La Isla: Una mirada geoestratégica

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LA AUTORA.

POR: GISELDA LIBERATO

Desde una óptica de la geopolítica, el futuro insular de porvenir y perspectiva de provocar cooperación internacional para desarrollo se está dibujando un escenario que puede impactar de forma negativa o positiva, a partir de la manera en que seamos capaces de asumir un discurso propositivo frente a los países del norte y en especial, con Francia y Estado Unidos.Es necesario  agudeza y racionalidad del análisis que hagamos de la coyuntura, en el contexto insular e internacional.

Dos continentes han dado pasos que da fuerza a lo planteado. Por un lado, vuelve a tener sentido el viejo tema en torno a la importancia de la ubicación geográfica estratégica de nuestra isla frente a Cuba para los Estados Unidos. Por esa razón, el perfil del recién designado embajador americano en Haití fue seleccionado cuidadosamente por el Presidente Obama, un experto en DDHH con órdenes expresas de Washington de incidir en esa materia por las diferencias político-ideológicas con Cuba, y en República Dominicana por el tema de los derechos de los inmigrantes haitianos y las anunciadas repatriaciones.

El segundo movimiento está referido a la visita del Presidente galo, François Hollande a Haití luego de estar en La Habana, llevando consigo la explicita  voluntad de Francia en brindar  ayuda directa y focalizada en el sistema educativo haitiano. A simple vista las estrategias están en marcha. Se ha seleccionado un polo de inversión atractivo y seguro, que a futuro pudiera asegurar a los neocolonialistas una fuente de ingreso para apalear la crisis económica por la que están atravesando sus países en busca de mercado de consumo y mano de obra barata para sus inversiones en ultramar.

La coyuntura puede estar colocándonos como territorio apetecible frente a países  como USA, Francia y Canadá, que tienen interés en desplegar estrategias de expansión económica y crecimiento organizacional que resulten ser muy favorables y útiles para ellos.

El primer mandatario francés, después de haber agotado un amplio programa en Cuba que culminó con el Foro Empresarial Cuba – Francia, donde se mostraron grandes perspectivas de negocios, luego se dirigió a Haití. A su llegada, aprovechó su visita para anunciar que su país se ocupara de invertir en la educación haitiana. La tan esperada ayuda económica al parecer serán destinadas de manera focalizada en términos estratégicos de desarrollo, y con metas y búsqueda de resultados ambiciosos para proseguir el proyecto neocolonial de las grandes potencias que históricamente han aprovechado nuestras riquezas. 

Se puede estar configurando la reencarnación de una nueva colonización. Y este nuevo escenario geopolítico nos debe alertar  -a los dominicanos-  sobre la importancia de nuestro posicionamiento internacional a partir de nuestra doble condición, de binacionalidad  y la condición de vecindad con la isla hermana de Cuba.

Llama la atención  que el presidente francés, acompañado de  empresarios franceses y  siete ministros en su gira de cinco días para visitar a países del Caribe, se dio una vuelta por Cuba y culminó su gira en Haití, y no se dignó -tal vez la diplomacia dominicana no mostró interés- siquiera saludar desde el aire al Presidente Danilo Medina. Eso es sintomático, máxime cuando recién estrenamos nueva política exterior dominicana; y a pesar de que existen temas pendientes de interés, en particular lo que significa y representa este país para Haití y viceversa; para lograr niveles de desarrollo mínimamente aceptables.

Puede haber apoyo de carácter moral por parte de Francia para Haití por las deudas histórica desde la independencia del vecino país, pero en un momento de crisis económica como vive Europa, financiar la educación haitiana no solo es por altruismo o una simple expiación de culpa al daño historio producido. La conveniencia de la inversión a partir del gobierno europeo es por un lado apoyar las escuelas francesas instaladas en la región del caribe porque les agiliza los procesos; y por otro, ir sentando las bases estructurales para el aprovechando del mercado haitiano y el cubano.

De manera que los haitianos tienen el desafío de erigir un sector político, que pueda enrumbar Haití hacia otro destino; y con un proyecto de nación bien definido. Haití necesita urgentemente  la  gestación de un movimiento político, que no sea el proyecto que concibe a Haití un botín para saciar apetencias personales, como los que hasta ahora han postrado Haití a los pies de la miseria.

Desde Haití debe hacerse conciencia de ello. Deben sentarse a diseñar un proyecto de nación, para ser una nación competitiva; y ese proyecto debe gestarse desde los mismos haitianos. No pueden dejar en manos de Francia, Canadá y USA gestar su futuro; ello tampoco conviene a la República Dominicana ni a la comunidad Latinoamericana y Caribeña. 

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