¡No más cifras! ¡Ni una más!
Una de las más cruentas dictaduras en toda la historia latinoamericana vio su fin cuando la violencia estatal llegó al colmo de despojar de sus vidas, aunque no de su legado, a tres valientes, hermosas y heroínas jóvenes de la provincia de Salcedo, al norte de nuestra República.
Este suceso, lamentado desde hace 57 años, sería motivo para la que las Naciones Unidas dedicaran en todo el mundo cada 25 de noviembre una jornada internacional por la lucha que erradicase la violencia contra la mujer.
A pesar de los esfuerzos que organismos, estados y entidades, personalidades de todos los ámbitos sociales, siguen haciendo, las cifras de feminicidios, casos de violencia intrafamiliar, en especial contra niñas, muchachas, esposas y madres, siguen en aumento, como si se tratara de una pandemia que quiere hacernos ver en cada hecho algo cotidiano, un patrón “normal” de comportamiento social.
Sabemos que el machismo en nuestras sociedades siguen siendo un esquema, arraigado en todos los niveles de nuestras vidas, desde la iglesia, la escuela, las leyes, los partidos políticos, las instituciones, las empresas, las familias.
Y que, desde esa perversa, inhumana y retrograda actitud primitiva de los hombres (y de muchas mujeres que lo promueven o incitan), además de las descomposición familiar, es que se originan y se dan la mayoría (si no todos) los casos de asesinatos de mujeres.
Solo en esta semana recién pasada, a pesar de los insistentes llamados a la conciencia, a pesar de marchas, vigilia, promociones de esta fecha, se registraron en nuestro país tres feminicidios, sin contar los que van en el 2017, y las cifras alarmantes de recientes años.
Según algunos analistas, un feminicidio ocurre en República Dominicana cada 4 días. Solo en el 2016, mil 998 mujeres fallecieron a manos de esposos, hijos, padres o desconocidos en América Latina.
Bajo la consigna “Que nadie se quede atrás- pongamos fin a la violencia contra las mujeres y niñas”, la ONU inició una campaña que se extenderá hasta el 10 de diciembre para combatir “una de las más devastadoras violaciones de los derechos humanos”.
Tal y como plantea una agencia de noticias colombiana, “la situación de muchas mujeres y niñas en América Latina que a diario sufren todo tipo de violencia por su género es la cuota pendiente en una región con las tasas más altas de crímenes machistas, pese a que en varios países el feminicidio ya está tipificado como delito”.
Pero aún nos falta mucho más que leyes, nos falta conciencia, comenzando por los hombres, comenzando por los líderes, por los que dirigen instituciones, organizaciones, empresas, entidades de cualquier tipo, político, social, económico, religioso.
No queremos más cifras, que solo llenan de indignación, porque parece que los esfuerzos no están siendo suficientes.
Que cada uno, hombre y mujer, sepamos tomar iniciativas desde nuestros ambientes, desde la familia, el estudio, el trabajo, la actividad política, la fe, los proyectos, y con actitudes personales y cciones comunitarias decir ¡No más cifras!¡Ni una más!
jpm
el ultimo parrafo suena muy bonito! pero esas virtudes estan desapareciendo, pues se ha puesto muy de moda la cultura del chapeo y esta la usan mucho las mujeres casadas y las concubinas, que se buscan a un tonto que las mantenga y el otro para que les de «carino». lo que hay es instruir a las mujeres a respetarse a si mismas y usted vera que los feminicidio se convierten en cosas del pasado.
muy bueno; pero empecemos con las virgenes de galindo.
tienes razon: eso viene desde el tiempo de la colonia.