OPINION: Cataluña y la independencia efímera
POR CRUGER MARIANO ZORILLA
La crisis catalana sigue acaparando la atención internacional. El día de ayer acaba de ocurrir un acontecimiento que, aunque confuso, podría complicar aún más la ya difícil y delicada crisis que afecta a esta región y al mismo estado español. En una declaración controversial e histórica el presidente de la generalitat Carles Puigdemont, ha declarado que “Con los resultados del 1 de octubre, Cataluña se ha ganado el derecho a ser un estado independiente” y se ha creado el caos al concluir esta declaración con la propuesta a realizar un dialogo.
En este contexto el proceso de independencia catalana ha quedado en suspenso, en plazos o sin aplicación, como queramos llamarle, se ha declarado la independencia, pero no se va a aplicar, nos dejan con la siguiente pregunta ¿existe realmente la intención de aplicarla?
La crisis desatada por la campaña independentista catalana del último año tiene muchos componentes de los que hemos visto ya en los movimientos populistas que han surgido a lo amplio y ancho de Europa en la última década. De izquierdas o de derechas hemos escuchado discursos anti europeos, anti inmigrantes, anti globalización y anti todo aquello que afecta al “pueblo” y a favor de la voluntad del “pueblo”. El problema con muchos de estos movimientos es que el populismo en sí se nutre de las luchas inalcanzables. En pocas palabras, si el populismo triunfa desaparece la dependencia del “pueblo” por el populista.
Si los catalanes alcanzan la independencia, ¿qué pasará con los independentistas? Cuando el objetivo es alcanzado la necesidad desaparece y por ende el populista.
A pesar de las señales alarmantes que han recogido la prensa internacional acerca del impacto negativo en la economía que ha tenido esta crisis, no ha habido un dialogo franco de ambas partes en un proceso donde no existen ganadores y el estado sea cual sea el resultado saldrá debilitado tanto local como internacionalmente.
Ahora bien, las medidas anunciadas por el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, no son nada halagüeñas. Activar el artículo 155 de la constitución española y asumir temporalmente las funciones del gobierno de la Generalitat podría ser una medida perfectamente legal y valida pero que podría dividir aún más a la ya dividida en torno a este tema sociedad española y daría las razones necesarias para que los independentistas sigan con su lucha populista.
El independentismo catalán es recurrente por lo tanto no es de sorprender que cada cierto tiempo resurjan estos sentimientos nacionalistas que promuevan la creación de la república catalana. Lo que sí llama la atención es que el populismo sea aplicado de ambos lados en una crisis política que ha centrado la atención del mundo y que podría terminar por avivar sentimientos nacionalistas y la emulación de esta lucha en muchas partes del planeta.
Tanto Cataluña como el gobierno español se encuentran en un callejón sin salida, en una batalla sin ganadores y con pocas opciones a la vista para una solución satisfactoria. Esta crisis podría devenir en un conflicto cuyo efecto pueda propagarse a otros estados con movimientos independentistas (Quebec o Escocia por mencionar algunos) y complicar aún más el panorama político internacional que vive el hemisferio occidental en estos momentos.
Esperemos que la independencia catalana sea verdaderamente efímera.
jpm
cruje el marrano en parrilla!!!!