Nueva York apuesta por su primer parque subterráneo
NUEVA YORK.- La ciudad está preparando la construcción de su primer parque bajo tierra: The Lowline. En un área que lleva abandonada más de seis décadas, se espera encontrar la tecnología para crear vida en el subsuelo.
Los ciudadanos de Nueva York ya podían jactarse de su High Line, un parque urbano elevado que fue construido sobre una vieja línea de ferrocarril que dejó de utilizarse en 1980. El lugar, que estuvo abandonado por más de 20 años, se convirtió en un hermoso parque de 2,3 kilómetros, visita obligada para quienes se encuentren recorriendo la zona oeste de la Gran Manzana, en el Meatpacking District, hacia Chelsea.
Pero ahora los neoyorquinos están cada vez más cerca de poder disfrutar de The Lowline, el primer parque bajo tierra del mundo, una suerte de complementación del High Line.
El proyecto busca convertir una antigua estación subterránea de trenes que fue abandonada en 1948, en un parque bajo tierra donde puedan florecer distintos tipos de vegetación sin importar la estación en la que se encuentren.
El parque espera también ser un refugio subterráneo que albergue exhibiciones de arte, shows de música y actividades infantiles.
El terreno abandonado cuenta con 4.100 metros cuadrados y está bastante cerca de la estación de metro Essex Street.
La iniciativa fue lanzada en 2011, cuando sus creadores descubrieron esta área de la ciudad que llevaba casi seis décadas sin tener ningún uso. Pero la idea comenzó a tomar forma recién este año, al recibir el apoyo económico de cientos de personas a través de la plataforma de crowdfunding Kickstarter.
El parque subterráneo se construirá en el Lower East Side, una de las zonas con menos espacios verdes de Nueva York.
Para lograr crear un parque subterráneo, el equipo de The Lowline pretende utilizar energía solar y cables de fibra óptica. La idea es captar suficiente energía de la luz del sol en la superficie y luego dirigirla debajo de la tierra.
«Tragaluz remoto»
Para ese fin, incluirá lo que sus creadores bautizaron como un «tragaluz remoto». La luz pasará por una escudo de vidrio y será dirigida al subterráneo. También será transmitida en una superficie reflectante para que sea distribuida dentro del espacio, permitiendo que tanto plantas como árboles tengan vida.
En 2012 el equipo construyó un prototipo a escala en un almacén abandonado. La exposición atrajo a miles de visitantes, y entusiasmó a distintos auspiciadores, dando los primero pasos al proyecto.
A pesar de que han realizado exitosas recaudaciones en Kickstarter, aún deben pasar una serie de trámites legales para llevarlo a cabo, pero el equipo liderado por James Ramsey, un ex ingeniero de la Nasa, y el arquitecto Dan Barasch, ya están en negociaciones con las autoridades de la ciudad.
«Simplemente estamos utilizando un espacio que nadie utiliza en un vecindario densamente poblado que carece de suficiente espacio público», aseguró Barasch a The Guardian.
La combinación de donaciones, fondos públicos y privados, además de arriendos sería la fórmula para poder construir y mantener el proyecto. Se estima que el parque subterráneo tendrá un costo de US$ 60 millones. Ya se han recaudado más de US$ 1 millón para su diseño e investigación.
Sólo en el mes de junio el proyecto recaudó US$ 235 mil, convirtiéndose en la iniciativa de cultura pública con más recaudaciones hasta la fecha en ese sitio, según Buisness Week.
Según el sitio, el dinero será utilizado para probar la tecnología solar, que si es exitosa, permitirá la vida y actividad subterránea.
La primera etapa del proyecto consiste en testear la tecnología que permitirá captar de manera adecuada el sol para la alimentación de la vegetación. Para eso se está construyendo un laboratorio que será inaugurado en septiembre. Los creadores estiman que tomará cerca de cinco años preparar la tecnología antes de comenzar la transformación del terreno.
Fueunte: LA TERCERA
jt/am