OPINION: De la boca para fuera
Aunque de la boca para fuera todos dicen luchar por un Estado de derechos sustentados en los principios de salvaguarda de la dignidad humana y de igualdad ante la ley, en la práctica cada sector de la sociedad procura un país hecho a su imagen y semejanza basado en privilegios para uno y discrimen para los demás.
República dominicana representa hoy una nación con uno de los mayores y mejores mantos viales de la región, con su principal metrópoli conectada por un Metro y un teleférico y dotada del eficiente servicio 9-1-1, pero también con un gran conglomerado humano todavía falto de servicios básicos.
El presidente Balaguer recató dignifico numerosos asentamientos marginados, con sus “multifamiliares”, el presidente Fernández, también contribuyó con los proyectos “Villa Liberación” y el presidente Medina construyó La Nueva Barquita, Villa Cachón y levanta la impresionante Ciudad Juan Bosch, pero el déficit de viviendas persiste.
La economía crece cerca de un 6% en promedio durante muchos años, pero los gobiernos carecen de ingreso suficiente como para garantizar que esa rentabilidad económica impacte hacia los sectores de la planta baja del edificio social.
Un delirante sector de izquierda, que tal vez sin proponérselo sirve de conejillo de india a una derecha sin hiel, no alcanza siquiera juicio de separar trigo de cizaña, sino que asume el propósito de sus mandantes de intentar incendiar la pradera a cualquier costo.
Nadie en su buen juicio puede creer que existe la más mínima posibilidad de cambiar de un solo tirón el sistema capitalista y colocar en su lugar el que se añora desde la primera juventud, pero sería una estupidez mayor servirle de carne de cañón a los mismos sectores que pretenden repetir aquí los dramas de Brasil y Venezuela.
El principio de unidad en la diversidad no significa la claudicación de principios fundamentales ni la sumisión, aun sea coyuntural a despropósitos encaminados por gente que arrastra los pies, por aquello de que “dime con quién andas y te diré quién eres”.
Los sectores progresistas, además de marchar, deberían estar pendientes a la escogencia de los jueces de las Altas Cortes, al proceso judicial por Odebrecht, a la discusión sobre la Ley de Partido y Electoral, pero también al Pacto Fiscal y al pacto Eléctrico.
Sería bueno y provechoso que el movimiento social asuma conciencia de que en cualquier iniciativa no son todos los que están ni están todos los que son, y que en ocasiones, es mejor solo que mal acompañado