La embestida imperial y el efecto dominó en Latinoamérica
A principio de la década de los 90s del siglo pasado, el ascenso al poder en el año 1992 de Hugo Rafael Chávez Frías en la hoy República Bolivariana de Venezuela marca el comienzo de una serie de cambios sociales y políticos impactanteS para América Latina y el Caribe.
Surge en la región la corriente de los gobernantes progresistas que preconizan políticas sociales amplias y, en el orden económico, anti neoliberales. Defienden y buscan el desarrollo de la sociedad en el aspecto económico, social, científico y cultural. El intercambio y la cooperación entre los pueblos
Luchan por cambiar la representación por la participación de los pueblos en los escenarios políticos y sociales, cambiar la situación de miseria y la exclusión social. Propugnan para que los pueblos sean actores de su propio drama.
Cabe citar entre los selectos presidentes latinoamericanos que han establecido un antes y un después en Latinoamérica, Luis Ignacio Lula Da Silva, Dilma Rousseff, el indígena Evo Morales Ayma, Rafael Correa, Nicolás Maduro y el primer ministro de San Vicente y Las Granadinas Ralph Gonsalves, entre otros presidentes de progreso en la región.
Ellos, con el impulso de la integración económica y política de América Latina, enarbolan las ideas integracionistas y antiimperialistas de Simón Bolívar Y José Martí. Ejemplos, la Alternativa Bolivariana para América (ALBA) que es un bloque comercial para el intercambio y la cooperación entre los pueblos, que lucha contra la pobreza y la exclusión, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) una asociación que trabaja para la integración política, social, económica y cultural de América Latina y el Caribe.
Bajo esos preceptos la región avanza en políticas que señalan el sendero del progreso. No hay otra alternativa.
Así las cosas, el ejemplo cumbre de gestión de estos gobernantes lo implementa el Partido de los trabajadores (PT) en Brasil, organización política que llevó al poder Lula Da Silva y a Dilma Rousseff.
A la llegada de Lula en 2002 a dirigir el país de mayor economía de Latinoamérica, esta era una nación endeudada internacionalmente, sometida a los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y obligado su gobierno, a mutilar inversiones, empleos y programas sociales para cumplir las metas del Fondo Monetario Internacional.
En medio de este panorama económico es que el presidente brasileño toma la decisión histórica de liquidar la deuda con el FMI. Entonces comienza una nueva época en Brasil de grandes repercusiones económicas y sociales. Salen millones de la pobreza, incrementa la producción y las exportaciones, entre otras conquistas y avances.
El gigante de Latinoamérica crece de tal magnitud que se convierte en la segunda economía de América y una de las principales del planeta. De deudor, Brasil, se convierte en acreedor del Fondo Monetario internacional.
Y no solo eso, se inserta en grande en la geopolítica planetaria.
Sin embargo ¿Qué está sucediendo con los gobernantes como él en Latinoamérica?
Fuerzas retrogradas internas y externas aúnan esfuerzos para desestabilizar esos regímenes democráticos legalmente constituidos.
En efecto, el consorcio Político Militar Industrial internacional ha decretado una ofensiva mediática, política y económica contra los pueblos y gobernantes del cambio en Latinoamérica para socavar las solidas bases estructurales del movimiento progresista en la región y de esta manera crear las condiciones de crisis económica, sociales y política para derrocar por la vía que sea a estos presidentes.
¿Qué es lo quieren? ¿Seguir saqueando las riquezas producida por nuestros pueblos? No, no se permitirá, porque los pueblos y sus presidentes se resisten.
La respuesta es solidaridad entre pueblos y, gobernantes. Movilización.
jpm