Los nuevos Palmeros… o un delito diferente ?
Recientemente la sociedad dominicana se ha visto de nuevo consternada por el asalto de que fue objeto la sucursal del Banco Popular Dominicano, localizada en la Av. Gregorio Luperón Esq. Olof Palme, próximo al Aeropuerto de Herrera, de donde los asaltantes se llevaron la suma de RD$1, 8 millones de pesos más US$2,276 dólares.
En el referido robo bancario, lamentablemente, cayó vilmente asesinado el vigilante privado Sabino Méndez Martínez, quien en el cumplimiento de su trabajo, perdió la vida de manos de los asaltantes, tan pronto estos ingresaron al lugar para cometer el hecho delictivo.
De acuerdo a lo dicho por la Policía Nacional, es posible que estos mismos delincuentes hayan sido los responsables también, de otro robo bancario realizado hace una semana anterior en la sucursal del Banco del Progreso del Ens. Ozama, en donde felizmente, no hubo víctimas que lamentar.
No obstante esto execrables hechos, podemos afirmar que en la República Dominicana no ha sido muy prolijo estos actos delincuencial y que los que han sucedidos, ha tenido características muy particulares, tanto por las épocas en que fueron cometidos, por las connotaciones sociales y políticas que se derivaron y por el desenlace final que tuvieron sus protagonistas.
En 61 años transcurridos desde el primer asalto bancario en la ciudad de Santiago hasta el llevado a cabo en el sector de Herrera hace poco, han ocurrido cinco asaltos, lo que nos arroja una media de un robo bancario cada 12 años aproximadamente. Huelga decir que lo idóneo, lo correcto, lo sensato y lo que espera toda una ciudadanía de una nación, es que nunca ocurra uno. Veamos la historia delictiva detrás de los robos bancarios.
ASALTO BANCARIO DE LOS HERMANOS MALDONADO
Este fue el primer robo bancario cometido en la República Dominicana y fue ejecutado en la mañana del 6 de noviembre de 1954 y con la particularidad de que fue en la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina (El Jefe). Ese solo detalle lo hizo un hecho sin precedentes, una osadía y un desafío al poder de cualquier dictador, sea este de izquierda o de derecha.
El Banco de Royal Bank of Canada (ha sido siempre el preferido) de la ciudad de Santiago de los Caballeros, le fue sustraído de su bóveda la cantidad de RD$149,268.00 pesos dominicanos, una suma cuantiosa para la época. El grupo lo comandaba Eudes Bruno Maldonado Díaz (a) «El Brujo», quien actuaba bajo una mezcla de ambición y sincretismo religioso que según sus creencias, lo «protegería» de ser capturado. Para esa fechoría, se hizo acompañar de sus hermanos Vinicio y Manuel Maldonado Díaz y otras cinco personas más.
Aparte de la osadía de robar un banco en la «Era de Trujillo», parte de los asaltantes establecieron un récord en el país, pues al darse a la fuga hacia la capital con el botín en un viejo carro Ford preparado y en una carretera Duarte precaria y estrecha, hicieron el viaje en una hora y media a una velocidad de 90 Km. por hora, al punto de llegar con los neumáticos lisos.
Al llegar a la capital en su desenfrenada huida, cometieron un error en desobedecer la señal de pare que le hizo un policía de tránsito apostado en la Av. Máximo Gómez con George Washington, que años más tarde y en el gobierno del Dr. Joaquín Antonio Balaguer y Ricardo, llegaría a ser una de las figuras de principalía militar en su gobierno con rango de General de Brigada: Tadeo Guerrero González.
Con los datos del auto suministrados a sus superiores por este policía, todos los implicados en el robo fueron posteriormente detenidos y trasladados a Santiago para su sometimiento judicial, siendo condenados los cabecillas a 30 años de prisión y trabajos públicos forzados y el resto a 20 años. Dos días después de la sentencia, todos aparecieron fusilados en un sector llamado «Los Platanitos».
Emulando el estilo de Poncio Pilato, el dictador Trujillo se lavó las manos del hecho y acusó de negligencias al entonces jefe del Ejército (pariente suyo) Virgilio García Trujillo, por el fusilamiento de los imputados en el robo y lo degradó. De igual manera, trasladó hacia la capital y arrestó al entonces coronel, fiel colaborador y esbirro suyo , Emilio Ludovino Fernández.
