, edificios y terrenos suben de valor súbitamente), aumentan sus riquezas y por el contrario aquellos que no son dueños estos bienes ven disminuir sus posibilidades de adquirirlos.
Actualmente los precios de los bienes y servicios están experimentando una disminución en sus precios tal el caso del petróleo el cual pasa por un momento difícil pues en el largo plazo su precio apunta hacia el equilibrio de US$60.00 por barril.
Así también se da en los precios de otros insumos, commodities y servicios. De ahí que la baja inflación de junio le da margen a la Reserva Federal (Fed) o Banco Central de los Estados Unidos, para rebajar los tipos de interés a partir de este mes de julio.
Los miembros de la Reserva Federal han encontrado en la disminución de la inflación motivos para disminuir los tipos de interés. El índice anual volvió a debilitarse en junio y se colocó en el 1,6%.
Es dos décimas menos que el mes precedente y el nivel más bajo en cuatro meses. La Reserva Federal, por tanto, tiene margen para actuar de manera preventiva y eso dio un nuevo impulso al Dow Jones, que tocó por primera vez la marca de los 27.000 puntos. El S&P 500 hizo algo similar en la víspera, al rebasar los 3.000 puntos.
Parece que es un hecho que la Reserva Federal rebajará el precio del dinero. Lo que no se sabe si lo hará de golpe o de manera gradual en lo que falta de año. Los tipos de interés están desde diciembre entre el 2,25% y el 2,50%.
La tasa anual de inflación es del 2,1% o inflación subyacente, es decir, cuando se descuentan la energía y los alimentos, por el incremento de los precios en la ropa, vehículos usados, muebles, servicios de salud y en los alquileres. Esto podría deberse en parte a los aranceles a China.
La inflación representa un quebradero de cabeza para los bancos centrales, por lo que la entidad emisora de la República Dominicana debe estar atenta a los movimientos continuos de los precios a los fines de actuar en el acto. El hecho de que sectorialmente se estén aumentando los salarios es motivo de prever que en cualquier momento el alza de los mismos se refleje en los precios de los bienes y servicios a los fines de mantenerlos en el rango meta de 4%+-1%.
Sin lugar a dudas que la laxitud de la política monetaria aplicada en los Estados Unidos y recientemente en la nación dominicana es motivo para animar los mercados bursátiles y las actividades comerciales, aumentando la demanda interna.
El debilitamiento del dólar, que se cambia a 1,13 unidades frente al euro es otro motivo para que se considere disminuir el precio del dinero a los fines de hacerlo más competitivo ante el euro y así evitar un mayor flujo de turistas hacia otras naciones, especialmente Europa que actualmente se le acusa de manipular dicha moneda hacia la baja.
Otro indicador de que la Fed disminuya un poco más los tipos de interés es el hecho de que el tipo del bono del Tesoro a 10 años en EE.UU. está en el 2,08%, por debajo del que da como referencia la Fed.
Es oportuno recordar que cuando la inflación no es anticipada, esto es, cuando el dinero pierde más valor del esperado, quienes tienen deudas en pesos las ven reducidas en términos reales y quienes son acreedores se vuelven menos ricos de momento.
Esto así ya que las tasas de interés suben más lentamente que los precios y los préstamos se vuelven menos atractivos como negocio. Lo contrario ocurre cuando la inflación disminuye de forma no anticipada, las tasas de interés se reducen a menor velocidad que los precios y es entonces cuando los acreedores tienen una ganancia adicional.
De manera que se hace necesario que mientras suceden velozmente los acontecimientos políticos en el país las autoridades monetarias y financieras no deben distraerse con los mismos dejando a un lado el estudio sistemático del entorno interno y externo de la economía ya que el objetivo básico es el control de los precios y garantizar la expansión económica, ya que más temprano que tarde han de resolverse los aspectos políticos que de una manera u otra influyen en lo económico.
El país espera con ansias que soplen nuevos aires y con ellos nuevas autoridades y que estas traigan cambios en el modelo económico que hoy impera ya que este se torna agotado y de iguales resultados.
Es importante recordar que tal como decía Albert Einstein: “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Así como la dialéctica impone, es necesario que se formulen nuevos objetivos y metas, por supuesto con nuevas estrategias que lleven a la nación dominicano por nuevos senderos.
of-am