La sociología hasta Augusto Comte
En sociología como en otra disciplina, la práctica precede a la teoría. Los filósofos buscaban sobre todo determinar los principios de la organización social tal como debería ser. Pero, a sus deferencias axiológicas o normativas, se mezcla a veces un esfuerzo para analizar fríamente las situaciones de la vida en sociedad, y es por esto que a veces son los precursores de la sociología.
La política de Platón, por ejemplo, está ligada a su sistema filosófico. El orden de las Ideas, de esas esencias “bien ordenadas, todas dispuestas con orden y conforme a la razón”, debe servir de modelo al orden de la sociedad, y es por lo que los filósofos son los más aptos a regir la Cité.
La jerarquía social, tal cual es puntualizada bajo su forma ideal en la República, con más de albergues en las Leyes, corresponde a la jerarquía de las funciones, que refleja ella misma el orden, la proporción matemática, que reina en el universo.
E incluso, cuando pone en primer plano el problema de la propiedad y que plantea la comunidad de bienes, no como una visión idealista y a priori, sino como la consecuencia científica de la distribución efectiva de la riqueza en su tiempo cuando toma conciencia de la importancia de los hechos económicos y de los antagonismos de clases.
Luego en Grecia, hasta tal punto que escribió: «Una ciudad siempre incluye al menos dos, que están en guerra entre sí, la de los ricos y la de los pobres», uno estaría tentado de verlo como un precursor del materialismo histórico.
Pero es más bien a Augusto Comte que debe ser comparado; pues, observa L. Robín, “Augusto Comte se hizo una concepción de la política muy similar a la de Platón».Más concreto es el punto de partida de Aristóteles.
Había estudiado, en una serie de monografías de las cuales sólo una, nos apareció la Constitución de los atenienses, las constituciones de 158 ciudades griegas o extranjeras, y es del análisis de los hechos que busca extraer las leyes de la vida en sociedad. Dicho de otra manera, la Cité es una comunidad moral, y es con este fin que debe organizarse.
Sabemos, con qué insistencia se esforzó Aristóteles, en muchos pasajes de Política y ética para Nicómaco, para justificar la esclavitud basándose en una inferioridad natural y, en cierto modo, racial de ciertos hombres, que Platón había combatido por el contrario.
La política de los Estoicos está en relación con su metafísica panteísta. Como el universo es una especie de comunidad entre todos los seres dotados de razón, el individuo tiene su razón de ser en la comunidad de los humanos.
De ahí la Universidad de Derecho Natural, que Cicerón define según Crisipo «la regla suprema, agarrada en nuestra naturaleza, que prescribe lo que debe hacerse y prohíbe lo contrario, ratio summa, insita in natura, quae jubet y otras quae facienda sunt prohíbe que contraria». De ahí también el cosmopolitismo estoico.
El Cristianismo, con los dogmas de la caída y de la redención, aportaba una concepción histórica del ser humano. Es ahí que san Agustín saca, con su Ciudad de Dios (413-426), “el primer gran ensayo de filosofía de la historia”. Sin embargo, los doctores cristianos de los primeros siglos permanecen más a menudo exclusivamente colocados, en su estudio de los lechos sociales, desde el punto de vista moral.
San Ambrosio escribe en su De Officiis: “Es la naturaleza que ha engendrado el derecho de comunidad; es el abuso que ha hecho el derecho de propiedad privada, natura jus commune generavit, usurpatio jus fecit privatum”.
Con santo Tomas, se vuelve al punto de vista de Aristóteles: la sociedad es el medio natural para el hombre alcanzar su fin, y la política se halla encerrada en la vasta síntesis erigida por el autor de la Summa teológica.
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