Democracia Vs. dictadura

La lucha preelectoral de hoy se centra en la disputa de leonelistas y danilistas en torno a una eventual repostulación de Danilo y una reforma de la Constitución. Hay extremos que aseguran que caminamos –algunos más osados dicen que ‘estamos’- hacia una dictadura. En la ola se han montado una díscola oposición política, una sigzageante ‘sociedad civil’, una vocinglería mediática altisonante y hasta sectores de la Iglesia Católica.

Se acrecientan las pasiones, las emociones, las presiones, los dimes y diretes de grupos y personas por el poder, en cuyo camino se recurre, de parte y parte, a todo tipo de artimañas, zancadillas, acusaciones, intentos de descalificaciones, mentiras, verdades, medias mentiras, medias verdades.

Los opositores a Danilo y su eventual reelección, encabezados por propios peledeístas acantonados en el leonelismo, disparan sus cañones de manera indiscriminada dejando a su paso heridas que se teme difíciles de sanar cuando llegue la hora de las definiciones políticas en el proceso electoral del 2020. Los danilistas han sido más parcos en sus respuestas, pero cuando lo hacen son muy duros. El ejemplo está en el caso de la Marcha Verde, cuando el mutis del Gobierno desarmó las protestas al punto del autoaniquilamiento del grupo, pese a la presión que hicieron los vocingleros mediáticos por mantenerlo con vida.

El vocero del Gobierno, Roberto Rodríguez Marchena, tras el sermón de las 7 palabras y las declaraciones del arzobispo Francisco Ozoria, publicó desafortunados twitters y distribuyó por las redes un artículo foráneo en que pretendió descalificar a la Iglesia Católica para opinar sobre la situación del país. Esto provocó reacciones tan duras y agresivas como las que se registraron cuando los casos de la jueza Mirian Germán o los pronunciamientos de Reynaldo Pared Pérez sobre las sentencia del Tribunal Superior Electoral en el tema del PRD.

Tuvieron dos miembros de la artillería pesada del Gobierno, José Ramón Peralta y Gonzálo Castillo, que salir a recoger los heridos dejados por Marchena:

  • “El Gobierno, respetuoso a la pluralidad de opiniones en el marco del Estado de derecho que nos rige, también respeta las opiniones manifestadas en el Sermón de las siete Palabras que emitió la Arquidiócesis de Santo Domingo. Y mantenemos nuestro compromiso de seguir trabajando, como hasta ahora lo hemos hecho, por el fortalecimiento de todas las instituciones de nuestra Nación; garantizando siempre la libre opinión, favorable o desfavorable, de todos sin importar su estatus político, económico o social”, dijo Peralta.
  • “Nosotros no tenemos ningún inconveniente con la Iglesia Católica, yo siempre he dicho y lo repito y quiero ser coherente siempre, vivimos en un país en democracia y la democracia es cuando las mayorías pueden hacerse representar y gobernar por los que ellos elijan”, comentó Gonzalo Castillo.

Sensatos editoriales, análisis, comentarios, declaraciones periodísticas advierten y llaman a la prudencia, de forma abierta, directa y sin cortapisas, como el mejor ejemplo del ejercicio de la democracia dominicana.

  • Los editorales ‘La democracia no puede perder legitimidad’ y ‘Aquí no hay providenciales’ publicados lunes y martes en Listín Diario, donde se advierte sobre los denunciados aires dictatoriales, son ejemplod el libre ejercicio y pluralidad de la prensa: “Los pueblos que han alcanzado algún grado óptimo de libertad le deben este privilegio a la democracia, que es el sistema en el que la voluntad de la mayoría, manifestada sin trampas ni coacciones en las urnas, elige y confía a los gobiernos el manejo del destino nacional”.
  • El AM, de Adriano Miguel Tejada, en Diario Libre, expresa: “En política, los vacíos no duran mucho tiempo. Alguien los llena. Esto parece haber ocurrido con la reciente posición de la Iglesia Católica con relación a los claros casos de intolerancia del Gobierno y a la ausencia de una oposición que represente valores democráticos fundamentales para el desarrollo del país”.
  • Pero también el comentario del analista político Orlando Gil, en su columna ‘Orlando Dice’ del lunes, indica: “Entre peledeístas todo se da en una suerte de Danilo o Leonel, y quien conmigo no recoge, desparrama. La Constitución es de Leonel, y todo el que se exprese a favor de la Constitución, es de Leonel. El arzobispo Ozoria, en ese orden perverso, sería de Leonel, y una apreciación tan ligera y peregrina se convirtió en consigna”.
  • El comunicador Oscar Medina, en su columna del lunes en Listín Diario, bajo el título ‘Absurdos y disparates” opina que: “Insinuar que la República Dominicana se encamina a una dictadura constituye un disparate de proporciones épicas y una ligereza irresponsable que frivolizan las características de ese tipo de régimen. Porque lo cierto es que, a pesar de sus arritmias, la democracia dominicana continúa transitando un proceso de consolidación que inició hace casi sesenta años”.

Creo que nuestra democracia tiene falencias, manifiestas más en pronunciamientos que en hechos, pero no me inscribo en el extremo de los que pregonan que estamos a las puertas de una dictadura.

Preocupado por ello, la última semana escribí esta reflexión a un grupo dilecto de WatsApp: “Amigos, la descalificación de los demás es el arma favorita de obtusos, totalitarios, trasnochados, ‘intelectuales’ desafasados que lo usan por carecer de argumentos para discutir ideas y conceptos… la emoción a veces nos lleva al fanatismo… los días por venir serán muy apasionantes y trascendentes para nuestra democracia… más allá de la coyuntura, como hombres de experiencia, sensatez y, sobre todo, de mucha visión, les exhorto a tener cabeza fría y apostar al futuro…”

Las urnas deben decir, en febrero y mayo del 2020.

sp-am

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