La educación del coquero
POR CRISTOBAL ARIAS MARTINEZ
Como el coquero tenemos miles de dominicanos que habitan en nuestros barrios y sus vidas las llevan día a día, llenos de esperanzas.
Cada mañana es un reto salir de casa antes que los rayos del sol e iniciar su andar sin rumbo por esas calles de Dios, con la expectativa de ganarse el sustento de los suyos honradamente. Ven los días pasar y viven de sueños en sueños, ilusionados con un mañana mejor.
Estos humildes ciudadanos que hacen lo que sea por un pírrico jornal, además de no contar con una renta fija, tienen algo en común: llevan los alimentos al hogar y reflejan falta de educación, la cual les fue negada y timada por los representantes de los sistemas que nos han gobernado.
Esa educación y orientación denegada, es la que los lleva a no respetar y hasta vandalizar los espacios y propiedades públicas y muchas veces las privadas. Ese sistema los tiene acorralados viviendo en la marginación socioeconómica, carentes de los servicios públicos y privados más elementales.
Ese mismo Estado es el responsable de proveerles educación a esos modestos ciudadanos, a los cuales abandonó a su suerte al no facilitarles ni siquiera la educación media escolar, o en su defecto llevarlos a una escuela técnica vocacional, la cual tiene la capacidad de formar mano de obra calificada o los llamados obreros especializados, de suma importancia de cara al desarrollo.
Ese Estado que hoy en representación de los contribuyentes tiene que cargar con estos hombres y mujeres faltos de los más mínimos niveles de educación, subsidiándoles algunos servicios, por lo cual les reprocha tras batidores su falta de formación escolar, civismo, delicadeza e higiene, que los lleva sin reparos a arrojar desperdicios en parques, calles , avenidas, cañadas, hasta a irrespetar leyes y ordenanzas, sin importar las consecuencias.
Ellos que no cuidan los bienes de su ciudad, que también es mí ciudad, tú ciudad, ellos que no conocen la cortesía y los buenos modales, que tienen que enfrentarse a un sistema que cada día se vuelve más complicado, desigual y exigente, pero que pese a sus limitaciones continúa utilizándolos con su clientelismo desmedido, vendiéndoles sueños hasta de pequeños empresarios.
Como dijimos, el Estado tiene la obligación y las herramientas sin importar la edad de los ciudadanos, no sólo de educarlos, si no de rescatarlos, capacitarlos e insertarlos en la economía dignamente, y esto se puede lograr, emprendiendo un plan de educación nacional, lo cual sería la base para que ellos puedan mejorar su calidad de vida e impulsar el desarrollo de la nación.
Al final del curso los participantes recibirían certificados que facilitarían la posterior educación en escuelas técnicas.
Mediante una ley, este certificado sería necesario para solicitar trabajo, poseer licencia para conducir vehículos y permisos para realizar actividades comerciales.
JPM