La Fidelidad en un mundo que te enseña a ser infiel
(Parte IV)
La fidelidad en la relación de pareja
Si eres fiel desde un punto de vista trascendente, eres fiel en todo.
La clave para ser fiel en la relación de pareja es el Amor. De ahí que si queremos tener una relación de pareja duradera y que dé frutos verdaderos, tenemos que descubrir, conocer, aprender y profundizar sobre el amor.
¿Qué es el amor? esa pregunta es fundamental. Conocer bien su respuesta garantiza fidelidad absoluta en la relación de pareja; además garantiza una relación estable y duradera, donde, a pesar de las dificultades diarias de la vida, que son normales, a pesar de los momentos de tragedia, de carencias materiales, de enfermedad, prevalece la felicidad, la unión, la humildad, el respeto mutuo y la comprensión.
El amor no se puede definir porque abarca más de lo que nuestro cerebro puede comprender. Por eso Pablo describe sus cualidades en su carta a los corintios, capítulo 13: «El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará.»
Como ven, de acuerdo a esas cualidades descritas por Pablo, el amor parece ser todo lo contrario de lo que nosotros percibimos como amor. Cuando nosotros “amamos”, demandamos tiempo, atención, exclusividad, servicio, y muchas cosas más. Sin embargo, el amor sugiere entrega.
Y es así, porque la naturaleza de Dios es el amor, por eso en el amor se encuentran las fuerzas para ser fieles al Señor, y siendo fieles al Señor, se puede ser fiel a la pareja en el amor. El mismo Señor te capacita para amar. Búscale, conócele y serás siempre fiel a tu pareja.
Ser fiel a nuestro propósito de vida y a nosotros mismos
Quien no es fiel consigo mismo, se engaña a sí mismo. Y si se engaña a sí mismo no puede ser fiel a sus propósitos de vida ni puede ser fiel a nadie. Por tanto, es importante ser fiel consigo mismo.
La fidelidad es la virtud y el valor de cumplir las promesas que se hacen y ser fiel y no engañar a los demás. Para serte fiel a ti mismo, primero tienes que conocerte, porque tú no puedes engañar a alguien que no conoces.
Por eso es que es tan importante la pregunta existencial ¿Quién soy y para qué existo? A partir de esas preguntas, debemos iniciar la búsqueda, y hacerlo con sinceridad. Si lo hacemos con sinceridad, terminaremos descubriéndonos a nosotros mismos, conociéndonos, y así nos encontraremos con la esencia del ser que vive en nosotros, con el mismo Dios que está en nuestro interior.
Entonces, cuando leamos en Génesis 1:26 «Y dijo Dios: »Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los réptiles que reptan por la tierra«, por fin comprenderemos ese versículo y nos daremos cuenta que llevamos la esencia de Dios dentro. Somos criaturas especiales del Padre, que puso su sello en nosotros, que por la gracia y el infinito amor de nuestro Señor Jesucristo nos dio el poder de ser llamados Hijos de Dios (Juan 1:12).
Y así, conociendo nuestra naturaleza y conociéndonos a nosotros mismos, conocemos también el por qué, para qué y por quien vivimos. Teniendo esas respuestas podremos ser fieles a nosotros y a nuestros propósitos.
Sabemos que procedemos de Dios, que somos hijos de Dios, en consecuencia, respondemos al llamado y a la misión. Si aceptamos la misión, ya tenemos claro el propósito de nuestras vidas. En este momento ser fieles a nosotros mismos y a nuestros propósitos de vida, será más fácil porque ya conocemos lo fundamental.
Entonces, siendo fieles a Dios, también estamos siendo fieles a nosotros mismos, y siendo fieles a nosotros estamos siendo fieles a Dios, porque nos convertimos en proyección de su Hijo Jesús aquí en la tierra, una vez se decide ser fiel al Señor.
Eso significa que estaremos siempre dispuestos a cumplir sus mandamientos, que es el mandamiento del amor, y a hacer su voluntad. En ese sentido, cuando dejamos de sernos fieles a nosotros, dejamos de ser fieles a Él y viceversa.
En cuanto a los propósitos de vida, en este punto, cualquier propósito de vida que se tenga, debe estar subordinado a la fidelidad al Señor, que comprende también la fidelidad a nosotros mismos.
Así, si uno de los propósitos de vida es ser buen padre, serás buen padre en el Señor, lo mismo si es ser buen esposo, serás buen esposo en el Señor, si es tener una empresa, tendrás una empresa en el Señor, al igual que ser empleado, o religioso. Cualquiera que sea nuestro propósito, lo será en el Señor, y siendo fieles al Señor, seremos fieles a nuestro propósito de vida.
Por eso hoy en día se va haciendo cada vez más difícil encontrar personas fieles, aquellas en quienes se pueda confiar en un cien por ciento; porque el ser humano está siendo fiel a cosas que ha asumido como dioses, al igual que en los primeros tiempos.
Mientras que el Dios verdadero, el que ES, tiene por naturaleza el amor, el dios que está asumiendo el ser humano moderno tiene por naturaleza el egoísmo. El ser humano está asumiendo su propio yo como Dios (egocentrismo), también, el dinero, el poder, el placer, por solo nombrar algunos.
Es así que el ser humano de hoy no es fiel a sí mismo, pues no se conoce, no es fiel a su propósito de vida, porque su propósito de vida no es trascendental, y él prefiere quedarse atrapado en lo finito, no transcender a lo infinito, negando su naturaleza y su verdadero propósito de vida.
Si no es fiel a sí mismo ni a su propósito de vida, tampoco podrá ser fiel a otras personas. Es así como el mundo de hoy es habitado cada vez más por personas con una fidelidad débil, personas cada vez más individualistas, que forman un mundo cada vez más frágil.
Abrazos!