La riqueza y el entretenimiento como parte de la vida misma

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EL AUTOR es abogado y comunicador. Reside en Nueva York.

Nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse y morir.  Es el proceso  por el cual todo debemos transitar en la vida y en ese  transcurrir nos toca cubrir una serie de necesidades para que los pasos se lleven a cabo como establecen los designio bíblicos.   Es en ese camino que los seres humanos asumimos responsabilidades que no podemos eludir porque sin ellas, la existencia se acorta y en caso de extenderse, viviríamos una vida miserable.

Sabemos que nadie quiere vivir una vida desdichada.  Dios hizo al hombre en prosperidad. Y está establecido que “La bendición de Jehová es la que enriquece, y dentro de esa riqueza lo bueno es comer, beber, y gozar del bien de todo lo que ha trabajado, todos los días de la vida que Dios te ha dado; porque esta es su parte.  Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, le da también facultad para que coma de ellas,  tome su parte, y goce de su trabajo, esto es un don de Dios. Ecl. 5:18-19”.

La Biblia habla del gran tema del dinero.  De cómo: ganar, gastar, ahorrar y dar, así como también, del desperdicio del dinero.   En esta obra sagrada, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; “de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería” (DV 11).

Dios se complace en bendecir a sus hijos, aunque no siempre consiste en abundancia de riquezas terrenales.   El  hombre de verdad tendrá muchas bendiciones… Prov. 28:20.   Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. Ef. 3:20.  Él ciertamente odia la simulada ganancia, los motivos equivocados para obtener las riquezas, y la falta de generosidad compasiva entre los ricos.

La biblia ha tratado muy a fondo el asunto de la riqueza y la pobreza, e incluso las personas más piadosas en la Biblia fueron ricos como: Job, Abraham, José, David, Salomón, Bernabé, Filemón, Lidia, entre otros.  Las riquezas conseguidas en forma honesta, honrada, laboriosa, lícita, legal e inteligente, son una bendición según el libro de la sabiduría, entonces  ¿porque buscarla?, siguiendo el patrón divino.

El ser rico no es un pecado.  Si usted ha conseguido sus riquezas de una manera honesta, Dios le considera un buen administrador de lo que él le ha proporcionado a usted.   Pero si su patrimonios ha asfixiado su vida espiritual, sí es pecado y usted, es un hombre pobre a los ojos de Dios.  En la Biblia leemos acerca de unos cuantos ricos que eran hombres justos y que dedicaban esas riquezas a Dios.  Si usted tiene zapatos que calzar, vestido para cubrirse y alimento que comer, es un hombre rico para el mundo.

Esa es la prosperidad que siempre hemos buscado, la verdadera riqueza que pretendemos, en aras de cumplir y cubrir el ciclo de la vida en armonía con Dios, y en acatamiento de su designio, para seguir armonizar lo uno, con lo otro. Por ello, la riqueza y el entretenimiento forman parte de la vida misma. He dicho.

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