OPINION: Nuevas regulaciones para el cooperativo dominicano
Por YANIO CONCEPCIÓN
El ritmo de crecimiento del sistema cooperativo en República Dominicana ha recibido un significativo empuje desde la presidencia de la República, y hoy día nuestro sistema asociativo de la economía solidaria vive un momento estelar.
Las estadísticas de las cooperativas, según el órgano oficial que es el Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP) indican que el incremento de las unidades de asociaciones cooperativas al 31 de diciembre del 2018 era de 1,064 organizaciones activas a nivel nacional. Además, que hay otras 680 entidades en proceso de formación; para un aumento en el número de afiliados a instituciones de economía asociativa de más de un 20%. Desde el año 2012 a junio del 2019, el sistema cooperativo dominicano cuenta con una membrecía aproximada de 2,000,000 de socios / as.
Los activos de las Cooperativas estimados al mes de junio del 2019 alcanzan un monto de RD$232,000,000,000 (doscientos treinta y dos mil millones de pesos), para un aumento del capital social de un 52% equivalente a RD$ 51,355,790.00 el Capital Social de las Cooperativas en todo el territorio nacional. Hay que reconocer este ritmo ascendente del cooperativismo. bajo la supervisión y fiscalización del organismo oficial de las cooperativas el Idecoop.
De igual modo, el peso a peso de cada asociado continúa aumentado el capital social de las cooperativas, ya que en el seno de este novedoso esquema de autentico desarrollo, lo más importante es la persona, organizarse y empezar a mejorar su nivel de vida.
Así mismo el florecimiento del cooperativismo ha sido producto de más de 30 años y en algunos casos datan de casi 70 años de esfuerzos colectivos que han dado muy buenos frutos y su incidencia en las comunidades irradia armonía, semilleros de emprendimientos, mejoramiento de la vivienda, autogestión de Mipymes, interés razonable y retorno de la inversión, en forma segura, confiable y entre personas semejantes, en términos de origen social y cultural; lo cual por curiosidad ha despertado el apetito neoliberal; provocando que el sistema cooperativo y el Ministerio de la Presidencia a instancia del Señor Presidente de la Republica, Lic. Danilo Medina, hayan realizado por más de ocho meses sesiones para el consenso de la creación de la Ley Cooperativa, la cual implica actualización del modelo en términos de normativas de controles, fiscalización, supervisión y regulación.
A pesar de los cientos de horas dedicadas a procurar armonizar un proyecto de Ley acorde con las circunstancias del mundo actual y futuro, han aflorado contradicciones. Por un lado, un grupo de cooperativas financieras presionan y solicitan a la Autoridad Monetaria ser reguladas vía la Superintendencia de Bancos, entrando en contradicción con la vigente Ley No. 127-64 que regula las cooperativas y con la Ley 31-63 que las supervisa.
Más de 15 años en análisis y debates del citado proyecto, lo cual les ha agotado energías y esfuerzos a ejecutivos y técnicos de primera línea de las cooperativas, lo cual se traduce en pesimismo e incertidumbre en este vital sector económico. Obviamente, que los actores del espectro político dominicano han sido displicentes frente a este proyecto.
La aprobación de la nueva regulación está en manos de los congresistas de todas las bancadas políticas y el Poder Ejecutivo. Los cooperativistas aguardamos por una repuesta cónsona con nuestras expectativas, por parte de todos los bloques de legisladores y de la Presidencia de la República, a fin de que definan el nuevo marco regulatorio de las cooperativas, independientemente de la presión que ejerzan personeros que se escudan debajo de las cortinas de organismos financieros internacionales y del tráfico de influencias y compinches lacayunos locales.
El cooperativismo universal se rige por normativas especiales, dentro de la economía social y solidaria, y anhela ver cristalizada la sostenibilidad y realidad de un sistema que enfrenta la pobreza en cada rincón del país y del mundo, en especial en la zona rural y marginado, donde no le interesa llegar al sistema financiero.