Lo que la tecnología nos arranca
Aprovechar un asueto, cualquiera, debe significar tener tiempo libre para hacer cosas que la rutina ahogante nos impide.
Es salir de lo cotidiano. Para los que viven en ciudades grandes, desconectarse sumergidos en la tranquilidad del mundo rural y mágico de los campos o el encanto de los pueblos pequeños o disfrutar de una ciudad que se le brinda a solas, con un atípico silencio.
O se supone que eso debería ser. Sin embargo, después de que la tecnología se apoderó del espacio y del tiempo de los que hartos de lo mismo cayeron sin saberlo en otro mismo, las cosas que proporcionaban placer y que motivaban el viaje o los planes para recorrer un espacio casi desierto, dejaron de ser interesantes.
Por eso ahora lo primero que empacan los que quieren estar lejos del jolgorio citadino, son sus aparatos electrónicos. Tal vez ahora la tranquilidad la necesitan para usar esos dispositivos sin mucha interrupción.
Los niños pasan esos días de descanso centrados en descargar juegos nuevos en su “tablet”, los adultos se ponen al día con asuntos pendientes. Todos olvidan la verdadera esencia del privilegio de tener días de “vagancia”, tan escasos en una ciudad de ajetreo.
Los clásicos encuentros familiares o son relegados o realizados en medio de gente que se vuelve extraña y que lo que menos hace es interactuar con los que tiene al lado, porque está ocupada con los que están lejos. Total, los cercanos siempre estarán.
La mayor desventaja de esos avances la tienen los niños. Tantos desconocen el deleite dejugar al escondido entre los árboles o de vendarse los ojos en la gallinita ciega. Han perdido la oportunidad de saber cómo era el que apara batea o las reglas del jarrito.
Pero no es lo más grave. El verdadero problema está en el tiempo que dedican a esos equipos sin supervisión. En las páginas sin censura por las que pueden navegar y entre las que pueden dejar su inocencia.
Se exponen a un mundo virtual plagado de degenerados reales contra los que no han podido las leyes para crímenes y delitos de alta tecnología.
Qué lástima que algo tan bueno tan útil sea al mismo tiempo canal para el mal para la perversión. ¿Quizás porque se parece en muchos aspectos a la vida misma?.