No a la complicidad con el régimen de Nicolás Maduro!
Así como América Latina y gran parte del tercamente retrasado y empobrecido “Tercer Mundo” se han pasado decenas de años apañando a la funesta e improductiva dictadura castrista, por lo que en cierto modo los hermanos dictadores Castro han permanecido usurpando el poder por 56 años en la antiguamente conocida como “Perla de las Antillas”; del mismo modo repiten el pésimo y cómplice comportamiento, ignorando y hasta respaldando ahora la tragedia que por 16 años sufren los venezolanos bajo el yugo totalitario de la perversa y apandillada dictadura chavista.
Dictadura ésta con apariencia burlonamente democrática que, curiosamente, es apadrinada por los mismos dictadores cubanos; dirigida increíblemente, por un paranoico y abusivo personaje llamado Nicolás Maduro, luego de éste sustituir inconstitucionalmente al tristemente célebre ya fallecido dictador con complejo de mesías, “Comandante» Hugo Chávez.
¡Tremenda paradoja la que se gastan éstos gobiernos hipócritas de éste sub-continente subdesarrollado!
Mientras se dan la pompa de catalogarse como “democráticos”, defensores de los derechos humanos; al mismo tiempo, hacen la vista gorda con respecto a esas dos dictaduras perennemente violadoras de esos derechos, las que no tienen que envidiarles nada al fascismo, al franquismo, pinochetismo o al funesto trujillismo y de los que en lo único que podrían diferenciarse, es en el discurso más mediático, atractivo para los incautos, demagógico y oportunista, que estos últimos, los comunistas, utilizan.
Pero no solamente se da esta contradicción en la displicencia cómplice que muestran nuestros gobiernos, no señores; lo peor es que la prensa democrática, que es la mas llamada a combatir esas dictaduras por ser la victima principal de ellas, pues es altamente reprimida, confiscada o eliminada en su totalidad para siempre, cuando esos regímenes se instauran; hace algo parecido, al permanecer en silencio, no usar continuamente su poder mediático a través de sus paginas o sus espacios editoriales, para utilizarlos como poderosas armas contra esos regímenes, que son una gran amenaza para su propia existencia.
Penosamente ésta prensa democrática suele estar plagada en sus redacciones, de elementos simpatizantes de esos regímenes dictatoriales, que utilizan sus propias fuentes de empleos para torpedear la democracia y servir de sostén y propagadores de las ideas que sustentan a esas dictaduras totalitarias.
Son escasos los periodistas, articulistas, editorialistas, que asumen una defensa vertical de la democracia. Al contrario, con sus constantes criticas indiscriminadas de los defectos que aquejan a las débiles y defectuosas democracias del continente, estos irónicamente, contribuyen al advenimiento de esos regímenes violadores de todos los derechos civiles y principalmente del derecho a la libre expresión, el cual es el primero que suprimen, para poder ejecutar su planificado adoctrinamiento de la sociedad.
De manera que constituye un contrasentido inexplicable, el hecho de que éstos gobiernos del hemisferio que por lo menos respetan los fundamentos esenciales de la democracia, y la prensa libre y democrática, que es inmediatamente silenciada por el comunismo despótico y totalitario, no den la cara constantemente; no de vez en cuando y tímidamente, sino con contundencia y permanencia en contra de esos gobiernos; pues es la única forma de combatir eficientemente y evitar esos regímenes tiránicos, que vulneran los derechos fundamentales e inalienables, vitales para la convivencia civilizada de la raza humana.
jpm