La Semana Santa tiene nombre: reflexión

La Semana Santa del presente siglo XXI no es la misma que vivieron nuestro ante pasado, sobre todo si nos remontamos a los años 60’s. De verdad que hace mucho más de medio siglo, pero era algo muy diferente a la actual. Ahora hablamos de estadística de muerte. En aquella época era cero comparada a la del presente, además era un momento para pensar, meditar y reflexionar sobre el pasado, presente y el futuro de nuestra vida, eran momento de oración sin bulla, sin escándalo, sin atracadores ni muerte. Hoy día todo ha cambiado ya no es lo mismo ni es igual, hoy se habla de cuantos murieron, se ahogaron, asaltaron y muy poco se habla de oración, tranquilidad, meditación o reflexión. Pienso que podemos volver de despertar y no quedarnos dormido, renovar nuestra fe y esperanza que nos conduzca hacia el camino de la reconciliación de todos los dominicanos en la búsqueda de un porvenir mejor. Hay que superar las confrontaciones, la discordia en la familia dominicana, Dios es amor y nos dice en su palabra que El es el Principio y el Fin. Semana Santa es la fecha en que se celebra la muerte, crucifixión y resurrección del Señor Jesucristo, además, es propicia también para olvidar desavenencias y resquemores, debemos dedicarnos a la meditación sana, para buscar soluciones viables en el campo de la vida política y económica de nuestra sociedad. Dice el Obispo Josu Iriondo, que “La Cuaresma es la oportunidad de mirar a nuestras vidas, encontrar las zonas desérticas y crecer en las esperanzas de que el desierto pueda florecer”. Si como seres humanos reflexionáramos y tomáramos la Cuaresma como un tiempo con Dios y con uno mismo y en esa profundidad te desnuda de tus afanes, revisa tu vida, busca como adquirir el equilibrio de tu familia e insertarte en la sociedad como un hombre o mujer nueva, de seguro que resucitaría con Jesús y te rehabilitaría con fuerza y optimismo en el camino de Liberación con Cristo. La Cuaresma es tu tiempo con tu Dios, sea cual sea. Aprovecha en estos momentos para pensar en el progreso y desarrollo espiritual –personal- y colectivo de nuestro país, no podemos ni debemos pensar en retroceder en nuestra vida, debemos ser luz en la tiniebla y seguir avanzando por un mejor porvenir. Queremos terminar esta reflexión exhortándolo y exhortándome a reflexionar, para que nos encontremos en una sociedad más justa, pero no esperemos que el otro cambie la sociedad cambiemos nosotros y la sociedad cambiará automáticamente. La realidad es que el mal está dentro de mí. Si yo no reconozco esto, nada cambiará dentro ni fuera de mí. Pero si tú cambias, habremos encontrado la llave que abrirá muchas puertas por las que podrán caminar innumerables hermanos y hermanas, la sociedad cambiará y será otra donde las buenas nuevas florecerán… Amen.

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