Carlos Marx: El utópico, oportunista y promiscuo líder comunista

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EL AUTOR es escritor. Reside en Nueva York

Hay personas que ciertamente delegan al mundo una impronta personal e irrepetibles y de la misma manera, esa imagen puede proyectarse de forma positiva o negativa hacia los demás. Es el caso de Karl Heinrich Marx que al español es Carlos Enrique Marx, al igual que su entrañable amigo de ideas políticas y filosóficas  Friedrich  Engels Burns. En mi opinión,  los considero los personajes más perversos, maléficos y protervos  pensadores políticos que ha conocido la humanidad.

Sus utópicas ideas socialistas, sus erradas conceptualizaciones de los procesos económicos entre los hombres y la sociedad, sus fallidas  ideas ilusionistas de la eliminación de las clases sociales y el desatino históricos que han tenido sus creencias políticas, han sido las razones por las cuales  millones de seres humanos han perdido sus libertades, sus posesiones  y algo más importante aún: sus propias vidas a lo largo y ancho del planeta. Pretendiendo eliminar la supuesta explotación del “hombre por el hombre”, dieron paso a una nueva modalidad de esclavitud: la del estado socialista hacia los gobernados y el derecho a disponer de las vidas de los demás,  como si éstos fueran simples peones del ajedrez político del régimen que los gobierna.

Tanto Marx como Engels  fallaron en la predicciones que hicieron en el desarrollo de sus ideas revolucionarias,  demostrando  al mundo con ello, cuán equivocados estaban en señalar el futuro de sus razonamientos políticos y filosóficos. En otras palabras, comenzaron mal.

  1. a) Primero, manifestaron que la revolución socialista, mediante la cual se iniciaba el proceso de la eliminación de las clases sociales y la desaparición de la “explotación del hombre por el hombre”, se iba a producir en Alemania que era muy avanzada en la época,  no siendo así y dándose la misma en la pobre Rusia zarista de entonces, en la cual estuvo a la cabeza Vladimir IIyich Ulyanov  (Lenín).

2.- b) Segundo, prometieron que una vez iniciado ese proceso revolucionario,  el comunismo moderno iba a desplazar al capitalismo como método de producción económica en el mundo. De eso hace ya 171 años y el que se derrumbó fue el planteado por ellos en su “Manifiesto Comunista” (1847-1848).  Sólo una pocas naciones aún abrazan esa atrasada ideología y las dos mayores y de más importancia política como fueron Rusia  y la República Popular de China, tuvieron que abrazar el modelo económico capitalista para poder avanzar y lograr lo que hoy son.

Pero, la razón de esta modesta opinión de hoy, no es entrar tanto en las disquisiciones filosóficas o en los planteamientos políticos de estos dos tenebrosos personajes  que terminaron en fracasos,  sino más bien, en analizar el rol personal de Carlos Enrique Marx y la dicotomía de su conducta en su vida personal, la cual  difiere del pensamiento político que planteaba.  Y en esa virtud, lo haré desde tres facetas de su miserable existencia: el utópico, el oportunista y el promiscuo. Veamos:

Karl Marx el utópico

No cabe duda que el pensamiento y la influencia que tuvo Marx en la historia política de la humanidad desde hace más de un siglo, es difícil desligarla de lo que es el mundo actual. Sus ideas calaron de tal manera, que fueron las responsables de regímenes y dictaduras feroces como lo fue la de Joseph Stalin en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la Camboya de Pol Pop, la República Popular de China de Mao Tse Tung, la Rumanía de Nicolás Ceausescu, la Cuba socialista de Fidel Castro Ruz y la Yugoslavia del Mariscal Josip Broz Tito. Todos ellos, tiranías al mando de  sátrapas brutales y sanguinarios.

Todas esas hermosas promesas y esa dialéctica del pensamiento socialista que escuchaban o leían los obreros del mundo y que tan en boga se pusieron, quedaron en eso: simples promesas y se convirtieron en verdaderos infiernos,  cuya máxima representación del mismo ha estado encarnado en esos regímenes dictatoriales,  algunos de los cuales aún existen  como es el caso de Cuba, China y Corea del Norte por mencionar los más destacados como tiranías.

