OPINION: Juventud y tentación totalitaria
André Glucksman es uno de los pensadores franceses que surgió luego de esa insurrección tan creativa en París, conocida con el nombre de “ Mayo del 68”. Fue un estallido urbano, un reproche de la iconoclastia intelectual sublevada; pero poco después permitió la revisión de todo el pensamiento contemporáneo, en particular el revolucionario marxista. Glucksman escribió un libro sorprendente, muy celebrado en la década de los años setenta del siglo pasado, titulado “Los amos del pensar”, y quiero emplear un hallazgo que hay en sus páginas para explicarnos la situación política y social de la República Dominicana de hoy. Dice Glucksman: “Hay prácticas del dominio social que han originado no que el pueblo se apropie del poder, sino que el poder se apodere del pueblo, de las masas”. Es esa descripción la que explica qué está pasado en nuestro país. Y nos explica también cómo ha operado el inmovilismo social que, bajo el impulso de la juventud, ahora comienza a romperse.
El poder del PLD como partido hegemónico ha terminado por apoderarse del pueblo. Como modelo de gobierno conduce irremediablemente a eso que Glucksman llama “que el poder se apodere de las masas”. Y conduce a más, acaba engendrando la tentación totalitaria, que es la etapa actual del dominio de Danilo Medina y su grupo económico. Zurcido como un mecanismo de inmovilismo social, el asistencialismo oficial se desplegó cual control difuso de las masas. Los números nos dicen que tan solo el 2% de la población escaló a un grupo de mayor ingreso durante algo más de una década, pero a pesar de eso la miseria convierte al asistencialismo en un anulador del libre arbitrio, y en un control de los pobres. El PLD ha sido una máquina de frisar la pobreza. El modelo arrojó sobre la clase media todo el calvario del despojo del bienestar. Ir perdiendo su mínima capacidad de compra, el peso del aumento de los impuestos, tienen a la clase media braceando aferrado al péndulo que va de la pobreza a la depauperación. El resultado es un aumento de la delincuencia, la criminalidad, la corrupción.
Las características peculiares del dominio de la sociedad dominicana por parte del PLD incluyen estos tres pivotes como elementos naturales del modelo: inmovilismo social, asistencialismo como control, y corrupción. Y ello requiere del dominio institucional absoluto. El poder ejecutivo, la justicia, el poder legislativo, la Junta Central Electoral, la Cámara de cuentas, el Tribunal Superior Electoral, presupuesto de la nación, etc. Esa plataforma de poder gigantesca ha enriquecido a toda la cúpula partidaria, y legitimado la corrupción generalizada en el aparato del Estado, engendrando monstruos en su propio vientre después de veinte años de poder. ODEBRECHT es uno de esos monstruos, construido sobre la perversidad del modelo peledeísta. Como lo es la convicción de que, en razón de la hegemonía y la riqueza acumulada por la cúpula del partido, están destinados a eternizarse en la depredación de la riqueza pública. Toda la corrupción peledeísta se vincula también con esa vocación de eternidad.
El éxito del inmovilismo social se ha comenzado a resquebrajar, sin embargo. En particular los jóvenes, han comprendido que no es posible seguir viviendo bajo un régimen en el cual la corrupción y la impunidad coexisten de manera natural. Me ha regocijado ver la juventud marchar un paso adelante de los partidos tradicionales, como en el “mayo del 68”. Este gobierno es un antro de corrupción, y nos tenía sumido en la desesperanza. La movilización es lo único que puede vencer la tentación totalitaria. Entusiasmado por la marcha verde, escribí en FACEBOOK lo siguiente: “Siento el aliento innovador de los jóvenes que están al frente de la marcha contra la impunidad. Alguna vez yo quise ser el sujeto plural que amaba la justicia. Y canté canciones, escribí poemas y luché. Ahora regresa un aliento, una esperanza. Renazco en cada uno de ellos, esos jóvenes que creen que en nuestro país la justicia es posible. Como yo, entonces”. Y lo escribí porque el pueblo está en marcha encabezado por su juventud. He descrito el modelo de dominación en que vivimos, que ha invertido profundamente las relaciones cívicas de la sociedad dominicana actual. ¡Derrotemos la corrupción y la impunidad! ¡Los jóvenes son la esperanza!