LOS DOS ROBOS BANCARIOS DE «LOS PALMEROS»
Este fue un grupo de delincuentes políticos arropados bajo el eufemismo de grupo «revolucionario», que realizó dos asaltos al mismo banco y con el agravante de obtener recursos para derrocar un gobierno establecido legalmente y encabezado por el Dr. Joaquín Antonio Balaguer y Ricardo.
El primer asalto al banco Royal Bank of Canada, ocurrió el 29 de junio de 1970, de donde sustrajeron la suma de RD$83,000.00 pesos. Luego, vuelven de nuevo y el 8 de noviembre de1971, roban a la misma institución bancaria la suma de RD$70,000.00 pesos, totalizando en ambos asaltos la cantidad de unos RD$153,000.00 pesos, una suma considerable para ese entonces.
El nombre de «Los Palmeros», fue adoptado por el grupo en vista de que así se llama el lugar en Cuba en donde se entrenaron para venir a matar a soldados y policías y desestabilizar un gobierno, sin que ningún estamento importante de la sociedad dominicana les haya requerido tal dislate. No cabe duda que el accionar de este grupo, fue más perverso e implicó más riesgo social y político que el de los Maldonado en la Era de Trujillo.
Lo insólito después de este bochornoso hecho, muy propio de los grupos de izquierda, que piensan que siempre sus acciones están justificadas y merecen el respaldo de todo el mundo ( siempre y cuando sean ellos que las hagan), es que estos actos delincuenciales de «Los Palmeros», fueron enaltecidos como una «acción patriota» por un alcalde de la zona este que no merece ni siquiera mencionarlo, al edificarles una plaza con sus bustos, justo en el lugar donde tuvieron su cita con los militares de las fuerzas armadas y los miembros del orden público.
Es penoso y mentalmente inadmisible, que periodistas, medios de comunicación, articulistas, autoridades municipales y hasta parte de los representantes de los poderes públicos del Estado Dominicano y obviamente, sus familiares, hayan hecho una apología a favor de ese grupo de facinerosos, no obstante haber cometido esos hechos aberrantes y reñidos con los principios elementales de la Ley, por el simple hecho de tener adversión o antipatía con la figura o el gobierno del líder reformista.
La fomentación de aceptar y aplaudir los antivalores , es una señal peligrosa que demuestra que parte del estamento social y político de una nación está leproso. La idea de Niccoló di Bernardo dei Machiavelli, autor de «El Príncipe», no debe constituirse en la justificación política para cometer crímenes, actos o delitos en contra de la moral, los principios y la ética del ser humano y su rol en el medio donde vive.
LOS ASALTOS BANCARIOS DEL ENS. OZAMA Y HERRERA.
Con estos dos últimos asaltos bancarios ya tratados en el introito de este humilde aporte de opinión, se completan los cincos robos a ese tipo de instituciones a que hice alusión. De todos, el realizado recientemente en el sector de Herrera, ha sido el único en donde se ha cometido un asesinato.
Haciendo una comparación de estos hechos que atentan contra la tranquilidad ciudadana y viendo la forma en que similar robo como el de «Los Palmeros» durante años se le ha dado una connotación diferente y se les trata como una acción «aceptable, digna y patriota», me formulo la siguiente interrogante: acaso no podrían los familiares del grupo de los Maldonado, argumentar que sus parientes cometieron ese repudiable hecho por ser luchadores «antitrujillistas» y tratar con ello de lavar el estigma social con el cual se mencionan en la historia dominicana?
Y vuelvo y me sigo preguntando: no podrían los familiares de estos últimos bandoleros, que en su deleznable acción le arrebataron la vida al vigilante Sabino Méndez Martínez, argumentar también (como se ha querido siempre justificar a «Los Palmeros»), que ellos actuaron de esa manera por ser «antipeledeísta», «antidanilista» y querer un mejor gobierno para los dominicanos ? Ese ha sido el argumento pueril con el cual se ha tratado siempre de justificar el mismo delito de «Los Palmeros».
Sobrada razón tuvo el célebre poeta y escritor italiano Ugo Foscolo, quien dio al mundo literario su conocido y famoso poema «Dei Sepolcri» (Los sepulcros), cuando dijo: «El recurso final del hombre destruído es el delito»
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