No jueguen con candela
En este país desde hace muchos años se viene aceptando como bueno y válido la mala costumbre de que al momento de producirse una crisis, de la índole que sea, es el Gobierno de turno el único en condiciones de resolverla.
Se olvida, no sé si a propósito, que el Gobierno es sólo el administrador del Estado y que según la definición más clásica de Derecho, el Estado somos todos y que por siguiente; la solución a cualquier problema que surja debe ser resuelto por todos.
El Estado en una sociedad democrática no puede ser concebido como un aparato político y jurídico sólo para generar derechos y beneficios, debe entenderse que también sus ciudadanos están en la obligación de cumplir deberes.
No sé por qué razón en esta media isla ante un problema, una crisis, un desacuerdo, una contradicción, mirada diferente o visión contraria sobre un problema determinado, se torne tan difícil viabilizar un dialogo franco y abierto capaz de solucionarlo.
Los egos y macro egos afloran; nadie quiere ceder, no hay disposición sincera de desprenderse un poco de lo que poseen, en fin; dan la impresión colectiva de que no son dominicanos, que les duele este país y le preocupa su destino.
Quiero que quede claro, que el planteamiento que estamos haciendo no solo va dirigido a los empresarios del transporte y el Gobierno, sino a los demás sectores que inciden en la dinámica productiva y el desarrollo nacional.
Por ejemplo, en la actualidad la sociedad dominicana tiene ante sí un grave y delicado problema con los empresarios del transporte que exigen la revisión de la Ley de Hidrocarburos a los fines de lograr un descenso en los precios de los combustibles y nadie quiere ceder.
A medida que pasa el tiempo, las contradicciones se agudizan más, los enconos se prologan y al parecer los actores que tienen en sus manos bajar esas tensiones no quieren variar sus posiciones. Eso es peligroso. Y yo me pregunto y le pregunto a esos sectores en conflicto, ¿si se pierde el control social, quienes son los que tienen más que perder? ¿Si se presenta una situación inmanejable en términos políticos quien podría asegurar que tiene su cabeza segura?
La situación amerita que de manera urgente se busquen y presenten soluciones de un lado y de otro, Gobierno y choferes; la sociedad no puede estar bajo la sensación de tensión en que se encuentra. No se puede jugar con candela.