OPINION: Los nubarrones del 2016

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EL AUTOR es politólogo y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

Al menos que todos los líderes del Partido de la Liberación Dominicana hayan perdido el olfato político, o que se mantengan con una actitud triunfalista, no admitirían que en estos momentos hay una nueva realidad política con relación a las elecciones del 2016.
Nadie duda que el presidente Danilo Medina mantiene elevados niveles de aceptación y que todavía es el preferido de los electores, pero los escándalos de corrupción y sus inocultables deterioradas relaciones con el presidente del partido Leonel Fernández, han creado situaciones difíciles que se profundizan en la medida en que la mayoría de los seguidores del ex presidente se mantienen de brazos cruzados y algunos quejándose públicamente.
El presidente de la República está en la obligación de tomar algunas decisiones que impacten positivamente en una población que comienza lentamente a perder la credibilidad en su gobernante por su actitud pasiva ante una corrupción galopante que ha sido criticada con acritud por todos los sectores nacionales. Es innegable que el candidato presidencial del PLD tiene grandes logros a través de los programas sociales que llegan a la población.
Pero, en términos políticos, ésto importará muy poco, si sus estrategas no se detienen a trazar una política comunicacional efectiva que detenga esa percepción negativa que crece progresivamente en la población y que, claro está, favorece a la oposición.
Los nubarrones que complican la reelección presidencial están ahí: el gobierno tiene que encaminar acciones concretas contra los corruptos. El tema haitiano debe ser manejado con mucha inteligencia, ante una población que no conoce las interioridades del tema. Urge  dar respuestas políticamente a la situación de calamidad económica de los guardias y los policías. Ahí hay un gran caudal de votos.
Los estrategas de la reelección deberán seleccionar los voceros más adecuados, pues algunos lucen prepotentes y no se percibe una unificación de criterio. El profesor Fernández advirtió una vez lo delicado que es pelearse con los periodistas, de manera pues, que es necesario un acercamiento directo del presidente y la prensa en sentido general.
Subestimar en política es de ingenuos. El presidente Medina no está en su mejor momento. La oposición hace lo correcto: intenta eclipsar los logros del gobierno y sin lugar a dudas que avanza. El presidente no tiene más alternativa: debe apostar a él y para ésto, deberá pactar nuevamente con Leonel Fernández y entre ambos sofocar el conato de rebeldía interna.
La conducta humana siempre estará relacionada a la actividad política, es decir, que si la población no percibe un cambio de actitud en los funcionarios y líderes del PLD, podría venir un voto de castigo histórico, pero sobre todo, del sector indeciso  que podría decidir las elecciones del 2016.
Tengo la profunda convicción de que la reelección de Danilo Medina depende en gran manera de Leonel Fernández y el posible retorno de Fernández en el 20 se tornaría muy difícil sin el apoyo de Danilo Medina. Eso es alta política. Ambos deberán decidir que les conviene. Aunque lo ideal sería que pensaran en que le conviene al pueblo dominicano.

JPM

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