La prevención requiere suma de esfuerzos

Vi con mucha inquietud que se están incluyendo, en igual condición que un ciudadano común, a las empresas de seguridad privada a fin de que desmonten en diez días las centellas y sirenas que están instaladas en sus diferentes vehículos. Entiendo, y creo entender bien, que si las empresas de seguridad privada tienen 400 vehículos supervisando diariamente a sus clientes, que incluye zonas residenciales completas, con radio comunicación, flotas, etc., y los que se han puesto a disposición de la seguridad pública en múltiples ocasiones, en lugar de solicitar el desmonte de los referidos equipos, se debería incluir a estas empresas, vía la Superintendencia de Seguridad Privada adscrita al Ministerio de las Fuerzas Armadas, en lo relativo al sistema 911, para que den el apoyo logístico que sofisticadamente poseen. Si las empresas de seguridad privada contribuyen en un 30 por ciento a la prevención del crimen y el delito, como dijo en una ocasión con sobrada razón un jefe policial, no pueden ser vistas como un elemento fuera del sistema de seguridad del país. 2 Las empresas de seguridad privada en todas partes del mundo usan centellas de colores diferentes a otros organismos de seguridad, y que regularmente son de color amarilla. Tampoco hemos visto los vehículos de seguridad privada tocando sirenas innecesarias en las calles de nuestras ciudades. Lo que si es cierto es que nuestros clientes, que utilizan más de 30 mil hombres en total, cuando tienen una situación de emergencia, nos llaman antes a nosotros como responsables directos de la seguridad de sus instalaciones, y debemos llegar de inmediato para evitar muertes, robos y atracos, entre otros, y contribuir con la seguridad pública a la prevención del crimen y el delito en los locales de esos clientes. Las empresas de seguridad no son, ni pretenden ser seguridad pública, pero si pueden actuar de inmediato, tan pronto llegue al lugar, frente al flagrante delito. Es cierto también que hay muchas personas que utilizan motorizados militares para darse paso rápido por las diferentes vías de la ciudad, y se crean unos tapones increíbles en las vías perpendiculares sin importar el vehículo de emergencia que se desplace por esa congestionada vía. Eso si hay que suspenderlo. Las emergencias hay que clasificarlas y determinar quienes tienen derecho a detener el tránsito por una emergencia real y no para comodidades y beneficios 3personales de cualquier índole. Sumar esfuerzos en materia de seguridad preventiva es lo que cuenta, lo demás es «música de fondo». Si no se valora lo que puede sumar, estamos de hecho, de manera directa, restandole a la seguridad misma. Un equipo de centellas y sirenas se puede desmontar no en diez días; si no en diez minutos, pero una decisión así podría provocar un efecto que no se persigue y que puede marcar para toda la vida. Se que los profesionales envueltos en el tema del desarrollo del sistema 9-1-1 tendrán en consideración la situación en beneficio de todas las partes envueltas. btavarez@hotmail.com

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