NY tiene edificios que dividen a ricos de pobres

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Un nuevo rascacielos en Manhattan tendrá al frente una entrada espaciosa dedicada a los residentes capaces de pagar condominios caros.
El mismo edificio tendrá una entrada lateral independiente, ya llamada la «puerta pobre», por la que pasarán aquellos inquilinos de apartamentos asequibles que recibieron incentivos del gobierno.
En otro edificio de apartamentos, quienes pagan rentas congeladas por el gobierno no podrán utilizar —ni siquiera pagando— un nuevo gimnasio que es gratuito para los vecinos más acaudalados. Otros edificios han añadido salas de juegos y vallas en los techos para evitar el paso de los inquilinos con menos posibilidades económicas.
Nueva York es una ciudad donde siempre han vivido ricos y pobres uno al lado del otro, en la cual muchas veces no es tan evidente quién está pagando por qué. Sin embargo, una reciente serie de edificios con instalaciones separadas —para los que tienen y los que no— ha lanzado esa pregunta a la vista pública, ha desatado un debate incómodo sobre la igualdad, la economía y la opresión en el tejido social.
«Nadie me va a tratar como ciudadano de segunda clase en mi propia casa», dijo Jean Green Dorsey, quien meses atrás presentó una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos de la ciudad porque no puede usar el gimnasio de su edificio en Manhattan. Ella y otros inquilinos que pagan renta congelada tienen prohibido entrar en esas instalaciones a pesar de su disposición a pagar una cuota. Aquellos inquilinos que pagar una renta a precio de mercado utilizan el gimnasio gratuitamente.
Los constructores inmobiliarios dicen que actúan así motivados por los negocios, no por discriminación, y que el reservar algunas instalaciones especiales a los residentes que pagan más es el precio de tener una vivienda con renta congelada en vecindarios caros.
Sin embargo, las autoridades están trabajando en propuestas que obliguen a una mayor inclusión, preocupadas por ver que ciertos propietarios están recurriendo a la zonificación de sus propiedades para crear lo que los críticos califican de un sistema de castas.
El debate ocurre en una ciudad donde el alcalde Bill de Blasio fue elegido el año pasado de la mano de promesas de aumentar la vivienda asequible y reducir la brecha de ingresos desiguales.
Recientemente se desató una protesta después que el departamento de vivienda de la ciudad autorizó el mes pasado la «puerta pobre» del rascacielos nuevo en Manhattan.
El proyecto fue aprobado y comenzó a construirse antes de que de Blasio asumiese el cargo. El constructor, Extell Development Co., declinó hacer declaraciones.
«Creemos que debe haber un enfoque mucho más igualitario con todos los residentes», dijo de Blasio, quien como concejal votó por el cambio del código de zonificación de 2009, que permitió esos acuerdos de puertas de ingreso separadas, pero dijo que los «matices» de las puertas diferentes no fueron evidentes entonces.
El gobierno local está analizando los programas de vivienda asequible. Mientras tanto, el comisionado para Manhattan Gale Brewer y otros funcionarios claman por cambiar las leyes de zonificación para terminar con los proyectos de puertas separadas.
La asambleísta estatal Linda Rosenthal quiere obligar a todos los propietarios de edificios de vivienda a que ofrezcan sus servicios a todos los inquilinos, con disposiciones de pago razonables.
Los concejales Mark Levine y Corey Johnson también redactan una propuesta para añadir «clases de inquilinos» a las leyes contra la discriminación de la ciudad.
Fuente: EL NUEVO HERALD
jt/am

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