La contaminación y el daño a la economía
Aún no nos explicamos ¿cómo es posible que, si existe un Ministerio, y leyes que se refieren al control y la protección del medio ambiente, varias compañías extranjeras sigan explotando nuestras lomas y montañas en busca de minerales preciosos sin que se les exija controlar la contaminación ambiental que producen con sus operaciones ? El desastre de la contaminación ambiental que produce la operación de la Barrick Gold en el pueblo de Cotuí, y la irresponsabilidad en la reforestación por parte de la Falcomdo en el pueblo de Bonao, han sido ampliamente difundidos por los medios nacionales como reclamos por parte de los grupos ambientalistas del país, para que haya un control sobre este desastre de contaminación y deforestación, sin que ninguna autoridad oficial se haya hecho receptora de esos reclamos. En nuestro país, la República Dominicana, parece que el reclamo de tantos campesinos, por las contaminaciones que producen las compañías que explotan nuestras montañas en busca de minerales, no tiene ninguna recepción por parte de las autoridades nacionales involucradas en preservar el bienestar de salud y medio ambiente para todos los ciudadanos, como son los Ministerios de Salud y Medio Ambiente. Se ha determinado públicamente, por parte de entidades profesionales, que existe un alto grado de contaminación en ambas zonas de explotación minera, sin embargo la reacción de nuestras autoridades se diferencia de las reacciones que toman las autoridades de otros países, como en el caso de la contaminación ocurrida hace unos años en la zona del Golfo de Méjico. El derrame petrolero ocurrido en el 2010 después de la explosión de una plataforma de explotación petrolera en el Golfo de Méjico, produjo un claro mensaje para el gobierno de los Estados Unidos: «El país debe moverse sobre una política económica de energía limpia de contaminación». ¿Contempla lo mismo nuestra política económica? ¿Debemos permitir que la Barrick Gold y la Falcombridge sigan operando, por los recursos monetarios que nos proporcionan, sin tomar en cuenta el costo del daño al medio ambiente y la contaminación que ocasionan con sus explotaciones mineras? Ese enorme derrame petrolero desde la plataforma propiedad de la British Petroleum Deepwater Horizon, después de la explosión que causó la muerte de once trabajadores, fue más que un desastre ecológico. Toda la región del Golfo de Méjico se vio afectada por las consecuencias que económicamente se produjeron en la misma debido a la neutralización de miles de operaciones comerciales. Mientras muchos obreros luchaban para detener el derrame diario de 200 mil galones de petróleo en las aguas del golfo, el daño económico sobre la pesca y el turismo para los estados de Louisiana, Mississippi, Alabama y Flórida alcanzó los 4 mil millones de dólares. Se perdieron 171 mil empleos en la industria pesquera y 600 mil trabajos en el área turística. Al mismo tiempo, ese derrame petrolero redujo el tráfico marítimo del puerto de Nueva Orleans, el cual maneja el 25% de las exportaciones comerciales de todo el pais, y más del 40% de las exportaciones agrícolas estadounidenses. Ese retraso fué catastrófico para los productores y para los exportadores, a la vez que produjo un incremento en los precios para los consumidores en los países importadores de esos productos estadounidenses. En el estado de Louisiana, donde de cada 17 empleos uno está relacionado con la pesca, el mayor porcentaje de los 48 estados continentales, el derrame de petróleo ocasionó 1,800 millones de dólares en pérdidas anuales en las ventas de la industria pesquera. En resumen, el comercio de la pesca en toda el área del golfo dejó pérdidas millonarias; de la que sólo en el renglón de los camarones representó 8 millones de dólares diarios, ¿Cuanto estamos perdiendo los dominicanos por la reducción de nuestra producción agrícola y ganadera que se produce por consecuencia de la contaminación en las aguas de nuestros ríos como causa de las explotaciones mineras? Nuestra autoridades deben informarlo.