El socialismo: ni sirve, ni funciona y asesina
(Segunda parte – final)
El 21 de febrero de 1848 salió a la luz pública en la ciudad de Londres, Inglaterra, «El manifiesto comunista» escrito por Kalr Heinrich Marx y Friederich Engels, el cual había sido encargado a instancia de la Liga Comunista, constituyéndose per se y de manera nefasta para la humanidad, en uno de los escritos político más influyente de la sociedad, sin que esto implique necesariamente que haya sido óptimo, beneficioso y saludable política, social y económicamente hablando.
En efecto, no hay nada más demostrativo de que ello fue así, que de 196 naciones que forman el mundo, apenas unas cinco tienen un sistema de gobierno basado en el socialismo y unas dos o tres en busca de ello, fruto del fanatismo ideológico de los dirigentes que gobiernan o han gobernado y que han hecho caso omiso a la historia y se han embarcado en tan ruinosa tarea, como es el caso de la ex próspera y hoy paupérrima Venezuela chavista, Cuba y Corea del Norte, siendo la República de China la excepción, precisamente, porque aún teniendo el control político el Partido Comunista, se dieron cuenta que con las ideas de Mao Tse Tung iban al precipicio, dándole un giro total a su sistema económico hacia un capitalismo competitivo como el que más. Los resultados hablan por sí mismos.
Algo que es dable destacar es que, Marx y Engels pensaban que la revolución socialista y la implantación del socialismo económico como método de producción, iban a echar raíces en la Alemania industrial de la época y después, su posterior propagación en todo el mundo. No fue así y fallaron ya que la misma tuvo sus inicios en la empobrecida Rusia feudal zarista, cuando la Revolución Bolchevique con Vladimir IIyich Ulyanoc «Lenín» a la cabeza, llevó a la praxis las ideas políticas y económicas de ambos padres del socialismo.
Estoy seguro que muchos de los amables lectores se preguntarán: porqué hay personas en insistir en implantar un sistema político-económico que se ha demostrado que fracasó con la caída del Muro de Berlín el 9-10 de noviembre 1989; la Disolución de la Unión Soviética (URSS), que dio paso a la independencia de las 15 repúblicas europeas sometidas bajo el yugo soviético, desde marzo de 1990 hasta el 25 de diciembre 1991 fruto de «El Tratado de Belavezha»; el atraso social, político y económico de la Cuba castrista en seis décadas; el drama que vive el pueblo de Corea del Norte y la ruina en todos los órdenes en que ha caído la Venezuela del chavismo por querer imitar el socialismo de Fidel Castro?
Bueno, esto se debe a que siempre en el relevo generacional de las sociedades, aparece un selectivo grupo de imbéciles e idiotas, los cuales sostienen la teoría -muy pueril por cierto- de que el fracaso del colectivismo socialista se debió a que no fueron ellos los que lo encabezaron o dirigieron o en su defecto, «no se aplicó la metodología correcta» y por eso no triunfó, y en consecuencia, hay que intentarlo de nuevo ya que, en esta ocasión sí va a funcionar, obviamente, sin importarles que este «nuevo experimento socio-político» se lleve por delante a millones de personas y destruya un país.
El socialismo es un espejismo político
El espejismo se define como una ilusión óptica que falsamente nos refleja una realidad que no existe. Es la interpretación equivocada que se tiene de los estímulos reales y justamente, eso es lo que crean y fomentas los maquiavélicos y sofistas líderes de la izquierda, en hacerles ver a los desvalidos sociales y menos favorecidos con el conocimiento, una ilusión falsa y que en realidad ni existe y nunca existirá en sus plataformas de gobierno. En consecuencia, veamos y analicemos algunas de las razones lógicas y teorías absurdas por lo cual implantar el socialismo ha sido un fracaso rotundo y contundente desde hace más de un siglo.
1.- a) Qué diferencia esencial y vital existe entre el socialismo y el capitalismo que quizás muchas personas simpatizantes o no, no han caído en la cuenta y que lleva en la génesis su propio fracaso? Es algo muy sencillo pero de gran valor: el «socialismo científico» fue creado por una sola persona como paso previo al comunismo, pretendiendo implantar un sistema de manera global y fruto de las ideas de un tipo alcohólico (Karl Marx) que nunca puso un pie en una fábrica ni supo lo que era trabajar ya que un mantenido por su esposa, su suegra y su amigo Engels, que hasta después de muerto le hizo su tumba. Algo inexplicable y hasta absurdo, que un parásito social y un vago como lo fue Marx se preocupara por los obreros.(1)
El capitalismo en cambio en un sistema social y económico que no lo escribió nadie, sino que es fruto de la interacción del hombre a lo largo de su historia, sin que el mismo sea impuesto (como surge con el socialismo izquierdista) a la fuerza. Su nombre se debe a la manera y costumbre en que los seres humanos han desarrollado sus intercambios económicos sin que a nadie se les ocurriera bautizarlo como «su teoría» como lo hizo Marx con su socialismo, motivado más por sus problemas económicos y de ser un fracasado, un vago y un resentido social.
Marx pensó que la causa de sus problemas económicos se debían al sistema en el cual él vivía y por ello optó por crear uno, pero basado en lo que se conoce como «parasitismo social». Si ustedes revisan la historia de estos prominentes líderes del socialismo izquierdista tanto a nivel local como internacional, se darán cuenta que la mayoría de ellos nunca han dado un golpe de trabajo en sus vidas: Ni Marx, ni Lenín, ni Mao, ni Fidel , ni El Che, ni Daniel Ortega y menos Narciso Isa Conde.