Desde la implantación del socialismo como forma de gobierno en gran parte de la Europa Oriental con la Unión Soviética a la cabeza, la China Popular y Corea del Norte en Asia y la Cuba en el Caribe,  en 71 años ninguna de esas naciones se desarrollaron y tuvieron un sostenido crecimiento económico. Tampoco eliminaron la pobreza, ni mucho menos erradicaron las clases sociales de las que hacía referencia Marx en su libro “El Capital”. La mayor prueba de que el sistema promovido por  Marx y Engels no funcionaba,  lo fue la caída del Muro de Berlín  (9-10 Nov. 1989) , el derrumbe de la URSS en el 1991 y la conversión paulatina de la República Popular China al mercado capitalista como método de generación de riqueza, aunque  manteniendo -eso sí- la dictadura comunista como control político.

En las naciones socialistas que emergieron tras el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia hasta el presente, las sociedades sin clases nunca llegó, sino todo lo contrario, emergió la nomenclatura, aquella élite que dirigía el aparto burocrático. Existe en la China, en Corea del Norte, en Cuba y ha emergido notablemente en la Venezuela Chavista, la que el pueblo ha bautizado como “Los Boliburgueses”.

En síntesis, podemos decir que las ideas de Karl Heinrich Marx sostenidas  en su libro “El Capital”, no es más que el mismo mundo imaginario y utópico que idealizó Tomas Moro en su libro “Utopía” publicado en el 1516, en donde se fraguó una sociedad perfecta, sin desigualdades sociales y la propiedad común de sus habitantes. Hay que decir, que las ideas de Tomás Moro se basaron en gran medida en las planteadas por  Platón plasmadas en su obra “La República.” Es la razón por lo cual a las ideas socialistas de sus promotores se les consideran utópicas.

Karl Marx el oportunista

Si hay un denominador común tanto es los líderes y/o estados socialistas, es lo aprovechados que son por una  razón básica: al no generar riquezas por su metodología socialista sobre los medios de producción,  eliminan las fuentes que la producen y  obviamente carecen de los recursos necesarios, y por esa razón, recurren al oportunismo,  sucediendo dicho comportamiento tanto en los gobiernos como en sus líderes destacados.  Fue el caso de Karl Marx y lo que hizo FIdel Castro Ruz con su Cuba socialista hasta el presente. Si lo dudan, pregúntenle a los rusos y hoy en día a los venezolanos.

El padre de Marx, le llamó la atención por la forma alegre en que gastaba el dinero de sus estudios en juergas e ingesta de licor con sus amigos. Fue expulsado de varias universidades por su conducta impropia, desordenada, revoltosa y una vez, encarcelado por llevar un arma. También fue denunciado por no saldar sus deudas económicas contraídas. Por esa razón, Marx tuvo fama de ser un verdadero mala paga y tramposo.

Al parecer, el criterio que tenía sobre “las clases sociales” no se la aplicó sobre sí mismo, ya que, en vez de casarse con una mujer del “proletariado” para estar acorde con sus principios socialistas y revolucionario,  lo hizo con una baronesa de la clase alta prusiana de nombre Jenny von Westphalen. De acuerdo a datos obtenidos, su primera petición a su esposa fue que le saldara las deudas contraídas. Ella, al cabo de un tiempo en su relación con Marx, vio esfumarse sus dotes económicas.

Durante muchos años, Marx y su familia se sostuvieron con la ayuda monetaria que le brindaba su suegra millonaria. De igual manera y para socorrerlo, su amigo  Engels les regaló a Marx la casa en donde vivía con su esposa e hijos, pero a pesar de ello, sus deudas no paraban de crecer. No obstante eso,  se conocía que Carlos Marx veraneaba -como un buen socialista- en los mejores balnearios y una de sus hijas estudiaba piano, idiomas, dibujo y clases de buenas maneras en Londres, Inglaterra, pero eso sí: todo ello pagado por su amigo Friedrich Engels.

Algo curioso y en contraste con el hombre que “se preocupó” por la explotación del hombre por el hombre, fue que recibió en su casa como obsequio de su nuera a su hija, una sirvienta de nombre Helene Demuth que le atendía los siete hijos que tuvo, se encargaba de las tareas domésticas y administrar los pocos recursos económicos de la familia durante muchos años y no obstante esa entrega de la señora Demuth,  nunca les pagó por su labor. No solo fue una explotación laboral en la que tanto se inspiró y denunció en su obra “El Capital”, sino un abuso descarado y oportunista de él.

