OPINION: La modificación presupuestal

En materia presupuestal existen variedades de presupuestos, los hay flexibles, rígidos o estáticos, conforme su variabilidad, pero también los hay a corto, mediano y largo plazo, según el lapso, hay presupuestos operacionales o económicos, presupuestos privados y públicos y hay presupuestos financieros. Todos ellos guardan particularidades especiales en su formulación pero la mayoría de éstos son variables o flexibles.

Presupuestos variables o flexibles son aquellos que se formulan para varios niveles de actividades contrario a los rígidos que se elaboran para un solo nivel de actividad, los cuales son cerrados en cuanto a la cantidad de recursos financieros que se les asigna.

Ahora bien los presupuestos flexibles o variables no implican que se modifiquen de manera unilateral o antojadiza de parte de quien o quienes los formularon.

Partiendo del concepto anterior los presupuestos deben ser sometidos a la consideración de los distintos departamentos o áreas de responsabilidad que tuvieron a cargo la formulación de sus  presupuestos correspondientes.

En ese sentido, a nivel del sector privado formal, debe funcionar un comité presupuestal que se encargue de conocer, aprobar o modificar los presupuestos formulados.

A nivel del sector público el Congreso Nacional es quien modifica, rechaza o aprueba el Presupuesto General del Estado que previamente es coordinado en su elaboración por la Dirección General de Presupuesto (DIGEPRES).

Recientemente el Poder Ejecutivo Dominicano, a penas a días de haber sometido el Presupuesto General del Estado al conocimiento del Congreso Nacional, de forma rauda y veloz solicita su modificación a los fines de aumentar el endeudamiento del país en unos US$130 millones de los cuales US$80 millones contratados con el Banco Mundial y los US$50 millones restantes con el Banco Europeo de Inversiones (BEI), entre otras cosas.

También el Poder Ejecutivo solicita al Congreso Nacional que se agregue un nuevo artículo en capitulo No. 1 para que se lea: “aprobar erogaciones por RD$816,565,417 millones.

Estos recursos se dividirán en RD$583,551,709,972 de gastos corrientes; RD$106,334,514,755 de gastos de capital; y RD$126,679,115,690 para aplicaciones financieras, como se puede advertir los gastos financieros aumentarán así como las aplicaciones financieras.

La adenda también contempla incrementar los montos asignados en el proyecto de Presupuesto a la Cámara de Cuentas en RD$60 millones; el Instituto de Protección a los derechos del Consumidor (Pro-Consumidor) en RD$30 millones y a la Oficina de Defensa Pública en RD$30 millones.

Asimismo, se autorizan erogaciones para las instituciones Descentralizadas Autónomas No Financieras y de las Instituciones Públicas de la Seguridad Social, RD$141 millones, para gastos corrientes, de capital y aplicaciones financieras.

Los aumentos sugeridos por el Poder Ejecutivo se compadecen con la realidad ya que la Cámara de Cuentas de la República Dominicana debe disponer de más recursos para realizar tan delicada labor como es la de fiscalizar las aplicaciones de los fondos presupuestales, también es de justicia aumentar el presupuesto del Instituto de Protección a los Derechos del Consumidor (Pro-Consumidor).

Ahora bien, lo que llama la atención es que se continúe con el aumento del déficit fiscal financiado con más préstamos lo que implica aumentar el rubro intereses y reembolsos de capital o servicio de la deuda.

El hecho de que se haya introducido un párrafo al proyecto de presupuesto que permite aumentar la deuda de manera medalaganaria es un contra sentido respecto a las voces que se han alzado para ponerle coto a la carrera desmesurada de aumentar la deuda del país. Son muchos los sectores incluyendo el empresarial que demandan que se coloque un torniquete a la hemorragia de préstamos que compromete financieramente a todos los dominicanos.

Mucho se ha luchado por que se legisle sobre establecer un tope al endeudamiento del país pero todo ha caído en el vacío ya que surgen las sugerencias en ese sentido pero nada se hace pues las autoridades de turno interpretan que se les quiere atar de manos si se aprueba esta iniciativa cuando lo que realmente se busca es que el país se endeude en caso de que se requiera pero con responsabilidad y no que se comprometa al país de manera alegre.

Siempre que se habla de control a nivel presupuestal se entiende que es  limitar las acciones del Ejecutivo, enclaustrarlo o simplemente no permitirle realizar sus tareas cotidianas cuando lo que se persigue es que no se tenga la mano suelta para disponer del uso de las recaudaciones que lleven a provocar un faltante de fondos que conlleven nuevos préstamos evitando así los excesos en uso o aplicación de los recursos del Estado.

Pueda ser que los nuevos empréstitos hayan sido consignados en el Presupuesto General del Estado pero lo que se busca es que la deuda no siga aumentando pues esta carrera sin freno traerá consecuencias graves a la salud financiera dominicana y lo penoso de todo ello es que solo un grupo de personas pueda decidir en nombre o representación de diez (10) millones de personas o algo más que conforman la población dominicana.

También  es penoso que se formule un presupuesto arrastrando todos los males existentes comenzando por el nivel de corrupción, duplicidad de funciones e instituciones, nóminas y nominillas parasitarias o sin que previamente se ponga la casa en orden.

El despilfarro de los recursos hay que detenerlo pues no vale la pena que se formule y se ejecute un presupuesto adornado con todas las irregularidades del mundo.

¿Quién en su sano juicio puede manejar un hogar, una empresa o un gobierno nacional o local si no se amuebla bien la casa previamente o se ponen las cosas en orden?

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

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