La política y el desvelo de los sueños

Los canales de ventas de la política son espantosos desde el punto de vista del financiamiento para promover candidatos a cargos electivos costeados de recursos económicos salidos de las mismas entrañas del estado;  y en consecuencia de sectores inmersos en el oscurantismo del narcotráfico y negociaciones ilícitas que aprovechan esos espacios para lavar dinero y evadir impuestos.

Hace unos meses que estuve en República Dominicana y en mi recorrido me encontré con un amigo de muchos años registrado en uno de los partidos de sistema con el que intercambié impresiones amistosas hasta caer en el tema político, le pregunté: ¿aspira usted a algún cargo en las próximas elecciones del 2020?.

Con ímpetu un tanto indeciso mi amigo me confirmó que sí aspiraba. «Ya está bueno de arrear la vacas para que otro las enlace», me dijo. Sin embargo, como aquel que aparentemente tiene cabeza para pensar, mi amigo se puso el sombrero, afirmando que en los políticos no se puede creer y definió sus aspiraciones llegando a explicarme, que si ganaba la posición requerida trataría de desarrollar una gestión acorde con las demandas de los electores sin parcialización y sin responder a intereses foráneos.

Sin dudas que sus explicaciones me llenaron de sorpresas llegando al extremo de reflexionar en silencio. Le pregunté: ¿a qué  posición política le gustaría aspirar? El hombre trataba de evadir la interrogante. Finalmente definió su estatus y respondió con firmeza. ¡Me gustaría candidatearme a la alcaldía!, pero tengo el inconveniente del dinero para financiar la campaña, porque es ahí donde el político, si no es millonario para costearse sus aspiraciones termina siendo corrupto desde el mismo momento en que busca obtener un cargo electivo.

Al escuchar con tanta sinceridad sus impresiones sobre la realidad política que se vive en el país, me dije yo mismo, caramba, más claro de ahí no canta un gallo en el gallinero. El hombre sabe en el muladar (vertedero) que está tratando de nadar y a este se le ve que no llegarás muy lejos en la parafernalia de la partidocracia, porque si no se adapta al sistema de la política del soborno, la corrupción y la complicidad, desgraciadamente se convertirá en enemigo de su propio partido y perecerá antes de ocupar el trono.

Pesaroso de alegría tras encontrarme con un amigo entrañable que hacía muchos años que no veía para socializar sobre un tema de tanto interés finalmente me despido pero sin dejar ponerme  a su entera disposición en caso de que requiriera de nuestro servicio profesional asumiendo él con responsabilidad que me llamaría para informarme sobre los resultados de sus aspiraciones a la alcaldía.

El amigo al que hacemos referencia provenía de una familia con ciertos asideros morales donde sus padres y hermanos nunca se interesaron en participar en la política, sin embargo, cada cuatro años se dirigían a las urnas de su comunidad a los fines de emitir el voto en busca de un cambio y mejor forma de vida para la provincia de su entorno pero sus objetivos siempre fueron infructuosos, porque según sus impresiones, “los políticos solo se recuerdan del votante en tiempos de campaña y sus promesas siempre son ficticias”.

Recuerdo que mi amigo provenía de una familia de escasos recursos económicos y su padre se rompía el lomo trabajando la agricultura para pagar sus estudios y garantizar la alimentación de la casa. El muchacho tenía aspiraciones de estudiar y le dieron una beca para hacerse técnico en contabilidad hasta que finalmente se graduó y consiguió trabajo. Con el cobro de sus primeros meses se compró una motocicleta en la que desarrollaba sus labores cotidianas.

Pasaron los meses y jamás volví a saber de mi amigo hasta días después de las elecciones que sorpresivamente recibí una llamada de un número desconocido y que no acostumbro a responder, pero accedí. ¡Buenos días!, respondí. Era el hombre que antes de aspirar a la alcaldía surgió como el ave fénix y que al saludarme me dijo, “soy el alcalde y te aseguro que voy a trabajar incansablemente con el pueblo para embellecer su entorno y cambiar la forma de vida de la gente, sin dejar de recuperar el dinero que invertí para ganar las elecciones.

El nuevo inquilino llegó al ayuntamiento en  un carro marca Nissan, modelo Sunny, del 1987, pero como el alcalde cambió su estatus, por ser el representante del pueblo, debe moverse en un medio de transporte más actualizado, como una camioneta marca Toyota último modelo y fue ahí donde comenzó la mala administración del dinero del municipio, llegando a cambiar de mujer, porque al parecer la madre de sus hijo no reunía las condiciones para ser la primera dama, poniendo en entredicho la crianza que durante años le proveyeron sus padres.

Durante varios períodos reeleccionista en la alcaldía, los cambios estuvieron ausentes en el municipio y aunque finalmente no dirige el ayuntamiento, mi amigo, en vez de una, tiene cinco mujeres, varias estaciones de combustibles, invirtió en grandes edificios, posee más de veinte camiones volquetas,  compactadores y recolectores de basuras, además de darse la buena vida y promover en las calles de su pueblo que es un hombre afortunado, claro, riqueza obtenida con los recursos del pueblo.

El desvelo de los sueños simula la catapulta de los pensadores que no piensan en lo suyo para generar cambios sustantivos en su trayectoria de vida, porque la ambición no le permite adaptarse y prosperar concurrentemente con lo que le dispensa el divino creador. Es ahí donde se cultiva la inmoralidad de los políticos que se apoderan del dinero público y se enaltecen con sus promiscuidades. Al que le sirva el sombrero que se lo ponga, si es que tiene cabeza.

of-am

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