Entre bomberos no se pisan la manguera

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EL AUTOR es escritor. Reside en Nueva York

Los refranes son expresiones populares y anónimas, cuya finalidad primordial es trasmitir enseñanzas o mensajes instructivos de tipo moral y con indicios de sabio, promoviendo en el individuo la reflexión moral e intelectual. Su etimología proviene del idioma francés con el término «refrain» cuyo significado es «estribillo».

Como sabemos, el idioma español es inmensamente rico en refranes, dichos, pensamientos,  máximas,  sentencias y adagios, los cuales nos permiten aprender y comprender en la mayoría de los casos,  el comportamiento, actitudes o defectos morales y de conductas que asumen los seres humanos a lo largo y ancho en el discurrir de su existencia.

En el caso de este humilde aporte que hoy presento, lo he titulado con el viejo y conocido refrán español «Entre bomberos no se pisan la manguera» que, es una expresión que significa que entre los que hacen o actúan de igual manera no deben hacerse daño, sino que por el contrario, deben ayudarse mutuamente.

En consecuencia, me voy a referir a dos «bomberos socialistas» que han dado muestra con su proceder inmoral e hipócrita que atinaron a no pisarse la manguera como lo estipula la enseñanza que nos lega el referido refrán. Veamos pues,  el proceder de esos dos bomberos políticos que honraron a cabalidad lo que nos dice el citado refrán español.

Daniel Ortega Saavedra: el bombero de Nicaragua

Sobre este inefable pichón de dictador he escrito varios artículos, en los cuales he evidenciado  su execrable conducta inmoral y política, su gobierno corrupto, su afán -como todo buen socialista- de perpetuarse él y a su familia en el poder, su crímenes en su régimen totalitario, absolutista y ser un gobierno autoritario, negador de las libertades y el derecho a reclamar de sus gobernados, los cuales fueron en su momento su apoyo para que el sandinismo triunfara y llegara al poder.

Daniel Ortega Saavedra,  es una figura cimera en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) del 1979,  que libró una encarnizada batalla en contra del gobierno de Anastacio «Tachito» Somoza Debayle,  el último miembro de la dinastía de los Somoza que habían gobernado Nicaragua en tres generaciones, siendo esa familia una de la más acaudalada que tenía la tierra de Augusto Nicolás Calderón Sandino  por ser  dueños de casi todo en la nación.

Después de 40 años de haber logrado el poder, este seudo revolucionario ha hecho exactamente lo mismo que hizo la familia Somoza, demostrando su demagogia, su engaño, su hipocresía política y su falta de escrúpulos para permanecer en el poder él y toda su claque familiar. Se han  convertido él y su  entorno en una dinastía política y en una de las familias  más acaudalada en toda la nación y  sin exagerar,  en toda la región, al ser dueña de casi todo lo que el poder político absoluto permite tener.

En el gobierno  de Ortega se practica  un nepotismo aberrante, ya que sus hijos ocupan posiciones gubernamentales y de influencias en su gabinete y, no conforme con ello, son dueños de las estaciones de expendio de combustible a nivel nacional, administran la Distribuidora Nicaraguense de Petróleo y además, son propietarios de la mayoría de los medios de comunicaciones radiales, escritos y audio visuales en NIcaragua, dándole un soporte mediático y publicitario al gobierno.

La conducta moral y política de este camaján socialista,  tiene un lastre inmoral que lo ha marcado para siempre  en la historia. Será recordado como un ladrón, porque se apropió de la casa del Sr. Jaime Morales con todo y ajuares a raíz del triunfo de la revolución mientra, este se encontraba en Miami con su familia, viviendo hasta ahora en la misma sin haberla comprado ni pagado. Como un pederasta, porque abusó sexualmente de su hijastra Zoilamérica Narváez Murillo cuando esta era una niña de apenas 10 años de edad. Por igual, será recordado su gobierno como el más corrupto de la patria de Félix Rubén García Sarmiento mejor conocido como Rubén Darío, superando con creces a la dinastía de los Somozas y, obviamente, como un asesino ya que en su régimen han muerto por la represión gubernamental solo en el pasado mes de abril, más de 350 personas por protestar.

Mauricio Carlos Funes Cartagena: el bombero de El Salvador

Este fue llevado al poder en la República de El Salvador, por el Frente Farabundo Martí  para la Liberación Nacional (FMLN) partido de orientación izquierdista en las  elecciones celebradas el 15 de marzo del 2019 para un período de cinco años que se inició el 1 de junio de 2009 al 1 de junio de 2014.

Como era de esperarse y algo que es común en los gobiernos de corte izquierdistas,  antes de asumir el poder prometen villas y castillos, acabar con la corrupción, el analfabetismo, construir casas para los necesitados y hacer una país «nuevo y distinto». Obviamente, ocurre todo lo contrario y, en la mayoría de los casos, social, política y económicamente, convierten a las naciones en un lastre y en algo peor a lo que pretendieron corregir, como es el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

En el caso del expresidente Mauricio Funes, fue otro  corrupto más, que engañó a los salvadoreños con sus falsas promesas y que, hoy en día es buscado por la Interpol – Organización internacional de Policía Criminal- a causa del pronunciamiento de la Suprema Corte de El Salvador, al encontrarlo culpable de los delitos de malversación de fondos públicos, desvío de activos y enriquecimiento ilícito en perjuicio del Estado salvadoreño, por la friolera de unos US$351.00 millones de dólares que fueron dirigidos de manera aviesa  a cuentas de familiares, el partido, allegados  y amigos.

