MEXICO: Tratan determinar si restos son de estudiantes
CHILPANCINGO, México.- Los restos encontrados en las seis fosas clandestinas halladas el sábado en una localidad del sur de México, donde desaparecieron días antes 43 estudiantes normalistas, están calcinados, dijo el domingo un asesor legal de las familias de los desaparecidos.
Vidulfo Rosales, representante legal, indicó que autoridades del gobierno del estado de Guerrero les informaron que los restos humanos de un número indeterminado de personas encontradas en las afueras de Iguala, unos 200 kilómetros al sur de la Ciudad de México, estaban quemados.
El ejecutivo estatal no ha aclarado cuántos cuerpos hallaron ni el número de fosas, pero Juan López Villanueva, visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que acudió al lugar, dijo que eran seis enterramientos.
Las autoridades no han aclarado si los restos corresponden a los 43 estudiantes desaparecidos desde el 26 de septiembre a manos de policías locales vinculados al crimen organizado, pero el domingo 37 familiares ya se habían hecho las pruebas de ADN pertinentes para confirmar o negar su parentesco con los cuerpos localizados el sábado, añadió Rosales.
La extracción de sangre para las muestras genéticas comenzó a realizarse desde el 28 de septiembre, antes del hallazgo de las fosas, y se aprovechó para ello el momento en que los familiares iban a denunciar las desapariciones ante la fiscalía del estado de Guerrero, indicó el abogado.
Rosales explicó que los restos encontrados en las fosas permanecían el domingo por la mañana en el servicio forense de Iguala, pero que se habían enviado muestras a Chilpancingo —la capital estatal— para corroborar los datos genéticos.
Las fosas se localizaron en las faldas de un cerro en las afueras de una colonia marginal de Iguala. El lugar, llamado Pueblo Viejo, es un territorio muy abrupto, de difícil acceso, que desde primera hora de la tarde del sábado quedó fuertemente custodiado por más de un centenar de policías federales, estatales y miembros del Ejército y de la Marina.
El 26 de septiembre, un grupo de estudiantes de la Normal tomó varios autobuses en Iguala para usarlos en sus protestas, pero fueron atacados en varias ocasiones por policías locales y desconocidos armados. La Procuraduría del estado confirmó entonces que en los incidentes seis personas murieron —entre ellos tres estudiantes y un futbolista de 15 años del equipo «Avispones de Chilpancingo»— y 57 alumnos desaparecieron.
Se indicó además que 17 personas resultaron heridas, una de ellas de gravedad. Días después, las autoridades redujeron el número de desaparecidos a 43 e indicaron que los 14 restantes habían sido localizados, aunque la organización Tlachinollan —encargada del apoyo legal a las familias de los estudiantes— señaló que el ajuste se debió a la corrección de errores en la lista inicial.
El fiscal de Guerrero aseguró que había videos que demostraban que, tras el primer ataque de la policía local contra los estudiantes, varios agentes habían detenido a un número indeterminado de ellos, por lo que hay elementos para acusar a los policías de desaparición forzada.
El suceso provocó que las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenaran los hechos y exigieran al gobierno mexicano acciones rápidas y contundentes para localizar con vida a los estudiantes e investigar los crímenes.
Esta es la segunda vez en pocos días que la ONU condena abusos ocurridos en México a manos de fuerzas de seguridad oficiales. El otro caso fue la presunta ejecución extrajudicial de 22 supuestos criminales por militares en la localidad de Tlatlaya, no muy lejos de Iguala.