Los sueños de Cromwell
Quien ha vivido en Londres siempre tendrá añoranza por el sol, pues una de las características de su clima es que la capital de Inglaterra siempre parece estar entre neblinas, su cielo luce canoso, porque una perspicaz llovizna distingue esta gran urbe.
La mayoría de los ingleses se sienten embrujados por los climas tropicales y más por aquellos lugares en los que las playas muestran sus aguas cristalinas y sus arenas blancas, cual leche derramada.
Estos tiernos paisajes, son propios del área del Caribe. Quizás la descripción de esas imágenes por los viajeros anglosajones despertó un mundo de fantasía en la mente del líder político y militar Oliver Cromwell (1599-1658). Al extremo de que –probablemente- él soñaba con estas regiones del planeta.
Sin embargo, no se limitó a soñar, puesto que se planteó despojar a España de sus posesiones en las Antillas, por eso el General Oliver Cromwell logró conformar una de las más sólidas y temidas armadas, para materializar su encanto por las islas caribeñas. Solo así se explica la inmensa cantidad de embarcaciones inglesas que cruzaron las aguas del Atlántico con la única misión de: despropiar a España de sus principales tierras en la región tropical.
La fascinación de Cromwell, su hambre por degustar hasta el hartazgo la belleza y riqueza de estos paraísos, lo llevó al extremo de patrocinar todos los proyectos que tenían como objetivos formar colonias inglesas en los espacios españoles de esta zona. Entonces no debe resultar cuestionable el apoyo que este gobernante le brindó a los “pillos del mar”: piratas, bucaneros, corsarios y filibusteros; todos ellos parecían estar al servicio del “fascinado Cromwell”.
La vista del General Cromwell sobre nuestras apetecidas islas, era la mirada de un glotón sobre un suculento banquete; de ahí que en su hambriento embeleso dijese estas palabras: “Unos tienen comida y no tienen apetito; otros tienen apetito y no tienen comida. Yo tengo ambos”
jpm-am.