Ante esta situación, el expresidente Mauricio Funes, esposa e hijos, emprendieron las de Villadiego a sabiendas de lo que hicieron con el dinero del Estado, vale decir del pueblo, y buscaron refugio, abrigo y protección ante el robo cometido, con otro bombero que lo recibió con los brazos abiertos: Daniel Ortega Saavedra. No solamente los acogió, sino que le otorgó la nacionalidad nicaraguense para evitar su extradición y/o futura entrega por parte de otro gobierno que surja en Nicaragua. No conforme con ello,  los nombró a Funes y a su hijo en la Cancillería con rango de embajadores, con un sueldo de 90,000 córdobas, unos $2,750 dólares al primero, todo esto, aparte de proveerlo  con una  escolta al expresidente y su familia para su seguridad.

Daniel Ortega: un bombero sandinista bien activo

Al parecer, Daniel Ortega considera que su acción de apagar el fuego a los políticos corruptos, a los narcotraficantes, asesinos y delincuentes internacionales que huyen de la justicia,  es una labor digna y propia de un jefe de Estado y, en virtud de ese criterio erróneo, inmoral y perverso, se ha creado un prestigio negativo en ese sentido como ningún otro, superando -creo yo- hasta al propio Fidel Castro con igual política que tiene Cuba.

La razón por la cual sostengo esto, es que los hechos registrado en ese sentido,  han convertido a Nicaragua en el refugio predilecto, seguro y eficiente para todos aquellos que de una u otra forma cometen un delito y son perseguidos por la justicia en los países en donde se cometió el hecho y por lo cual se ha motivado su captura a la policía internacional para que paguen por las faltas hechas. El caso reciente del expresidente izquierdista Maurio Funes Cartagena no ha sido el primero ni será el último hasta que esta sabandija socialista sea desplazado del poder. Veamos algunos ejemplos en donde la patria de Don Miguel Larreynaga se ha convertido en una guarida de terroristas, asesinos, narcotraficante, corruptos, guerrilleros y delincuentes internacionales.

1.- a) Alessio Casimirri es un ciudadano italiano comunista refugiado en la Nicaragua de Daniel Ortega, el cual está condenado en Italia a cadena perpetua por el asesinato del primer ministro Aldo Moro, cuyo acto terrorista fue cometido el 9 de mayo de 1978 por parte de la organización terrorista Brigada Roja de la cual Casimirri era miembro activo. Desde hace 36 años vive tranquilamente en Nicaragua atendiendo un restaurant de mariscos de su propiedad y evadiendo cumplir con la pena que la justicia italiana lo condenó, gracias a la amabilidad del dictador nicaraguense.

2.- b) Eusebio Arzalluz es otro terrorista de origen vasco y reconocido miembro de la organización terrorista «ETA» en España que entró a Nicaragua bajo la égida del gobierno sandinista, considerado el  jefe de logística de la entidad. Estando  Nicaragua bajo el gobierno de la expresidenta Violeta Barrios Vda. Chamorro, en el año 1993 se produjo una estruendosa explosión en un barrio de Managua que dejó al descubierto un centro de operaciones de la ETA laborando en un falso taller de mecánica en donde se descubrió muchas armas y explosivos almacenados.

3.- c) Maurizio Gelli actual embajador de Nicaragua  en Canadá, es nada más y nada menos, que el hijo del mafioso de la Cosa Nostra Lucio Gelli, acusado de la  quiebra el Banco Ambrosiano, asesinatos, delitos financieros en Uruguay y de conspiración en Argentina. Su hijo Maurizio Gelli, a quien Daniel Ortega les abrió los brazos, lo protegió y hasta lo nombró embajador, está acusado y buscado  internacionalmente por haber querido lavar unos $1,200 millones de dólares de la fortuna ilegal levantada por su fallecido padre. Ese rufián y mafioso representa a Nicaragua en Canadá.

4.- d) Pablo Emilio  Escobar Gaviria el zar de la droga y jefe del Cartel de Medellín  en Colombia, fue otro de que contó con la anuencia de Daniel Ortega, al cual recibió para residir en Nicaragua en el año 1984, convirtiendo a esa nación junto a la Cuba de Fidel Castro, en territorios protegidos  para almacenar estupefacientes del Cartel de Medellín y su posterior distribución a los Estados Unidos y a Europa  como lo demostró unas fotografías tomadas por el piloto Barry Seal en la escena donde soldados sandinistas descargaban las drogas.

Elaborar el listado de los delincuentes y terroristas a quienes  Daniel Ortega le ha dado acogida en Nicaragua sería una lista muy larga y agotadora. Lo que es algo impropio y absurdo en un jefe de Estado, se ha convertido en una rutina de «labor política» de este sinverguenza, descarado y marrullero dirigente izquierdista.  Tanto Cuba, Venezuela y Nicaragua, se han transformado en madrigueras de la delincuencia internacional. Más sin embargo, ellos describen ese accionar como una «solidaridad» entre revolucionarios y hombres «perseguidos injustamente» por sus posiciones políticas. Nunca el descaro y la desfachatez han tenido nombres propio como hasta ahora con estos regímenes izquierdistas.

En ese tenor y ya que comencé con un refrán para titular esta humilde opinión, voy a concluir con otro  que aconseja a los pueblos respecto a estos farsantes como gobernantes:

        «Los políticos y los pañales deben cambiarse a menudo por la misma razón»

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