Los argumentos del agresor

Entre
los procedimientos judiciales y la
historiografía hay vasos comunicantes.
En el ámbito judicial, cuando los peores
criminales deponen ante un tribunal, rematan sus declaraciones negando la
verdad. Le ocultan al tribunal sus motivaciones. Manipulan a los jurados. Montan un teatro para inspirar lástima o para provocar unos sentimientos de piedad que no han tenido con
sus víctimas. En otros casos, se vuelven caricaturas humanas. Inculpan a sus
víctimas de sus fechorías. Así, el
violador asesino dirá que mató a una desconocida porque llevaba un escote muy
pronunciado o una bermuda muy ajustada.
Al final si seguimos los razonamientos del agresor, la víctima será la culpable de su propia
desgracia. Porque, además, de víctima,
el agresor quiere lincharla moralmente, desacreditarla. Los abogados del diablo
suelen encontrarle justificaciones, circunstancias atenuantes, a las mayores
perversidades humanas. Cuando
se analiza el teatro de los acontecimientos entre los dos países que comparten
la isla de Santo Domingo nos damos cuenta, que, en casi todos los casos hay un
grupo humano agresor y una nación agredida. He aquí el compendio de agresiones
recibidas por la nación dominicana.

Las agresiones históricas

1.Desde la proclamación de
la primera Constitución haitiana de
1805, el Imperio de Haití se concibió como un Estado agresivo,
que desconocía de manera expresa el derecho territorial de la comunidad
dominicana (art. 18). Se propuso el dominio de toda la isla. El principio que
negaba la existencia del derecho de los dominicanos a un Estado se mantuvo
vigente hasta el Tratado de amistad y navegación de 1874, momento en que
reconocen oficialmente nuestra Independencia.

2.La ocupación de 1822, se
propuso llevar a cabo los propósitos de la Constitución de 1805. En
1844, se inició el proceso de Independencia y los haitianos condujeron una
guerra de 12 años en contra de la libertad de los dominicanos. Sin embargo, los historiadores haitianos en lugar de consignar los hechos de la ocupación
haitiana de Santo Domingo en 1822,
presentan la invasión como una
petición de los dominicanos. Dicho en otras palabras: que los dominicanos que
tenían la memoria fresca de las matanzas de Santiago y de Moca en 1805, querían
ser gobernados por sus verdugos. No es
servir a la verdad lo que impulsa a los historiógrafos haitianos, sino ocultar las fechorías del invasor; justificar
la anulación de nuestra independencia. Disminuir la responsabilidad de los
forjadores de su Estado . ¿Qué historiador se atrevería a justificar la
anulación de la Independencia de Polonia, Checoslovaquia y de Francia
emprendida por las tropas hitlerianas en 1940?
No podemos aceptar una historia escrita con los argumentos del agresor.
Con un enjambre de falsedades y extravagancias se pretende presentar al
cuarteto de analfabetos brutales que pelearon para arrebatarnos la
Independencia: Pierrot, Guerrier, Riché y Soulouque, como grandes libertadores
y próceres, cuando , en verdad, eran dictadorzuelos, sedientos de sangre.

3.La tendencia del agresor a
ensañarse de las víctimas. De manera que el
culpable no es el que abusa, agrede, ataca, invade, mata sino la víctima. Se
exhibe una excesiva piedad y comprensión por
el agresor. Ante la desgracia de
la víctima, aparecen despojados de toda compasión. Sobre los episodios de la
historia de un pueblo que aplasta a
otro, hemos oído todas las atrocidades. Casi todas coinciden en idealizar la
dominación haitiana, con argumentos inventados y leyendas delirantes. La
mayoría de los que así proceden omiten el Manifiesto Trinitario del 16 de enero
de 1844. Es decir, se niegan a escuchar la deposición y el testimonio de la
víctima a la que suelen tratar con desprecio. Practican una justicia tuerta,
que obra exclusivamente a favor del agresor. Una compasión selectiva que se
olvida del crimen y se apiada del criminal.

4.Varios tratadistas
haitianos, mantienen la tesis de que los dominicanos le hemos robado el
territorio, cuando, en verdad, es todo lo contrario. El
primer deslinde entre las dos formaciones nacionales que repartían la isla de
Santo Domingo se estableció en Aranjuez en 1777 entre el Marqués de Ossum y el
Conde de Floridablanca, regente del reino de Carlos III. En esa ocasión, se
colocaron 220 bornes, quedaron deslindados los límites de Saint Domingue (
actual Haití) en 21.087 km2. Tras la Independencia dominicana, los haitianos
ocuparon Hincha, San Rafael de la Atalaya, Capotillo, Rancho Mateo. En 1929, el
Estado dominicano tuvo que reconocer como un hecho irreversible, la
colonización de esos territorios. Para lograr el Tratado definitivo de 1936,
Trujillo tuvo cederle a los haitianos el Valle de la Miel en Restauración, y
comunicar las poblaciones dominicanas que van desde Villa Anacaona a Pedro Santana,
mediante una carretera de 48 kilómetros de longitud. De este modo, quedó
solventado el Tratado fronterizo de 1936. La expansión haitiana le arrebató 6.732
km2 al territorio histórico del Estado dominicano, y logró una dimensión de
27.750 km2 a expensas del territorio dominicano.

