La pesadilla de Danilo
La campaña reeleccionista está inmersa en un juego de vida o muerte. O gana en la primera vuelta o sus días para abandonar el poder están contados.
Por eso su agresiva y saturante promoción en todos los medios a su alcance, las interminable cadena de encuestas, los fabulosos mítines en que mueven filas interminables de jepetas, instalan tarimas tras tarimas y pretenden impresionar así sea transportando personas de provincias en ocasiones distantes de lugar que visita el presidente.
Por más denuncias que se hagan, la inversión de recursos del Estado no va a parar y seguramente irá en aumento en la medida que se acercan las elecciones y todo este montaje no alcance para desmotivar a los que están decididos a propiciar un cambio político.
Donde seguro veremos la mayor concentración de esfuerzos es en el plan B el día de las elecciones.
Convertirán el país en un mercado intentando comprar la voluntad popular y en última instancia recurrir a alterar los resultados que ha de ofrecer la Junta Central Electoral.
Se intentara todo con tal de que no nos aboquemos a una segunda ronda.
Esa es la pesadilla de Danilo y el PLD.
En ese escenario no tendrían nada que buscar y se corre el riego de que sus votos se reduzcan en cantidad y porcentaje ya que sus debilidades quedaran expuestas ante la mirada de todos.
Mientras la opción opositora podrá contar con la casi totalidad de quienes no sufragaron por el aspirante reeleccionista, este vera perder los votos de los que gusta inclinarse por el supuesto ganador así como la mayoría del reducido porcentaje que obtendrá el partido blanco.
En una segunda vuelta crecerá el número de votantes porque los que fueron abstencionistas se convertirán en voto duro de la oposición.
Mantener la fe, los ánimos en alto y no ceder ante la avalancha peledeista que sabe se juega el todo por el todo el 15 de mayo, debe ser la consigna.
Resistir, resistir y seguir resistiendo que la hora de la batalla final se acerca y el triunfo opositor cada vez se ve más claro en el horizonte.
A Danilo Medina y al PLD se le acerca su Waterloo, y ellos lo saben.
Los caminos se les cierran, sus maniobras son previsibles, sus zarpazos comprensibles y su caída inminente.
Por fin podremos respirar tranquilos y confiados en un país donde se reduzca lo que ellos reprodujeron en abundancia: inseguridad, corrupción e impunidad.
Mantengámonos, pues, firme y atentos.
Muy firmes y muy atentos que el desenlace final se acerca y la victoria opositora será una hermosa realidad.
jpm