Karl Marx el promiscuo

Se supone que un líder y más aún, un pensador que influyó como nadie en el siglo XIX junto a su compañero Engels y fundador del comunismo como método político-filosófico, llevara una vida de una conducta diáfana, sin máculas ni actos carentes de éticas y principios morales. Pero, en el caso de Carlos Marx no sucedió así y quizás para muchas personas estos hechos que he narrado en el discurrir de su existencia  sean desconocidos por una u otras razones.

Carlos Marx fue un promiscuo, un alcohólico, un apostador, un oportunista y una persona carentes de escrúpulos e indigno de una amistad. Fue todo, menos la figura que se puede esperar de un filósofo, de un pensador y de un líder con la proyección que tuvo. Veamos algunos hechos.

Su mayor distracción desde su juventud, fue acudir al servicio de prostitutas con las cuales gastaba mucho dinero. Tomaba licor con mucha frecuencia en los burdeles que visitaba y sus borracheras eran seguidas, asociadas a pleitos y trifulcas desde su juventud. Como dato curioso, se daba muchos gustos y placeres, pero los mismo no los cubría con el sudor de su frente, sino con el dinero de su mujer, su nuera o su entrañable amigo Friedrich Engels.

Una muestra de su deslealtad hacia Engels y cayendo a lo más bajo, fue que embarazó a su esposa en el 1850 y mientra ésta hacía un viaje a Holanda buscando fondos para la causa de su marido, Marx también embarazó a su criada Helene Demuth, naciendo un niño y diciéndole a su esposa a su regreso, que ese niño era de su amigo Engels,  nombre que le puso a la criatura siendo de él, no reconociéndolo ni dándole su apellido. Esto generó en su esposa un odio hacia Engels. Más luego,  al saber ella la verdad, se mantuvo callada y herida por guardar las normas y afrenta en una sociedad con una moral burguesa para la época y no afectar la imagen de un ídolo de las masas.

La conducta inmoral y baja de Carlos Marx no se detuvo ahí, sino que, mostrando una indolencia  y  comportamiento  impropio con su esposa, mientras ella estaba enferma con varicelas, intentó abusar sexualmente  con su sobrina. Mientras el tiempo pasaba, su familia sufría un revés tras otro. De sus sietes hijos, sólo lograron sobrevivir tres y de ésta últimas, una enfermó y murió y las otras dos se suicidaron. La conducta y la vida de Carlos Marx fue un desastre y mucho menos digna de imitar. Fue todo lo contrario a lo que se espera de un líder y de un hombre que generó unas ideas políticas sin precedentes a lo largo de la historia moderna.

Soy humano y como tal, genero sentimientos y pasiones las cuales a veces hay que canalizarlas. Por esa razón fue que, estando de vacaciones con mi esposa en Londres, Inglaterra y antes de partir hacia París, Francia, decidí ir a la tumba de Carlos Marx localizada en el Highgate Cementery en la ciudad londinenses. Para ello, abordé uno de los clásicos taxis negros que me llevó y, una vez allí, frente a su lápida, de frente al busto de su rostro que la encabeza y su famosa frase escrita que la distingue que reza: ” !Proletarios de todos los países, uníos!”, con suma emoción la escupí y lo maldije en más de una ocasión, en mi nombre y en el de los millones de seres humanos en todo el mundo que, por sus ideas perversas perdieron sus vidas, sus bienes y sus libertades. Después de ello, confieso sin rubor alguno  que mi espíritu al menos se sintió relajado, en paz y me marché.

Siempre tengamos presente mis caros lectores que: “El comunismo no es más que la excusa que necesita el fracasado, la herramienta que escoge el envidioso y la vía que elige el tirano”

 

Fuentes de datos:

  1. a) “El club de los execrables” (2018) escrito por Malcolm Otero y Santi Giménez.
  2. b) “Karl Marx en documentos propios y testimonios gráficos” (1984) escrito por Hans Blumenberg.
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