“Me canso ganso”, eso deseamos todos
Por haber salido de los estudios de cine y no de los campos mexicanos, se la considera de origen “chilango” (del DF). Al parecer de Polo Espinoza Benavides, notable periodista, historiador y cronista de Monterrey, es una expresión que denota la intención de cumplir un cometido contra toda adversidad; y se justifica en el ejemplo de los largos vuelos de los gansos, que lo hacen siempre en parvadas, organizados y seguros.
Debido a la profunda convicción cristiana del pueblo azteca, se le reconoce un componente velado de fe religiosa, aun y cuando, el Estado mexicano es definitivamente laico. Es como cuando los dominicanos decimos: “con Dios delante” haré tal o cual cosa; tenemos intención firme de hacerlo, pero a la vez reconocemos que sólo Dios puede evitarlo. No es como el “toco madera” de otras latitudes, que apela a la buena suerte para realizar lo propuesto.
Su conocimiento nos llegó por boca de Andrés Manuel López Obrador o “AMLO”, hoy presidente constitucional de México. La utilizó varias veces en su campaña electoral y en su discurso de “toma de protesta”, que es como los mexicanos llaman a lo que para nosotros es, “toma de posesión” del cargo. En esta singularidad, de cambiar “aceptación o juramentación” por “protesta”, radica talvez, la dicotomía existente entre un estado laico y un pueblo religioso.
El origen se remonta a la Constitución de 1857 que, aunque no eliminó el “acto de jurar” en sí, al cargo, si omitió toda referencia al carácter religioso de “jurar ante Dios…” Mas luego, con las reformas que condujeron a la Constitucion de 1917, se estrechó el cerco contra el llamado “juramento” y se precisó que el presidente electo y otros funcionarios, debían “protestar”.
Aunque nos parezca un contrasentido, por cuanto en nuestro país y hasta en México, “protestar” implica, expresar queja o disconformidad con algo, hay acepciones en el diccionario de la RAE que traducen ideas diferentes a la de manifestarse en desacuerdo. “Protesta” significa, entre otras cosas: “Promesa con aseveración o atestación de ejecutar algo” y también, “Promesa solemne de un alto dignatario al tomar posesión de su cargo”.
Otra arista de este poliedro tan amorfo que es el protocolo mexicano de la ascensión presidencial, es el hecho de que la “protesta” se hace frente al Congreso en conjunto, es decir ante senadores y diputados; esto por lo menos hasta que el mismo AMLO, hace doce años, perdió por escaso margen de votos y sus seguidores trataron de impedir que el “ganador” pudiera formalizar su acto de “protesta”.
Finalmente, Felipe Calderón consiguió, tras forcejeos y luchas entre los congresistas de uno y otro sector, cumplir con el procedimiento y ser exaltado a la primera magistratura; pero hubo de hacerse algunos cambios a fin de evitar que se repitiera el incidente. La Constitución fue modificada y se flexibilizó el protocolo; y todo por lo que se define como “el efecto López Obrador”.
Pero volvamos al inicio, “me canso ganso” fue pronunciado por primera vez -como ya dijimos- por “Tin Tan” en una película a blanco y negro, del director Humberto Gómez, pertenece al género de Comedia Absurda y cuenta la historia de un niño que de noche se transformaba en lobo. Hasta ahí todo está bien, pero, uno se pregunta ante la accidentada carrera de AMLO, si no será también accidentado su ejercicio en el poder.
Su discurso, un derroche de populismo, que muestra a un presidente con el candor de candidato aún, nos hace pensar en hasta dónde conoce AMLO las reglas no escritas del tinglado político mexicano. Acusar a los presidentes anteriores de corruptos y al mismo tiempo prometer no persecución de los antiguos funcionarios, no parece tener sentido práctico. El “borrón y cuenta nueva”, no será fácilmente digerido por los votantes que lo llevaron hasta la antigua Casas Nuevas de Cortés, hoy Palacio Nacional.
Sin embargo, a pesar de este panorama inicial, tan esperanzador como difuso, hay señales de que López Obrador no es un simple encantador de serpientes. Los dos temas tabúes del momento, fueron cuidadosamente excluidos de su perorata triunfalista: la lucha contra el narcotráfico y el asunto migratorio. Confío en que ese mutis se deba a que ya existen conversaciones muy avanzadas alrededor de ellos.
De cualquier modo, medio Latinoamérica y tres cuartas partes de México, apoya hoy a Andrés Manuel López Obrador y desea firmemente, que su optimismo esté bien justificado. Lo que no dejamos de pensar es ¿hasta qué punto su futuro gobierno, no será del mismo género que la película que generó su tan gustada muletilla verbal, “me canso ganso”.
¡Vivimos, seguiremos disparando!