Mundos diferentes
En la medida que se acerca la fecha de las elecciones, aumenta la percepción de que el presidente Danilo Medina obtendrá una holgada victoria sobre su más cercano competidor.
Favorito en las encuestas, Danilo no detiene su marcha y se mueve a una velocidad vertiginosa movilizando con destrezas sus seguidores en cada localidad que visita. El optimismo de los seguidores del presidente Medina parece agua derramada que sale de una fuente con reservas inagotables.
En cambio, del lado opositor la frustración es de tal tamaño que nada le sale bien. Sus voceros han perdido de vista que para un cazador experto lo importante no es el número de disparos que salgan de su escopeta, sino la cantidad de presas que pueda lograr. La desolación y el desconcierto le hacen ver todo negativo y el frio de una derrota anticipada en las mediciones y en los mentideros de toda categoría y espacio social, que hasta se hacen bromas con su nombre cambiándole el nombre de Luis Abinader por el de Luis Febrero.
Desde la discusión presupuestaria y hasta el falso twitter, las mentes septuagenarias que dirigen el denominado Partido Revolucionario Moderno, han dejado ver la dimensión de sus falencias de visión llevando a su “joven” candidato a la adopción de un discurso análogo que pide contar con un ábaco los votos que serán emitidos en las urnas el próximo 15 de mayo.
Los discursos de ambas campañas dan la impresión de que los candidatos están en dos mundos diferentes.
En el mundo de la oposición todo es gris y riesgoso. El fracaso es la marca y la consigna. El pesimismo, la agresividad y la desesperanza lo muestran todo de mal en peor. Nada está bien y nada puede arreglarse, porque van hacia ninguna parte.
En el mundo de Danilo, detrás de cada punto oscuro hay una luz oculta, lista para alumbrar un futuro mejor y lleno de esperanza para las y los dominicanos, el estado de ánimo es positivo y optimista. Lo malo puede cambiarse y lo bueno mejorarse.
La oposición sabe que perdió las elecciones y eso la lleva a denunciar supuestos fraude, acusando a la prensa, a los empresarios, a las firmas encuestadora de que tanto de valieron en la primera parte del proceso electoral anterior de vendidas. En todo ven uso de los recursos del Estado y así, solo hablan para decir las cosas que suelen decir los malos perdedores.
El candidato opositor, como todo mal perdedor, cuando lo tumban en un combate, asegura y jura que se resbalo, olvidando que, su posición es el suelo, sin importar que haya sido porque lo tumbaron o se resbalo.
Y mientras los seguidores de Luis Abinader, van con pañuelos, servilletas y rostros tristes camino al funeral de la derrota inevitable, los seguidores de Danilo van con güiras, maracas, guitaras y tamboras, camino a la fiesta de su victoria.
A veinte días para las elecciones, la oposición se encoje de hombros, trunca el seno y expresa mall humor, mientras Danilo pasa, saluda y sonríe sabiendo que la gente al responder con afectos sus saludos, reflexiona Danilo es mío, mío, mío.
JPM