Nueva York combate el «alquiler ilegal»
NUEVA YORK.- Desde una oficina junto al Puente de Brooklyn, un equipo especializado de investigadores lidia con una situación cada vez más frecuente en la mayor ciudad de Estados Unidos: apartamentos que están siendo alquilados como habitaciones de hotel.
Con sitios web como Airbnb y otros similares dedicados a ofrecer alquileres a corto plazo y con tarifas bajas, algunos legisladores quieren triplicar el personal y hacer cacerías de listados sospechosos en internet.
Los inspectores de viviendas y bomberos, policías, abogados, especialistas fiscales de la municipalidad y otros combinan visitas a domicilio, detectivismo digital e incluso monitoreo por video en su tarea.
Los investigadores en Nueva York han mencionado más de 7.000 infracciones de los códigos de viviendas y de incendios, cerrado más de 200 apartamentos a corto plazo y demandado a numerosos operadores — poniendo fin a otros 250 alquileres a corto plazo — en los últimos nueve años, de acuerdo con la Oficina de Investigaciones Especiales de la alcaldía.
En Nueva York es ilegal alquilar un apartamento por menos de un mes, aunque puede estar bien alquilar habitaciones libres si un residente se queda en el apartamento.
Los portales de alquileres de vacaciones muestran numerosos apartamentos. La municipalidad recibió el año pasado 1.150 quejas de hoteles ilegales, un alza de 62% respecto al año previo.
Los anfitriones dicen que esos alquileres les permiten pagar cuentas mientras permiten a los visitantes viajar pagando menos, pero funcionarios municipales hacen notar que los huéspedes generalmente no tienen rociadores ni otras medidas de seguridad requeridas a los hoteles y que los residentes de los edificios tienen que lidiar con un cambiante reparto de extraños.
«Te subes al elevador y no sabes siquiera quién va a subirse contigo», dice Audrey Smaltz, una empresaria de modas cuyo edificio de apartamentos en Manhattan ha sido usado como hotel de 500 dólares por noche, de acuerdo con una demanda municipal. «No me siento segura».
Innumerables viajeros han aprendido el código de entrada al edificio y un extraño subió al techo del edificio un día y miró a Smaltz a través de la ventana de la terraza de su penthouse, dijo. Ya no hay alquileres a corto plazo en el edificio, dijo el dueño en documentos en la corte.
Muchas ciudades están lidiando con el mismo problema. San Francisco, por ejemplo, elabora reglas para permitir algunos alquileres a corto plazo y determinar los procedimientos para hacer cumplir las regulaciones. Mientras en Chicago, un departamento de negocios y consumidores maneja las quejas de alquileres sin licencia y puede imponer multas.
Nueva York, en tanto, usa su Oficina Especial multiagencias. Muchos partidarios de esos alquileres dicen que la municipalidad se ha extralimitado.
Airbnb resalta el caso de un hombre en Manhattan que enfrentaba una multa de 2.400 dólares tras alquilar su habitación a un turista, pese a que su compañero de piso se quedó en el apartamento. Al final, una junta municipal aceptó que el alquiler era legal y anuló la multa.
Otro hombre demandó a la ciudad por una inspección, diciendo que investigadores intimidaron a los huéspedes, lo agarraron por el cuello y lo empujaron. Las autoridades niegan las acusaciones, pero llegaron a un arreglo con el hombre por 2.000 dólares, según él. La municipalidad no confirmó de inmediato la suma.