La juntiña de seis contra uno… después de los resultados
Con el boletín 14 de la Junta Central Electoral (JCE), emitido el pasado sábado 28, se culminó el conteo y reconteo de los votos de más del 70% de los dominicanos que cumplieron con su deber cívico, el 15 de mayo, para elegir las autoridades del país para el período 2016-2020.
Para quienes dieron seguimiento a los resultados generales de las cinco encuestas creíbles e independientes no hubo sorpresa con relación a los ganadores y sus respectivos porcentajes para el PLD y aliados Vs. PRM y aliados: Gallup-Hoy 63%–29%, Greenberg-Diario Libre 60%–37%, CID-Latinoamericana 63%–31%, Mark Penn-SIN 65%–31% y Expedition Strategy 65%–28%.
El cómputo final confirma que en la boleta A o presidencial el PLD y aliados alcanzó el 61.76% mientras que el PRM y aliados obtuvo 34.99%. En la boleta C o municipal y en la C y C1 o congresual y preferencial hubo ganancia del bloque PLD y aliados con más del 90% y 80%, respectivamente.
Durante todo el proceso electoral la oposición no tuvo vocación unitaria. El egocentrismo, el afán de cada quien asumir el liderato de la oposición, la miopía política y el sectarismo político predominó en los candidatos perdedores. Se obnubilaron y algunos hasta se “llenaron de odio”.
Sobrevaloraron las diferencias internas del PLD. Durante varios meses apostaron a la división de los peledeistas. También subestimaron el extraordinario apoyo popular que se agenció Danilo con su estilo y obra de gobierno. Los opositores minimizaron la capacidad política-electoral del PLD así como su madurez para priorizar la unidad en la diversidad y privilegiar su vocación de poder.
Por esas sencillas razones se aventuraron a participar dispersos y divididos con 7 diferentes candidatos presidenciales y un mejunje emocional en las candidaturas municipales y congresuales. Fundamentaron sus actividades proselitistas en las denuncias vacuas y tímidas propuestas que no entusiasmaron al pueblo elector.
Ahora, después del contundente e histórico triunfo del PLD y aliados, 6 candidatos de la oposición pudieron enterrar sus diferencias y hasta sus “rivalidades ideológicas”. Han formado una juntiña basada en quisquillas triviales, en el sambenito del manoseado “fraude colosal” y sin agotar el debido proceso que al respecto indica la Ley Electoral exigen la anulación de las elecciones.
Ahora, preñados de mezquindades políticas se desgañitan con la vana pretensión de minar legitimidad a la voluntad popular que, de manera libre, democrática y con transparencia, se expresó en las urnas.
Para ese grupo opositor solo existe voluntad popular legítima en las dos provincias que ganaron las senadurías y en los municipios donde triunfaron sus candidatos.
Cinco de los seis candidatos que, al juntar sus votaciones no superan el 3%, se atreven a utilizar el clisé político de “fraude electoral”, montaron una campaña mediática, presionan con turbamultas y unos pocos acuden al chantaje político de una insípida “huelga de hambre” que, por extemporánea, está llamada a terminar “sin penas ni glorias”.
Los verdaderos objetivos de la irracional campaña de los candidatos perdedores, que pretenden disfrazarlos con supuesta exigencia de respeto a la voluntad popular, son:
- a) Afán por liderar la oposición, b) desacreditar al Presidente de la JCE para deslucir su gestión y evitar su posible confirmación en el cargo, c) Marchitar la hermosa y masiva demostración cívica del pueblo en dichos comicios, d) tratar de justificar sus derrotas ante sus militantes y las fuerzas extranjeras que los patrocinaron, e) crear condiciones para provocar protestas callejeras y f) Interés en lesionar la positiva imagen del gobierno del PLD y de Danilo Medina, quien acaba de ser reconocido como el Presidente más popular del continente americano.
Esos seis opositores desestimaron la unidad productiva para participar en el proceso electoral. Pero inmediatamente se empezó a conocer los resultados del escrutinios, en forma inesperada, estéril, emotiva y basados en pequeñas quisquillas, formaron una juntiña que anda para arriba y para abajo con la consigna “todos juntos contra el fraude”, con lo cual presentan una imagen lastimera que les proyecta un futuro político incierto y lúgubre.
jpm