Agresiones a la soberanía

5.Los haitianos llaman violación de los derechos humanos al
ejercicio de nuestra soberanía. Es decir, que los dominicanos no tienen derecho
a repatriarlos, ni a la aplicación de sus leyes migratorias ni a
su proyecto nacional. Se ha
criminalizado el ejercicio de nuestra propia soberanía. Además de agredirnos
con una inmigración intolerable, que quebranta el Tratado de 1938, que
responsabiliza a cada uno de los Estados de ocuparse de su población. Los
haitianos quieren desmantelar nuestra capacidad para decidir, y someternos al
control una policía internacional.

6.Para complacer a sus rivales y ponerle
coto a las maquinaciones del intervencionismo internacional, el Gobierno
dominicano promulga la Ley 169/14 y puso el práctica el funesto decreto 327/13.
Ambas medidas colocaron en capilla ardiente la Constitución de la República. ¿
Cuáles son las consecuencias de las
medidas que se han tomado? ¿ Qué porcentaje de haitianos serán regularizados en
agricultura, en la construcción, en los trabajos informales, en la buhonería?
¿Tendrán derecho los dominicanos a
tener empleos de la agricultura, en la
construcción, en las canteras de empleo que ocuparán, sin esperanzas de retorno
los haitianos? Una vez que los haitianos sean regularizados y tomen como
derechos adquiridos su presencia laboral
en el país .Queda montada la
confiscación de los mecanismos de supervivencia del pueblo dominicano. Se
desmantela la posibilidad de que los dominicanos puedan trabajar en su país. El
Gobierno cree haberle puesto fin a un conflicto. En verdad, ha fabricado un conflicto aún mayor. Le han amputado al pueblo dominicano el
porvenir. Le han privado de los derechos elementales a la existencia.
Los haitianos tienen por supremo triunfo el aniquilar la soberanía dominicana y
el reclamar a la Comunidad Internacional
que intervengan en contra de los intereses dominicanos, para lograr ventajas en
el territorio de la República Dominicana.

La personalidad del agresor

Cuando se examina el comportamiento que
han tenido los haitianos durante todo el siglo XX y XXI se echa de ver la
usanza de dos procedimientos.

1.El
infantilismo. La incapacidad para asumir sus responsabilidades y la presencia
de una mentalidad de asistidos sociales. Es lo que ha hecho, que tras tres años
seguidos, todavía no hayan reconstruido el Palacio de Gobierno y que una gran
cantidad de escombros permanezcan amontonados esperando que la Comunidad
Internacional decida qué se hace con ellos. Para organizar las elecciones
legislativas retrasadas por dos años, extorsionan a la Comunidad Internacional
porque no fueron capaces, en casi tres años, de incluirla en el presupuesto.

2.La
victimización. Se consideran víctima del racismo, pero en su historia se
registran varias matanzas fundadas en el racismo. Las matanzas de Dessalines de
1804, de 40 mil blancos franceses, sólo quedaron 1.000 almas; la matanzas de Moca y Santiago de 1805 todas
de personas blancas. Uno de los superviventes, Gaspar Arrendondo y Pichardo,
escribió que aquellos momentos, ser blanco era un delito. Las matanzas de
mulatos de Faustín Soulouque de 1847. En
el Diario de una misión secreta a Santo Domingo (1847) , el almirante estadounidense David
Dixon Porter escribió lo siguiente: “ Cuando Christophe estaba esperando noticias
del éxito de su horrible trama ( la muerte de los mulatos) , Riché se apareció ante él, con las manos aún
oliendo sangre de sus víctimas. – Señor, dijo, he cumplido vuestras órdenes y
para demostrarle el profundo amor y devoción que tengo por usted, yo, con mis
manos he dado muerte a mi esposa y a todos mis hijos, que eran mulatos. Al
servir al Estado no dudé en sacrificar a los mios (Dixon Porter, pág. 252) . La
última matanza acaeción de 1957 emprendida por Jean Claude Duvalier contra los
mulatos que fue debidamente contada por el profesor Alfred Viau, mulato, que
pudo escapar de esa barbarie, padre del poeta Jacques Viau.

Semejante credenciales, ¿ pueden los haitianos
dar lecciones de antirracismo? Desde el principio la Constitución dominicana de
1844 consagró el principio de la igualdad de las razas. Entre los haitianos las prohibiciones que
privaban a las personas de raza blanca del derecho a la propiedad se
mantuvieron hasta 1920.

Entre
los haitianos se ha fraguado un ideal paranoide, de que sus sucesivos fracasos
son el efecto de una conspiración internacional. Plantean
que todas las potencias del mundo se han confabulado para aplastar y condenarlos
al subdesarrollo. Explicación agresiva que lanza una imputación
sobre el resto de la humanidad, al que responsabilizan de su desgracia y a la
que esperan engatusar, convirtiendo a su pueblo en escudos humanos.

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