OPINION: La economía se enfría
El pronóstico económico más reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su pronóstico para la economía mundial debido a las tensiones comerciales, pero mejoró su vaticinio en cuanto a la economía estadounidense debido a la posibilidad de que la Reserva Federal reduzca las tasas de interés.
El ritmo de crecimiento en Estados Unidos se moderó en el segundo trimestre a una tasa anualizada del 2.1%. Algunos componentes reflejan el efecto de la guerra arancelaria. Se espera que la Reserva Federal reduzca los tipos de interés por primera vez desde la crisis financiera.
Regularmente los economistas suelen considerar una tasa de crecimiento del 2% como aceptable, próxima a su potencial. El FMI proyectó que la economía estadounidense cerrará el año en un 2.3%.
El consumo privado, que representa dos tercios del crecimiento, resiste y se expandió a un ritmo del 4.3%. Es mucho mejor que la anémica ganancia inferior al 1% en los primeros meses del año. Las compañías están reduciendo las inversiones, que cayeron cerca de un 1% tras subir más de un 4% en el primer trimestre, lo que podría ser reflejo del debilitamiento de la economía global y la guerra arancelaria.
El déficit comercial se amplió en el segundo trimestre tras caer en el primero. Las exportaciones cayeron un 5.2%. Las importaciones se mantuvieron. Este componente muestra que la demanda del consumidor es alta por productos que llegan del exterior, la inversión en el sector inmobiliario cayó un 1.5%.
Mientras lo anterior sucede el mercado demanda una baja de tipos de interés como garantía para sostener el crecimiento. Analistas entendidos dan por seguro que la Reserva Federal recortará los tipos aunque otros creen que no es necesario un rescate.
En los Estados Unidos, el precio del dinero está estancado en la banda de 2.25% y 2.5% desde diciembre. Una acción agresiva, permitirá influir en la curva de los tipos en los bonos.
Los indicadores económicos del tercer trimestre publicados hasta ahora son mejores de lo esperado, tal el caso del empleo y del comercio minorista. El incumbente del Banco Central Europeo también dejó en entredicho que puedan darse nuevos recortes de tasas de interés. El presidente de los Estados Unidos ha criticado a la Reserva Federal por haber llevado muy rápido el aumento de los tipos de intereses.
Últimamente la Reserva Federal elevó en un 33% el riesgo de recesión para el próximo año 2020, Ahora con la mitad del año ya cumplido, las probabilidades de recesión siguen en aumento las cuales se acerca a niveles peligrosos.
Uno de los indicadores más importantes es el que realiza la Reserva Federal de New York a partir del diferencial entre la deuda de largo plazo (10 años) y la de cortísimo plazo (3 meses). Este indicador permite comparar el crecimiento de fondo de una economía con las fluctuaciones temporales, así se puede anticipar el momento del ciclo económico. Este indicador señala actualmente un gran aumento del riesgo de recesión en Estado Unidos.
Estos hechos económicos y financieros dan indicio de una crisis que acecha. La probabilidad de recesión es muy alta, ya que los anteriores indicadores casi nunca han fallado cuando se asoma una crisis económica.
Reputados analistas ya sitúan la recesión en EE.UU. como principal riesgo al que se enfrenta la economía global junto con la guerra comercial. El miedo a la parte final del ciclo expansivo se ha intensificado en los últimos meses. Los indicadores de confianza han caído en medio del deterioro de las perspectivas de inversión, con un claro recorte del comportamiento de las manufacturas y la construcción.
Conforme el presidente del Banco Central Europeo, las previsiones económicas se están poniendo peor y peor cada día. Los últimos datos señalan que la debilidad se ampliará en el tercer trimestre, por lo que el repunte que se esperaba para final del año se está complicando.
El FMI, al actualizar su informe de Perspectivas Económicas Mundiales puso en el foco de riesgo al euro. Los riesgos sobre las previsiones de crecimiento son a la baja, incluye mayores tensiones comerciales y tecnológicas que afectan la inversión, una prolongación de la aversión al riesgo que exponga las vulnerabilidades financieras acumuladas después de años de bajos tipos de interés y las presiones deflacionarias.
Se afirma que el ciclo expansivo de EE.UU. hace meses que está agotado y se ha mantenido activo gracias a la política fiscal expansionista. El país está en pleno empleo y suma ya una década de crecimiento ininterrumpido, desde el segundo trimestre de 2009. En este período se han acumulado importantes desequilibrios económicos que amenazan con generar una nueva crisis.
El más importante de los riesgos es la deuda empresarial, que ha escalado hasta niveles históricos gracias a los bajos tipos de interés mantenidos por la Reserva Federal. Los inversores han buscado una pequeña rentabilidad en el riesgo, de modo que han abierto las puertas de la deuda a empresas cada vez menos solventes.
La deuda empresarial es el gran riesgo de la economía estadounidense, como en 2008 lo fueron las hipotecas. En este caso, la financiación no corre a cargo de los bancos, sino que los principales prestamistas son las empresas de seguros y los individuos a través de fondos de inversión. Esto significa que si cualquier aumento de la morosidad afectaría directamente a los pequeños ahorradores, lo que aceleraría el contagio.
Lo que ha elevado el temor de una recesión son los detonantes como la guerra comercial, el Brexit, la desaceleración en China, la pérdida de tracción de eurozona, además porque los EE.UU tienen poco margen de endeudamiento, tanto público como privado, porque ya están muy apalancados.
Asimismo los tipos de interés están en niveles muy bajos, por lo que la Reserva Federal también tiene limitado su arsenal. La ausencia de margen para hacer políticas contraciclicas constituye, una fuente de preocupación para los inversores.
Al revisar las anteriores notas acerca del comportamiento de la economía global se puede colegir que la región latinoamericana está encadenada a la evolución del comercio global y los demás choques económicos mundiales que pudiesen surgir lo que debe llevar a reflexión a las autoridades dominicanas hoy inmersa en asuntos electorales a pensar seriamente en lo que hoy sucede en el resto del mundo y cómo puede afectar a la nación dominicana.
Esto así, a los fines de tomar las previsiones que conduzcan a evitar un colapso en la economía dominicana. Hay que recordar que la economía es abierta lo que la hace más vulnerable ante los cambios que se operan en el entorno exógeno.
Es oportuno refrescar que la tendencia hoy en día de los bancos centrales es la de flexibilizar la política económica, tal como hace el Banco Central de la República Dominicana con el propósito de estimular los distintos sectores económicos del país y así coadyuvar con la expansión económica la cual ha experimentado una perceptible desaceleración.
Si bien es cierto que estos estímulos son de gran importancia no menos cierto que el exceso de los mismos pueden acarrear un gran endeudamiento o apalancamiento del sector privado que podrían poner en juego los resultados o utilidades anuales y con ello la revisión de sus utilidades antes de impuestos, intereses, depreciación y amortización (EBITDA) lo que afectaría el nivel de recaudaciones que se estima captar.
La economía y las finanzas son muy delicadas lo que implica que al hacer políticas a favor de las mismas se debe ser lo más cuidadoso porque lo que se puede creer que lo que beneficiaría un sector dañaría toda la nación. Aquí se impone la prudencia y cautela y dejar a un lado las emociones.
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