Sobre Marx no voy a explayarme mucho, pues ya lo hice en mi anterior artículo publicado en este diario y en otros a nivel internacional. Pero, las ideas de Marx es la típica del parásito y vago social, que quiere tener riquezas siempre contando con lo ajeno y sin el menor de los esfuerzos posible. De ahí surgen las ideas de que los obreros se adjudicaran los medios de producción que los empresarios han creados con esfuerzo, tiempo y dinero, al considerar impropio que los trabajadores no recibieran los beneficios de sus trabajos en lugar de un salario que en economía se conoce como la plusvalía. O sea, el borracho y vago de Karl Marx quiere que los empresarios después que han invertido sus capitales en crear empresas o industrias y pagarles sus salarios a los obreros por sus labores, se las regalen así por así. !Qué bueno y fácil es hacerse empresario con la teoría marxista!
A pesar de lo absurdo e ingenuo (en buen dominicano, hacerse el pendejo con lo ajeno) con esta teoría de Marx y la forma en que él visualizaba generar riquezas para los obreros, la misma tuvo una gran acogida en la época de entonces basado en que, muchos vagos e ingenuos que pensaban igual que él, unido ello al gran desempleo y analfabetismo de la época, pensaron que vivir bajo un esquema en que todos los obreros iban a ser dueños de las empresas o industrias y recibir al mismo tiempo los beneficios, resultó muy atractivo y forjó un montón de ilusiones fáciles.
2.- b) Algo muy propio en el socialismo, es tener a la sociedad en continuo enfrentamiento porque aquí ellos aplican la máxima de que: «En río revuelto, ganancia de pescadores». Todos conocemos la típica frase de «las luchas de clases» o sea, el enfrentamientos de los que no tienen en contra de los más favorecidos. Al final, lo que el socialismo promueve es acabar con los ricos para igualarlos con los pobres y de este enfrentamientos cuando asumen el poder, viene el colapso económico porque acaban con los que producen las riquezas e igualan a todos en la miseria.
El grave error del socialismo es pensar que los recursos que genera el Estado son infinitos y por igual, que los ricos son los que deben pagar por elevar el nivel de vida de los pobres. Ellos no entienden que las leyes económicas no funcionan así, ni mucho menos por meros caprichos de un vago como lo fue Karl Marx. Las riquezas no son un pecado si las mismas se han obtenido en buena lid y que ellas no son fruto por la explotación laboral. Pero, ya hemos dicho que las personas que piensan así, no son más que unos frustrados y resentidos sociales colmados de envidias y recelos que se niegan aceptar el triunfo de los demás, excepto cuando pertenecen a su misma parcela ideológica.
3.- c) El socialismo a diferencia el capitalismo, todo lo quiere implantar a la fuerza, coacción y el engaño, porque saben que de otra forma no tiene el consentimiento de los demás. Una característica muy propia en ello es la hipocresía política pues, prometen igualar a todos y acabar con las luchas de clases y viven criticando a los capitalistas y adinerados. Sin embargo, ellos en sus vidas privadas tienen y viven con los mismo lujos y placeres que tienen las clases pudientes y sin embargo, someten al pueblo a precariedades, hambres y miserias. Ese es el desgarrador drama que viven los pueblos de Cuba, Corea del Norte y ahora Venezuela.
Los líderes socialistas son muy peculiares, pues ellos obligan al pueblo con sus medidas políticas y económicas a vivir en la miseria, mientras ellos viven y disfrutan del sistema que ellos critican. Proclaman a todas voces las «bonanzas del socialismo» mientras ellos viven sumergidos en los placeres y los lujos que nos da el capitalismo. De esa percepción viene el clásico dicho que dice: «Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga». Un fiel retrato de su cinismo e hipocresía ya que los socialistas viven reclamando asumir conductas a los demás, las cuales ellos no están dispuestos llevar a cabo en sus vidas.
La única manera en que los pueblos destruyen el espejismo que el socialismo les hace ver, es superarse culturalmente, trabajar, apoyar a las empresas que aseguran el trabajo productivo y enaltecedor y las que te pagan tus esfuerzos sin necesidad de ser un esclavo del Estado, tener la confianza en nosotros mismo, asumir disciplina y ser éticos en todas las actividades que nos proponemos. Nunca les de cabida a estas ilusiones falsas y llenas de espejismo que el socialismo te dibuja para conquistar tus ideales. Mira el espejo de Cuba, del pueblo de Corea del Norte y del abismo en todos los órdenes en que ha caído la nación suramericana que una vez fue la meca de los latinos: Venezuela, hoy sumida en la más terrible de las miseria, de la delincuencia, del abuso estatal, de la hiperinflación que destruye el salario y de la hambruna que abate a sus ciudadanos.
La mejor manera de entender la verdadera y real finalidad del socialismo, la expresó el médico, escritor y pintor argentino Cupertino del Campo Gutiérrez cuando manifestó:
«El socialismo es una doctrina de amor a base de odio; un ensayo de fraternidad universal a base de guerra de «clases»; una tentativa de liberación a base de dogmas y una escuela de libertad a base de tiranía»