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OPINION: El PLD
El gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD, tiene necesariamente que hacerse un autoexamen crítico desde su más encumbrados miembros perteneciente a la elite del todo poderoso Comité Político, hasta el más sencillo de sus dirigentes de los populosos sectores sean estos de la urbe capitalina o de barrios, campos o montañas del país.
El nivel de descrédito que presenta el gobernante partido morado dentro del espectro de los partidos nacionales, contrario a lo que puedan decir las encuestas que cada cierto tiempo se publican, es algo que necesariamente sus dirigentes deben de sopesar, ya que el mismo luce un tanto desgastado y por demás con un nivel de descredito que de no hacerse a profundidad una revisión en cada uno de sus estamentos y sus principales actores, el futuro de cara al 2020 podría lucir un tanto cuesta arriba para la claque morada.
Solo hay que darle una leve mirada a las redes sociales en donde un porcentaje muy elevado de los interactuantes votan su odio y con comentarios pocos elegantes, escriben todo tipo de mensajes directos en contra de dirigentes, del gobierno, del partido y en más del 60 por ciento (según mis apreciaciones), aquellos escribientes cibernautas no esconden sus piques para darle rienda suelta a sus dedos en el teclado sea en la pc o en sus celulares, para llegar a colocar sobre la pantalla, insinuaciones personales que por demás también les hacen mucho daño al partido de gobierno.
Las constantes denuncias por los medios sobre determinadas actuaciones de uno que otros de sus dirigentes y/o funcionarios del presente o de algunos de las pasadas administraciones peledeistas, la errática manera de cómo se conducen algunos de los que ocupan importantes posiciones dentro del tren gubernamental, es algo que necesariamente tiene que llamar la atención de quienes manejan tanto el gobierno como al partido.
Desde mis acostumbrados paseos por las diferentes redes en este rinconcito del país desde donde escribo, me atrevería a apostar que si dentro del PLD no logran una recomposición de sus cuadros dirigenciales, en donde se desagarren las vestiduras y en silencio se aceptan los errores cometidos por parte de uno que otros comensales, repito, el futuro morado podría lucir incierto.
jpm